Sus pies corrían velozmente por la tierra, sus sandalias le lastimaban, pero incluso con el dolor lacerante, no se detuvo. Corría, mientras apretaba aquel bulto monstruoso contra su pecho.
Llamó a la zamora. Sentía los murmullos y gritos demasiado cerca.
— ¡Mugi! ¡Ayúdame!
— ¿Kioni? — dijo un hombre saliendo de su choza. Cuando se percató de las antorchas vigías y rastreadoras, no tardó en meter a la mujer al interior de su hogar.
Kioni le mostró aquella aberración que traía entre manos. El laibon saltó hacia atrás, chocando bruscamente con la pared de adobe.
— ¡Por favor! — la mujer lloró desgarradamente — ¡Van a matarlo!
Cuando Mugi se serenó un poco, y le dio una segunda mirada al bebé que traía entre manos, algo en él hizo clic. Buscó entre sus pertenencias, lo tomó en una mano y se acercó a la mujer. Ella tomó la cadena y la miró fijamente.
— ¿Un león? — preguntó extrañada, al ver el dije de madera.
— Tuve una visión hace una semana, donde un niño como un fantasma era protegido por un león. Y desde entonces no he parado un día en tallar este collar.
Kioni, quiso hacerle mil preguntas, pero no pudo, ya que toda la tribu la había encontrado y ahora rodeaba la zamora de Mugi.
—¡Entreguen al zeru zeru!
— Yo intentaré calmarlos — comentó el hombre a la mujer.
Salió de su casa y se paró frente a aquellos hombres y mujeres que estaban alterados.
— Mi tribu, no tenemos que hacer esto.
— ¡Sí, tenemos! ¡Ese engendro es una maldición! — dijo el anciano, quien tenía unas tradiciones muy arraigadas en él, como raíces de un viejo árbol — y tú sabes, Mugi, lo que los zeru zeru hacen a los que le rodean.
— Es cierto que conozco la maldición, pero este niño es diferente. Tuve una visión.
— Lo defiendes porque es el hijo de tu hermana, y el futuro heredero de tu poder — lo acusó el anciano —. No necesitamos un laibon blanco. ¡Buscarás la perdición de nuestra tribu!
Las palabras del anciano enardecieron los corazones de los presentes, quienes gritaron apoyando su causa.
De repente, Kioni pasó corriendo por su costado. Había decidido dejar su escondite, al ver que su hermano no los había hecho entrar en razón.
La turba enfurecida, no tardó en ir detrás de ella.
Kioni se detuvo de súbito, cuando se encontró de lleno con una pendiente. En pocos segundos, se encontró rodeada por toda su gente.
— ¡Kioni!, ¡entrégalo! — mandó el anciano — Kioni, entra en razón, mira nuestras pieles y la piel de ese engendro. Es diferente. Es como un fantasma, blanco como un demonio.
Ella abrazó a su hijito protectoramente. Era un fantasma, pero seguía siendo su hijo.
— Ella también es culpable. Es la madre del demonio. ¡Merece morir también! — dijo uno de los presentes. El anciano pareció meditarlo.
— Alguien que protege a un fantasma, es igual de peligroso que el fantasma — concluyó, y fue un joven guerrero el primero en acometer con su lanza.
Kioni protegió a su hijo, dando su espalda al filo del arma, hiriéndose ella, en lugar de su vástago.
Se escuchó un rugido, que petrificó a los vecinos en el lugar. Kioni, en el suelo, con su bebé llorando a un lado, sacó la cadena que ocultaba en sus ropas y la colocó en el blanco cuello de su hijo.
Y tocando con sus dedos temblorosos el dije de león, pronunció una despedida y una promesa: — Este será tu guardián — y con aquellas palabras escapó su último aliento.
El anciano, al ver que la mujer ya estaba muerta, señaló al engendro blanco.
— Encárguense del zeru zeru.
Pero dicha orden no pudo ser cumplida, ya que el rugido volvió a escucharse, pero esta vez, la fuente hizo acto de presencia, saltando por encima de la pendiente. Una imponente leona rugió enfurecida, era una madre que cerca tenía sus cachorros. Bajó la ladera, y miró al cachorro humano en el suelo, llorando desconsoladamente. Todos esperaron que ella se lo comiera de un bocado, pero esta, sólo se quedó mirándolo fijamente, por segundos tensos que supieron una eternidad. Y sin mucho más, y contra todo pronóstico, la leona se dio media vuelta y volvió a esconderse entre unos matorrales, allí donde se escondía su pequeña familia.
