Despertó y fue negro lo único que vio. Supo que estaba en un lugar estrecho porque no podía incorporarse, era algo parecido a un túnel de metal, porque sentía el frío calándole la piel desnuda. Sí, estaba desnuda, completamente.
Le dolía la cabeza. Se llevó una mano a la sien y sintió que le palpitaba. Había recibido un golpe. Eso explicaba por qué se había despertado en ese extraño túnel de metal. Pero algo le perturbaba, ¿cómo había llegado allí?
Intentó mantener la calma, pero fue difícil. No entendía qué sucedía ni dónde estaba.
Cerró los ojos y seguía viendo lo mismo: nada negra. Respiró hondo varias veces, controlando, de aquella manera, su ritmo cardiaco y que su mente no corriera al abismo. Su padre le había enseñado que en situaciones límites lo mejor es siempre mantener la calma.
Su meditación fue interrumpida cuando por el túnel se sintió una vibración. Las paredes metálicas fueron víctimas del sismo, y su cuerpo se acompasó al movimiento siniestro. Unas bisagras crujieron y un cuadrado de luz natural se abrió ante sus ojos. Tuvo que entrecerrar los párpados, ya que sus pupilas se habían acostumbrado a la completa oscuridad. Con una nueva puerta abierta, su cuerpo ya no tenía punto de apoyo, comenzó a deslizarse, llevada por la gravedad. Intentó sostenerse de las paredes del túnel, pero el peso de su cuerpo fue difícil de sortear. Su piel quemó contra el metal al deslizarse. Gritó, respiró con dificultad, y ni así fue capaz de encontrar las fuerzas para vencer la caída.
Sintió que una ráfaga de aire fresco le daba de lleno contra el cuerpo. La adrenalina jugó a su favor, sintió que la caída era en cámara lenta y procesaba cada fragmento de segundo en un bocado. Se batió, se sacudió con todas sus fuerzas. Su espalda chocó contra unos barrotes metálicos, tan fuerte que la envió hasta la pared contraria. Gimió con dolor cuando se le desprendieron las uñas al intentar sujetarse de uno de los barrotes. Por fin, y contra todo pronóstico, logró cerrar los dedos contra uno de los barrotes, se balanceó y consiguió acomodarse para alcanzar el barrote con ambas manos.
Se atropelló con su propia respiración, el susto y el esfuerzo la habían ahogado. Pero no tenía tiempo de relajarse. Buscó con los ojos el final de la jaula, no alcanzó a verlo, ya que con los metros las paredes de barrotes se perdían en la absoluta oscuridad.
Miró sobre su cabeza. El túnel del que había caído estaba cerrado otra vez.
Se sujetó con fuerza, negándose a caer; ya que el fondo no parecía ser una buena opción. Intentó escalar, pero fue un menester vano, ya que los barrotes se encontraban muy separados entre sí. Ni siquiera logró colocar un pie para descansar el cuerpo. Se encontraba colgando a la deriva, sostenida solo por los brazos.
Mientras pensaba en alguna manera de escapar, un sonido familiar se oyó sobre su cabeza. El túnel de metal volvió a abrirse. La mujer se presionó contra los barrotes cuando percibió un grito de pánico provenir del túnel. Un hombre, tan desnudo como ella, cayó desde el túnel gritando con desespero. Pero él no tuvo tanta suerte, no logró aferrarse a los barrotes y se precipitó contra el fondo. La mujer esperó escuchar el golpe del cuerpo desparramándose contra el suelo, pero nada parecido llegó. No, lo que se escuchó fue un sonido escabroso, como el que se escapa de la garganta de una enorme bestia. Se sentía debajo de sus pies, a varios metros en el fondo de la jaula. Era como si algo al final exhalara satisfecho.
