viernes, 7 de abril de 2023

El monstruo de la torre


       

Érase un príncipe, un príncipe de alma ermitaña, que, por su condición real, debía ir contra su propia naturaleza solitaria.

Ah, triste mancebo que sueña con soledad y libros, mas es la unión social y fastuosa tu heredado lugar.

Renegando de su origen y de su deber planeó ir contra lo que el sino y los astros habían destinado para él. La soledad era aquel nuevo sueño que él mismo fraguaría.

—El hombre no puede ir en contra de sí mismo —lo reprendió la bruja sabia, aquella pitonisa capaz de hablar la lengua de los dioses—; y, mucho menos, tentar la suerte divina. Los dioses te pusieron en este camino.

—El príncipe es el hombre más poderoso de la tierra. Nadie puede ir en contra de mis decretos.

—Eres el más alto entre los hombres, pero el más pequeño ante los dioses. No tientes la paciencia de aquellos que moran en los astros.

—La soledad me espera, y yo la espero a ella. Mi nueva guarida, mi escape a esta vida de lujos y caretas.

La bruja sabia, al ver que el príncipe no tenía intenciones de ceder, intentó advertirle desde la sabiduría que los dioses le cantaban:

—No olvides: la convivencia nos invita a aislarnos, pero permanecer mucho tiempo en soledad terminará por transformarnos.

—¿En qué me transformará la deseada soledad?

—No querrás averiguarlo.

El príncipe, desoyendo los consejos de la pitonisa, designó a uno de los ministros más apto para tomar su lugar en su dilatada ausencia. Mandó a construir una torre, una torre de marfil. Era un monolito enorme, blanco y marmoleo. Reflejaba una estrella cegadora en su semblante y una sola ventana en la cima era el único filtro de luz exterior. Mandó a llenarla de libros y a crear, en el piso subterráneo, una despensa para que pudiera sobrevivir tres años sin salir.

—Cuando ya no quede ni una gota de vino, ni una migaja de pan, será cuando volveré.

Antes de irse a sus "vacaciones", los ministros organizaron una fiesta en el Palacio Real.

—Si ausencia será larga, no puede marcharse sin despedirse de sus súbditos más distinguidos.

El príncipe en la fiesta saludó, como indicaba la cortesía propia de la realeza, a los vasallos que una vez le juraron lealtad. "Lealtad a la Corona, no a él" solía recriminarles a aquellos que lo exportaban para cumplir con su papel magnánimo.

La fiesta fue una vorágine de maquillaje, pelucas y ropas onerosas. El príncipe se sintió mareado durante toda la fiesta, saludando mecánicamente, deseando escapar de aquel bodrio teatral.

El príncipe se aisló en la torre de marfil. Los primeros días sintió el cuerpo intoxicado por la adrenalina y la serotonina. Nunca se había sentido tan tranquilo y a gusto. Su paz estaba consigo mismo, lo descubrió las primeras semanas que pasó entre libros y copas de vino.

Cuando más tiempo pasaba solo, menos quería abandonar aquella torre. Le aterraba que el alimento en la despensa se terminara. No quería volver a sus deberes todavía.

Comenzó a racionar su alimento, lo que, con los días, se reflejó en la masa de su cuerpo, la cual comenzó a disminuir notoriamente. Pero, por más que bajara las raciones, y tuviera ayunos prolongados, llegó el día que en la despensa quedó un solo pan. 

El príncipe estaría faltando a su palabra si, luego de comerse aquel pan, no abandonaba la torre de marfil.

Unos rasguños afilados se escucharon sobre la pared vecina. El príncipe, prudentemente, se acercó a inspeccionar el origen de aquellas pisadas. Era un roedor sucio, enorme y de tegumento parduzco. El príncipe, llevado por el punzante dolor de su estómago vacío, terminó por echarse sobre la rata. Minutos después, estaba cocinándola en el horno del piso superior.

Había comido una rata, pero todavía seguía conservando un pan en la despensa. Podía extender su estancia en la torre un poco más.

Los días pasaron, y el hambre y la oscuridad comenzó a apoderarse de él. Las ratas, el musgo, la humedad y los insectos comenzaron a formar parte de su dieta. Ya no le quedaban ropas limpias, las últimas tenían remedos sobre remedos, y al final, los remedos se convirtieron en girones.

Su cuerpo se encorvó y le creció una grotesca joroba por acechar roedores; su piel se volvió rugosa y verdosa; sus ojos se acostumbraron a vivir en las sombras; y sus dientes se gastaron horrorosamente.

En el reino, habían pasado ya los tres años. Los ministros deliberaban en una reunión:

—A esta altura, la despensa agotada debería estar.

—¿Habrá enfermado nuestro príncipe?

—De ser así, no podemos permanecer quietos. Deberemos romper el decreto de su majestad e irrumpir en su encierro.

Todos estuvieron de acuerdo. La seguridad del príncipe era primero.

Cuando irrumpieron en la torre, se hallaron en una habitación de apariencia abandonada. Las cortinas en el suelo, las pinturas lujosas derruidas y el suelo deformado por la humedad. En una esquina, escucharon un siseo. Uno de los guardias alumbró en aquella dirección con su antorcha.

Una criatura encorvada sobre sí misma gemía de manera inentendible, sus ojos eran primitivos y su cabeza, desprovista de cabello, se abanicaba en direcciones arbitrarias.

—¿Su majestad? ¿Es usted?

La criatura saltó sobre el guardia, debieron reprender al grotesco monstruo con un golpe, enviándolo de vuelta a su lugar.

—No parece entender nuestras palabras. Esa criatura no es nuestro príncipe.

El ministro, que ejercía la Corona de manera interina, ordenó que volvieran a cerrar la puerta y la trabaran para siempre.

—Ese no es nuestro príncipe.

A la bruja sabia no le sorprendió la nueva imagen de su príncipe, los dioses le habían vaticinado aquel final si no seguía el camino designado.

La convivencia de apariencias nos invita a aislarlos; mas permanecer en continua soledad terminará por transformarnos. Y el cambio no siempre será benigno. 

...

Este relato participa del CONCURSO DE RELATOS 36ª Ed. EL PENTAMERÓN de Giambattista Basile

lunes, 3 de abril de 2023

Sin Memoria

 



Sin Memoria cuenta la historia de una joven que despierta en un laboratorio sin ningún recuerdo de su pasado. A medida que intenta descubrir quién es y qué la llevó allí, se da cuenta de que ha sido sometida a experimentos peligrosos y que hay personas que quieren evitar que descubra la verdad. Con la ayuda de algunos aliados, la protagonista lucha por recuperar su identidad mientras evade a sus perseguidores y descubre oscuros secretos sobre su pasado y los responsables detrás de su situación. La historia explora temas como la memoria, la identidad, la lealtad y la traición, y mantiene al lector en vilo hasta el sorprendente final.

Géneros: ciencia ficción, ficción distópica.

Versión: en tapa blanda y ebook

Disponible: Amazon

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