Todos, sin poder creer lo que acababan de presenciar, sintieron temor. Ese engendro no era cualquier zeru zeru, no, este era uno muy temible.
— Ese demonio ha encantado a un león — dijo una mujer incrédula.
— ¿Qué haremos ahora?, no podemos dejarlo vivo.
— Tampoco podemos matarlo — entendió el anciano —. Si vive, traerá desgracia a la tribu, pero si lo matamos… — sintió temor de las consecuencias —. Un zeru zeru tan poderoso, puede vengarse después de la muerte. Después de todo, es la muerte el lugar predilecto para los fantasmas — concluyó y emprendió el camino de vuelta.
Algunos tardaron en seguir los pasos del anciano, pero al final, todos, algunos más tarde que otros, volvieron a la aldea, dejando a la criatura, sola en el frío de la noche.
Zeru zeru siguió llorando, junto al calor del cuerpo de su madre, el cual comenzaba a apagarse con el paso de las horas. Una nueva madre volvió a aparecer a la luz de la noche, al parecer, el llanto del bebé albino no podía dejarla tranquila. Luego de varios minutos de ver al cachorro humano, lo tomó con delicadeza maternal entre sus colmillos y lo llevó hasta su guarida, donde descansaban sus otros cachorros.
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Glosario y significado de nombres
Kioni
Nombre que significa "aquella que ve, que encuentra".
Mugi
Nombre que significa "Aquel que es sabio”.
Alika
Nombre que significa "La más bella".
ZeruZeru
Significa "fantasma o animal del bosque", y es como denominan a la raza albina en África. Son personas marginadas y apartadas de su comunidad, a consecuencia de falsas creencias que dicen ser espíritus que nunca mueren, de naturaleza diabólica, o fruto de un adulterio.
Zamora masai
Los masáis viven en asentamientos llamados zamoras que son círculos de chozas hechas de adobe y ramas para encerrar el ganado. Las chozas se construyen con unos ladrillos preparados a base de excrementos de animales, paja y barro a fin de impermeabilizarlos y endurecerlos.
Laibon
La principal autoridad religiosa para los Maasai y Samburu es el Laibon, que cumple las funciones de médico, adivino, experto en rituales, proveedor de encantos y medicinas y consejero espiritual.
Escribí este relato para homenajear a aquellas valientes personas que deben enfrentarse a uno de los estigmas más crueles de África. La discriminación y el peligro a las personas albinas es real en aquel continente. La violencia no tiene ni género ni color, sólo ignorancia y maldad. No existen colores ni géneros malos, no nos confundamos, las personas son las únicas que hacen daño sin importar qué, ellas siempre buscarán una razón para herirnos.
Si les gustaría conocer más sobre los albinos en África les dejo el siguiente documental: https://www.youtube.com/watch?v=mZt8q3ySVN0
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Ganador del decimo lugar en el "CONCURSO DE RELATOS XXX Ed. DESAYUNO EN TIFFANY'S de TRUMAN CAPOTE".
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Muy buena historia.
ResponderEliminarY que nefasta la superstición, sobre todo cuando es causa para odiar, temer a alguien que ha hecho nada contra los demás. Cuando es por algo que no ha elegido y que no tiene nada de malo.
Besos.
Gracias, Demiurgo. Muy cierto lo que dices, es triste que sucedan estas cosas a aún en este siglo.
EliminarUn saludo.
He aprendido leyendo tu relato muchos términos que desconocía acerca de las culturas africanas y en particular de los massai, ya solo por eso ha merecido la pena. Supongo que es un tema que te gusta y que conoces. El cuento transmite un mensaje claro como es el de la aceptación del diferente, algo que ni en nuestras culturas occidentales hemos sido capaces de asumir con normalidad. Estoy de acuerdo con tu reflexión final: La violencia no tiene ni género ni color, sólo ignorancia y maldad. Algo que hoy en día no es por desgracia muy políticamente correcto decir. Me ha gustado tu relato Cynthia, mucha suerte.
ResponderEliminarExactamente, no es políticamente correcto en estos tiempos que corren. Pensé que podría tener algunos comentarios negativos por eso, pero por suerte no fue así, lo cual me deja bastante feliz de saber que no soy la única que piensa así.
EliminarGracias por dejar tu comentario.
Un saludo.