Se aterró. Un frío helado subió por cada gramo de su cuerpo. Intentó subir, alejarse de esa cosa del fondo, fuera lo que eso fuera; pero fracasó. No pudo escalar, todo lo contrario, sus dedos se deslizaron por los barrotes. El aire se atoró en su garganta mientras presionaba con fuerza los puños, dejando una estela roja en las varas metálicas. Su caída se detuvo, pero se había acercado peligrosamente al fondo. Estaba en el límite entre la oscuridad y la luz de la jaula. Su boca se contorsionó en una mueca de desesperación y le rezó al dios del que siempre descreyó. Alguien, el que fuera, ¡qué la salvara!
Sus dedos comenzaron a hormiguear, y, uno por uno, se adormecieron. Sus ojos lloraron las lágrimas que había estado conteniendo; ya no tenía fuerzas y su voluntad comenzaba a hacerse añicos. Sus músculos se agarrotaron y ya no pudo controlar su propio cuerpo. El cansancio la había vencido; sus dedos se desprendieron del barrote y sintió que un vértigo feroz le asaltaba la mente. El aire raspó con velocidad su piel y lo último que vio fue unas enormes fauces, de dientes espinados, abriéndose para engullirla.
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Este relato participa del Edición de Concursos 42º, La metamorfosis de Kafka
Hola, Cynthia, me alegro mucho que volvieras al Tintero, y nada menos que con este estremecedor relato, es tan crudo y duro como intrigante. Me recordó por momentos a la pelicula El Hoyo.
ResponderEliminarMuchas gracias por participar, mucha suerte y un fuerte abrazo
Gracias a ti, Pepe, por traernos este concurso. Me encantó la idea de inspirarnos en Kafka para el relato. Un saludo.
EliminarTu relato me recordó, en gran parte, al cuento El pozo y el péndulo, de Edgar Allan Poe. Por el mecanismo de apertura. Sólo que tu protagonista no ha tenido una ayuda externa.
ResponderEliminarY hasta sospecho que la bestia se deleitara con ella, que se tomara su tiempo para devorarla.
Efectivamente terrorífico.
Besos.
Hola, Demiurgo. Muchas gracias por dejar tu comentario. Efectivamente, mi intención era crear un relato terrorífico. Me alegro que se haya sentido así.
EliminarTe envío un saludo.
Hola, Cynthia. Un relato opresivo y tremendamente desconcertante. Describes muy bien las sensaciones de la protagonista y la situación de pesadilla en que se encuentra. Muy buena historia. Mucha suerte.
ResponderEliminarMuchas gracias, Marta, por dejar tu comentario. Saludos.
EliminarHola Cynthia. Al final, creí que era eso, algún bicho engullido por un animal aún más grande. No sé si es el caso.
ResponderEliminarMuy bien narrado, con un ritmo que te deja pegada leyendo.
No lo pensé así mientras escribía. Pero me encanta tu interpretación; es completamente factible con el contexto del relato.
EliminarGracias por comentar, recién termino de leer tu relato. Muy bueno.
Que tremenda angustia la que transpira tu relato! Entre la indefensión de la protagonista y su incertidumbre de verse a oscuras y no saber donde está ni que le depara! Me ha encantado el ritmo trepidante y la detallada descripción! Sencillamente genial! Un abrazote y mucha suerte en el concurso Cynthia!
ResponderEliminarMuchas gracias, Marifelita, por tu comentario. Me alegro de que el relato haya trasmitido las sensaciones que buscaba. Las cuales me cosgaron y tuve que reescribir hasta estar satisfecha.
EliminarTe envío un saludo.
Bueno... pero luchó hasta el límite. Eso tiene que servir de slgo. Quizás cuando se despertó, el bichos ya se había comido s unos cuantos en su misma situacion, y con el de hace un rato ya se quedó harto. Quzas no tiene más hambre y la escupe.
ResponderEliminarHas transmitido muy bien primero la angustia y después la desesperación.
No creo que tu texto cuente como final abierto, pero ya ves que, aún así, yo he intentado salvarla.
Abrazooo
Hola, Gabiliante, todas las interpretaciones son válidas, incluso una donde la protagonista se salva.
EliminarMuchas gracias por dejar tu comentario
Saludos.
