lunes, 7 de marzo de 2022

La venganza


Subió a la terraza, ya que muchos huéspedes se habían quejado que no podían dormir por unos graznidos. Allí, encontró a un cuervo con su nido. Lo ahuyentó haciendo que volara hasta el muro cercano, graznando improperios.

Cuando tomó aquel tazón de ramitas, sintió unos aleteos sobre su cabeza. Atosigado por el cuervo, soltó el nido al suelo, haciendo que se estrellara su contenido contra el concreto. Aquel crimen pareció enloquecer aún más a la madre, quien atacó al asesino en una vorágine de picotazos.  El conserje, cubriéndose el rostro, volvió al ascensor.  

Si antes un solo cuervo era un problema, ahora cientos lo eran mucho más. Mandado una segunda vez por las quejas de los huéspedes, subió al techo. Su cuerpo se petrificó al comprobar que había una bandada instalada en toda la terraza. Hacían un gran bullicio, el cual detuvieron de súbito al percatarse que alguien había interrumpido en su santuario. El conserje, se sintió observado por cientos de ojos negros y bermejos, ese instante de quietud no duró mucho, ya que cientos de cuervos se vinieron sobre él.   

Corrió hasta el ascensor, pero esta vez no tuvo tanta suerte, los cuervos entraron con él.

En la planta baja se escuchó un grito, cuando al abrirse la puerta del ascensor salieron decenas de aves negras que aletearon por todo el lugar. Cuando las aves lograron escapar de la recepción, un segundo grito se escuchó, habían encontrado el cuerpo del conserje en el elevador, sin ojos y con la carne mutilada.