Un gran relato, me encantó, además coincido con el comentario anterior que he aprendido algo que no sabía de la cultura de los massai. Cierto que las personas somos las únicas que hacemos daño sin razón. Un placer conocer tu blog. Abrazos.
ResponderEliminar¡Me alegra que hayas llegado a mi blog!
EliminarGracias por tu comentario.
Un abrazo.
Hola, no conocía la historia del zeru, zeru por lo que te agradezco que la compartas. He sufrido con el relato, la mamá y luego con el pequeño que por suerte la leona cuida de él en su guarida. Muy emotivo y entrañable. Un placer leerte. Abrazos y suerte.
ResponderEliminarGracias por el comentario, Nuria.
EliminarEl relato es de mi autoría, pero la discriminación que viven los albinos en África es real.
Me alegro que te haya gustado el relato.
Un saludo.
Preciosa historia, Cyntia, con un gran mensaje de fondo. Me ha gustado mucho la ambientación y el tono del cuento. Felicidades y mucha suerte.
ResponderEliminarMe alegra que te haya gustado el cuento.
EliminarUn saludo, Marta.
Gracias, Cynthia, por participar con este relato en el homenaje a Truman Capote y Desayuno en Tiffany's. Un abrazo y suerte!
ResponderEliminarGracias a ti, David, por dejarme participar.
EliminarUn saludo.
El albinismo, incluso en los paises en donde la gente es blanca tambien causa cierto estupor. Quizas el origen de las razas blancas se debe a estos albinismos en africa.
ResponderEliminarPero hemos de admitir que SI, que si todos tienen piel oscura, y nace un chiquillo completamente blanco, despigmentado, en una mente primitiva esto debio haber causado un gran shock.
Y otro muy similar seria el vitiligo.... aunque este ya es otra historia.
Diria yo que tu relato nos llama a reflexiones profundas.
No conocía esa teoría sobre el origen de la raza blanca. Muy interesante.
EliminarGracias por leer y comentar.
Un saludo.
Una historia narrada con toda la fuerza e intensidad que el tema merece.
ResponderEliminarTriste, impactante, y por desgracia real y poco conocido.
He aprendido con tu relato.
Un abrazo
Me alegra que el relato le haya gustado.
EliminarUn saludo.
La discriminación un mal en muchas culturas, la peor de las maldiciones. Una perla para ti. Saludos desde Venezuela.
ResponderEliminarMuy cierto lo que dices, es un mal de todas las culturas.
EliminarGracias por tu comentario.
Un saludo.
....y puedo decir (aunque no porque yo lo sea) que Los Albinos son importantes en mi vida........💚
ResponderEliminar...y P o s t S c r i p t u m :....
Eliminar...Como veo que te gusta la antropología y lo étnico, comparto contigo (por si los pudieras encontrar) dos libros que ya hace muchas lunas, marcaron mi vida:
I.-"Mi Hermana La Pantera" de Djibi Thiam [¡Sobre África otra Vez!]
y I I .- "El Leopardo de Las Nieves" de Peter Mathiessen
[ Sobre El Tibet y algo más.....¿?¡¡¡!!! ]
A Tus Pies !!!!!!🦅
¡Gracias por las recomendaciones!, ya han llamado mi atención, pues se leen interesantes.
EliminarGracias por tu comentario, también.
Un saludo.
Muy buen relato, muy bien vontado, usando terminológia masai, cuyo significado se deduce por el contexto tan bien trazado. Habia escuchado algo sobre lo despreciados que son los albinos en africa. Parece ser que la supersticion, solo puedecser combstida con magia.
ResponderEliminarBesoss Cynthya y suerte
Muchas gracias por tus palabras, Gabiliante.
EliminarMe alegro que te haya gustado.
Un saludo.
Muchas gracias por tus palabras, Gabiliante.
EliminarMe alegro que te haya gustado.
Un saludo.
Ah, qué buen relato sobre l virus de la discriminación.
ResponderEliminarSaludos te dejo.
Gracias por tu comentario.
EliminarSaludos.
Buen trabajo, Cynthia. Ya había visto el documental de youtube. El odios y medio ancestral a lo diferente, (negros, blancos, albinos o epilépticos que confundían con endemoniados), la ignorancia y el desconocimiento nos hacen esclavos de las supersticiones.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho cómo has contado, la urgencia por ocultar “la aberración”, la protección de Mugio “el sabio”, su sueño intuitivo y como talla un león para proteger al niño zeru zeru.