Hola Cynthia, un relato agónico el que la protagonista tuvo que vivir hasta el final de sus fuerzas. Las sensaciones, inquietudes y el terror que experimenta son terribles. Me gustó mucho. Un abrazo
ResponderEliminarHola, Nuria. Me alegro que te haya gustado el relato. Te mando un saludo.
ResponderEliminarTremendo relato, parece que te corta la respiración esa agonía de la protagonista, muy bien narrado cada detalle, realmente un relato terrorífico.
ResponderEliminarUn abrazo.
PATRICIA F.
Hola, Patricia. Muchas gracias por dejar tu comentario.
EliminarUn saludo.
Hola Cynthia.
ResponderEliminarUn angustiante y terrorífico relato que transmites muy bien, dejándonos con la intriga de si logrará salvarse o desaparecer en las fauces de una bestia enorme. Me gusta tu forma de contar con detalles que nos acercan a la protagonista.
Un abrazo.
Marlen
EliminarHola, Marlene. Muchas gracias por dejar tu comentario. Me alegra que te haya gustado el relato. Te envío un abrazo.
Hola Cynthia. Que ambiente más opresivo y angustioso el que has creado, en torno a esa celda oscura y alrededor del terror que experimenta la chica ante lo desconocido. Lo peor es no saber que hay más allá de esa negrura. Tenía la esperanza de que se salvara, pero salvo milagro creo que servirá de comida para la extraña criatura. Un abrazo.
ResponderEliminarHola, Jorge. El relato tiene un final desesperanzador y cruel. Muchas gracias por comentar y dejar tu comentario.
EliminarDebo decir que sos una digna discípula de S. King y de P. Highsmith. Manejas el terror y el suspenso extraordinariamente bien. No creo haber comprendido la última intención, pero es debido a la angustia y el terror que me tuvieron en vilo. Hace unos dpias vi en Internet la noticia (verdadera o falsa, no sé) que en Indonesia habían encontrado el cadáver de una mujer en el estómago de una pitón de 5mts. ¿Será tu personaje? Un aplauso y un abrazo
ResponderEliminarHola, Juana. Debo confesar que Stephen King es un escritor que consumo bastante (creo que no hay película de él que no haya visto. Je, je). Interesante la noticia que viste. ¿La serpiente escapó de la jaula?
EliminarMuchas gracias por comentar, saludos.
La oscuridad fue el primer temor que todos tuvimos... y lo que le sucede a la protagonista hace que a uno como lector le regrese ese primitivo temor.
ResponderEliminarPese a la incertidumbre y el terror, ella intentó todo luchar aunque todo intento fue fútil y ahora será el alimento de lo que sea que habita en esa oscuridad. (Si yo estuviera en su lugar seguro habría defecado mi peso y no sé qué le apetecería esa cosa... o tal vez ambas, tremendo goloso ese bicho. Ja, ja, ja).
Tal parece que tienes cierta habilidad para crear esos ambientes de miedo y desesperanza.
Buena suerte en el concurso. ¡Saludos!
P.D.: Esta vez no me aplastó una ola de libros. Ja, ja, ja. La próxima no tendré tanta suerte...
Hola, Nahuel, qué risa me has dado con tu comentario. Puede que tu estrategia sea buena, pero no lo sabremos hasta encontrar esa jaula.
EliminarSaludos.
Buen relato. Con un final, no muy feliz. Suerte en el concurso!!!
ResponderEliminarHola, Santidepaul. Cierto, lamentablemente, el final resultó escabroso y desesperanzador para la protagonista.
EliminarGracias por pasarte por el blog. Saludos.
Hola, Cynthia. ¡Qué relato tan angustioso! Al terminarlo casi me he sentido exhausto por esa lucha estéril de la protagonista. Muy bien narrado, transmites el pánico y el miedo a lo desconocido de principio a fin. Suerte en el concurso. Un abrazo.
ResponderEliminarHola, Enrique. Pareciera, mientras se lee, que uno está en la jaula con la protagonista, luchando por no soltarse.
EliminarGracias por dejar tu comentario. Un abrazo.