Y finalmente, casi a lo “Kipling” protegiendo la leona a su cachorro humano.
Un relato original y diferente, que habla de la imaginación de este grupo estupendo de Tintero de Oro.
Un abrazo, compañera.
¡Gracias, Tara, por tu magnífico comentario!, has resumido el cuento a la perfección. Creo que la mayor debilidad que puede tener un humano es la ignorancia, ya que por esta, el ser humano suele hacer cosas despreciables.
EliminarUn abrazo.
Te felicito compañera por tu mención en Tintero. Un abrazo Chyntia
Eliminar¡Gracias, Tara!
EliminarHola, nos has regalado una historia trepidante, llena de emoción. Se lee muy agradable. Gracias por las explicaciones de los términos y acercarnos a la cultura masai. Saludos.
ResponderEliminarGracias a ti por leer y dejar tu comentario.
EliminarSi bien sabía algo de esta interesante cultura, me pareció importante estudiarla antes de escribir el relato.
Un saludo.
Muy buena tu historia, me ha conmovido mucho, no tenía idea de la discriminación que existe en África con la gente albina, me ha dado mucha pena, gracias por toda la información y el video, realmente es muy duro, tan incomprensible este mundo, te felicito, Patricia F.
ResponderEliminarGracias, Patricia, por pasarte por mi blog y por dejar tu comentario.
EliminarUn abrazo.
Patricia F ya te ha dejado el comentario por parte de nuestro blog, pero siento la necesidad de felicitarte. Te cuento que nuestro blog está compartido entre 4 argentinas, también como vos y por eso comentamos por separado. Me encantó tu prosa, tu forma de relatar, la investigación previa y el tema. Mis más profundas felicitaciones.
ResponderEliminarVamos a comenzar a seguirte porque realmente es una maravilla leerte.
Abrazos desde la Ciudad de Buenos Aires. - Rosana
https://somosartesanosdelapalabra.blogspot.com/
¡Muchas gracias, Rosana, por tu comentario!
EliminarMe alegra conocer a otras escritoras coterráneas.
Por supuesto, me pasaré por su blog.
Un abrazo.
Una historia estupenda, Cynthia. Muy bien contada. Sin duda, es una aportación muy buena al concurso del Tintero. Suerte.
ResponderEliminarGracias, Carmen. Un saludo.
EliminarHola, Cynthia, tremendo el trabajo que nos dejas. El ambiente es fantástico, se palpa la tensión a parte de la ambientación, las costumbres, las viviendas, y sobre todo esas tradiciones que atan a la gente a unas normas injustas en algunos casos, sobre todo en el que relatas.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho, he aprendido y me ha entretenido a la par que aterrado y enternecido.
Muy bueno.
Un abrazo y mucha suerte!
Gracias, Pepe, por tu comentario.
EliminarMe alegra que el relato te haya gustado.
Un saludo.
Muy buen relato y excelente denuncia. He aprendido mucho con tu historia. gracias.
ResponderEliminarUn abrazo
Me alegra que así sea.
EliminarGracias por leer y comentar.
Un saludo.
Una historia de denuncia que podría aplicarse a cualquier causa. Es bonita, triste y esperanzadora. Mucha suerte en el concurso. Saludos.
ResponderEliminarEs cierto, puede aplicarse a cualquier causa, ya que la discriminación es universal.
EliminarGracias por leer y comentar.
Un saludo.
Hola, Cynthia. Las supersticiones acompañan desde siempre a la humanidad, marginando por diversas razones a un buen puñado de personas. Albinos, pelirrojos, zurdos,... Tendemos a deminizar aquello que no entendemos, impasibles ante el dolor ajeno. Siempre en manada pues apoyados en otros podemos dejar de lado el esfuerzo del raciocinio por la facilidad de las pasiones.
ResponderEliminarUn buen trabajo. Felicidades.
Exactamente, es lo que se llama el efecto del rebaño, se prefiere ir con la corriente y no pensar por sí mismo. Así surgen las más crueles injusticias.
EliminarGracias por comentar y leer.
Un abrazo.
Todo un derroche literario. Menuda historia nos has dejado.
ResponderEliminarEs duro el comprobar que el ser humano rechaza lo desconocido, tiene miedo de lo que no comprende y su instinto lo empuja a alejar de si, eso que parece representar un peligro.
Me he leído también la segunda parte y su dramático a la vez que esperanzador final. en eso consiste la vida; unos vienen y otros se van. El ciclo sin fin.
Un abrazo.
Gracias, Francisco, por tus palabras.
EliminarMe alegra que también le hayas dado una oportunidad a la segunda parte, sentí que era necesario darle una conclusión más "cíclica" a la historia de Zeru Zeru.
Un saludo.
Hola Cinthya , excelente micro me a gustado mucho tu relato ,por un momento me recordó el tiempo de famoso aparheat de Nelson Mandela. Besos de flor.
ResponderEliminarYo también participó en el reto del tintero de oro.
Hola, Flor.
EliminarMe alegro que el micro haya sido de tu agrado.
Un saludo.
Muy triste tu relato, el ser diferente en ciertas culturas es algo que no se acepta y así nos lo demuestra la historia de Zeru.
ResponderEliminarUn abrazo Cinthya
Puri
Gracias, Puri, por pasarte por el blog.
EliminarEs cierto, es muy triste que sucedan estas cosas, pero lo importante es denunciarlo.
Un saludo.
Hola, Cynthia. Has dibujado el estigma del diferente con precisión. Qué mal hacen en la vida en general estas creencias. Me ha gustado especialmente este relato porque ha supuesto para mí un pequeño adelanto ya que en cuatro meses estaré, espero, con los maasais. El relato me ha parecido muy potente, la continuación la leeré. Un abrazo.
ResponderEliminar¡Qué coincidencia!, je, je.
Eliminar¡Suerte en tu viaje!, espero que sea una experiencia encantadora y edificante.
Gracias por tu comentario.
Un abrazo.
Hola, Cynthia. Una historia con mucho trasfondo siempre cegado por la ignorancia y el miedo inducirlo por ella. Bien por poner los términos tan inusuales con su explicación, vienen bien para darle más relieve y proximidad a la ambientación. Saludos y suerte.
ResponderEliminarColoqué el glosario por miedo a que algunas partes del relato quedaran inentendibles. Fue una experiencia única investigar sobre la cultura Masái.
EliminarGracias por leer y comentar.
Un saludo.
las supersticiones pueden destrozar una vida
ResponderEliminarUn abrazo
Muy cierto lo que dices.
EliminarGracias por comentar.
Un abrazo a ti, también.
Ese título ya auguraba algo exótico. Me ha parecido muy original y comprometido. Y esas palabras africanas tan bien integradas. Un cuento duro pero real y no solo en África. ¡Qué brutos podemos llegar a ser los humanos! Me ha gustado mucho.
ResponderEliminarSuerte en el concurso.
Un abrazo.
Me alegro que el relato te haya gustado, a pesar de lo cruel.
EliminarGracias por tu comentario.
Un saludo.
Muchas gracias, Cynthia, por tu relato. Conmovedor y edificante: la no discriminación; la protección de... ¿Dios Creador? ¡El Universo?...
ResponderEliminarUn bello relato. Un abrazo.
Gracias a ti, Beba, por leer y comentar.
EliminarUn abrazo.
Hola, Cynthia. Nos presentas un gran relato exótico mostrando la discriminación de los diferentes. En este caso por ignorancia o superstición, en muchos otros por el miedo al diferente. Desgraciadamente, es demasiado habitual también en nuestra sociedad. Como dices, la violencia no tiene color. Un saludo y suerte en el Tintero
ResponderEliminarGracias, Jose, por tu comentario. Es cierto, la discriminación suele tener varias fuentes: ignorancia, superstición, miedo, etc. Todas igual de nefastas. Y lo peor que son siempre los débiles las víctimas.
EliminarUn abrazo.
Hola, Cynthia. Buena historia la que has creado para sumergirnos en la cultura masai, en el que destaca su lado primitivo que tan bien representas con sus supersticiones. La trama nos lleva hasta el desenlace final con ese enfrentamiento entre el mundo humano y la naturaleza en el que esta última parece prevalecer para proteger al más débil e indefenso. Muy bien ambientado, los personajes también me han gustado como los has perfilado.
ResponderEliminarBuen relato, un abrazo.
Me alegra que el relato te haya gustado, Carles.
EliminarGracias por leer y comentar.
Un saludo.
Un gran cuento, Cynthia. Desde luego es un drama lo que viven los albinos en muchos lugares de África.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias, Ángel, por tus palabras.
EliminarUn saludo.
Felicidades Cynthia por tu décimo puesto en el Tintero. Un abrazo.
ResponderEliminar¡Gracias Jorge!
Eliminar