¡Magnífico relato, Cybthia!! Se una le oscuridad e, frío, y la estrechez del lugar que la constreñía. No hacen falta más premisa para sentir el miedo, pero tú has apretado has apretado más aún las cuerdas llevando el miedo a su máximo paroxismo.
ResponderEliminarTuvo un momento de casi control recordando los consejos del padre, ero el lugar,los barrotes,la estrechez, la oscuridad, la jaula en definitiva no le permitían tener la calma necesaria para intentar salir de la situación delirante a la ¿qué la habían sometido?
Imagino una araña poderosa, trabajadora, extraordinariamente eficaz en su telar… e imagino la víctima impotente.
Eso imagino, compañera escritora de sensaciones fuertes y eficaces.
Yo imaginoa una araña, supongo que es mi fobia personal.
Desde luego un muy buen trabajo.
Genial relato. Si tengo que elegir monstruo, me imagino algo como Chulthu ahí abajo, con la boca abierta, esperando a que caiga la presa. En cualquier caso, da igual lo que haya, es terrorífico.
ResponderEliminarSaludos cordiales.
Hola Cinthia, muy buena propuesta para el concurso. Un relato asfixiante, cerrado, donde uno quisiera que la protagonista se salvara, que aún le quedara un poquito de fuerza para luchar. El final es devastador. Impresiona tu relato y no deja a nadie indiferente. Enhorabuena.
ResponderEliminarHola Cynthia una historia muy bien escrita y que da mucho miedito como ya han comentado recuerda mucho a Poe. Sin duda el habitante del túnel tuvo ración doble de comida esta vez. Un abrazo.
ResponderEliminarUn relato inquietante, con los ingredientes propios del terror. Muy bueno. Suerte! Un abrazo!
ResponderEliminarlady_p
Hola, Cynthia. Terrible experiencia la de nuestra protagonista. De pesadilla. No sabemos la razón de la situación, ni el desenlace, dejándonos una muy mala sensación en el cuerpo.
ResponderEliminarTe deseo lo mejor en el concurso. Un abrazo.
Una magnífica descripción de la angustia. Enhorabuena, y mucha suerte.
ResponderEliminarUna situación delirante la que sufre tu protagonista con una angustia que llega hasta el lector de forma delirante.
ResponderEliminarUn abrazo Cynthia
Puri
Creo que el Destino fue cruel con la protagonista, ¿sería un sacrificio?, el caso es que no había escapatoria, puede ser la vida misma: La vivimos, pero al final está la muerte esperándonos, unos caen más rápido que otros, pero todos son consumidos.
ResponderEliminarKafkiano, si el texto contiene todos esos elementos de kafka que dan angustia conforme uno va leyendo, con un final en donde no hubo escapatoria, asi era kafka, fatalista. Siendo el primer relato del reto creo este texto marca el rumbo para los demas. Me encanta, porque puede ser la manera de luchar ante causas perdidas, el ser del pozo nos terminara devorando a todos.
ResponderEliminarHola, Cynthia!! Me ha gustado mucho tu forma de narrar y la tensión que mantienes a lo largo de toda la historia, en la que vas desvelando gradualmente el terrible final para la protagonista. Te felicito. Suerte en el Tintero y un abrazo!!
ResponderEliminarAngustioso relato, Chyntia. Me ha gustado mucho cómo lo has narrado y cómo has sido capaz de mantener la tensión hasta el crudo final. Creo que refleja muy bien esa desrealización que tanto caracterizaba a la literatura de Kafka.
ResponderEliminarMucha suerte en el concurso.
Un fuerte abrazo.
Hola, Cynthia. Tu relato transmite una angustia, opresión y fatalidad que movilizan mucho. Me gustó.
ResponderEliminarUn abrazo
¡Hola Cynthia! Un relato estremecedor e inquietante. Si ya parecía malo desprenderse de los barrotes y morir aplastado en el suelo, peor nos lo pintas con esas fauces que esperan con ansias devorar a la protagonista de tu relato.
ResponderEliminarUn saludo.