sábado, 28 de febrero de 2015

Reflejo paralelo

Cuanta una remota leyenda, que en los confines del aura se esconde un espejo, espejo de reflejo paralelo a la realidad, donde lo lindo es feo y lo bueno es malo, donde lo vivo esta muerto y los que se alegran sufren. ¿Cómo podría existir tal artefacto?  
Una joven de semejante curiosidad y sed por la aventura, un día escuchó la leyenda, fue entonces cuando la inquietud la embargó. Anhelaba verse en aquel espejo, y saber que se reflejaría. Pasó meses recaudando información sobre aquel rumor.    
Un libro ocultó en una vieja biblioteca abandonada, le reveló una posible ubicación del espejo, la joven leyó las páginas amarillentas mientras sentía que la adrenalina le inundaba el corazón:
“Donde la tierra termina, y su reino levanta el océano, debajo del cielo entre la noche y el día, el espejo se forma y del vientre de la aurora su reflejo se desprende”     
Un velero la muchacha alquiló, y sin vacilar se lanzó a alta mar. Surcó el ancho océano, hasta su culminación, ahí donde el plano planeta viste uno de sus cuatro limites.
Allí entre el cielo y la tierra el aura intermedia nacía, envuelta en colores bailaba y escondía en su interior un enorme espejo.
La joven entusiasta corrió hacia él espejo, pero no vió nada, solo había un reflejo gris sin ninguna forma. Primero sintió desilusión, y luego se enojó, había recorrido tanto mar para ver un espejo que ni siquiera servía. 
Antes de marcharse de vuelta se quedó mirando el espejo por largos minutos, estaba guardando la imagen en su memoria, a pesar de ser inservible era muy hermoso.
La superficie del espejo, se veía áspera, sintió curiosidad por tocar aquella extraña faz.
Extendió su mano lentamente y con su dedo índice tocó el reflejo gris del espejo.
La superficie era fría, y parecía que aquella helada temperatura se contagiaba por él resto de su brazo. Retiró su mano velozmente. ¿Qué había sucedido?  
Volvió a estirar su brazo, pero esta vez no tocó la superficie del espejo, si no que la atravesó.     
De repente se encontró en otra realidad, el mundo se había vuelto escuro y tenebroso, la tierra escupía fuego de sus entrañas, y no había agua por ningún lado. La faz del planeta era pisado por seres horrendos, sombras caminantes y monstruos alados.
Sintió tremendo miedo del mundo que la rodeaba, y era extraño, ella no era una chica cobarde, intentó volver a traspasar el espejo, pero ya no era posible, desde esa realidad el espejo era solido. 
A su lado había un anciano sentado en el suelo llorando, y cuando la vió se acercó a ella corriendo mientras le decía:
“Yo antes de cruzar el espejo, era un hombre fuerte y valiente, ahora me paso los días llorando en un rincón y con el cuerpo frágil”
Al escucharlo creyó que debía compadecerse de él, pero no lo hizo, no sintió el mínimo de pena por aquel pobre hombre, en su otra realidad ella era un alma sensible y apasionada, aquí se había vuelto fría e indiferente, y aun que lo sabía no podía actuar de una manera distinta.
El anciano siguió hablando, la joven lo escuchó de muy mala gana, le molestaba que le hablara y le fastidiaba su simple presencia:
“Yo era un hombre muy callado y tonto, pero ahora tengo una extraña necesidad por decir muchas cosas, y nunca parar de hablar, además aquí dentro mi mente se ha abierto, comprendo muchas cosas que antes no comprendía, incluso sé cómo salir de aquí”
Esta vez la joven comenzó a escucharlo con interés, pero antes le pregunto “Si sabes cómo salir de aquí ¿Por qué no te has ido antes?”, el anciano le respondió: 
“No he podido porque estoy muy débil, apenas puedo mantenerme en pie, es una teoría, pero suena bastante convincente” El anciano camino hacia el espejo y lo señaló con su delgado dedo huesudo “Nosotros llegamos a esta realidad atravesando el espejo, que supongo debe ser en aquella realidad de un material inconsistente fácil de atravesar, pero aquí es su contraste, totalmente solido, impenetrable, creería que deberíamos romper su consistencia para poder atravesarlo”
“¿Cómo hare eso?”
El anciano le dio una piedra rígida.
La joven entendió de inmediato lo que debía hacer.
Tomó distancia del espejo y con toda la fuerza que pudo recaudar en su brazo arrojó la roca contra el espejo.
La superficie del espejo estalló como el cristal, dejando en su interior una abertura lo bastante amplia para que una persona lo traspasara. Pero debieron darse prima, por que el agujero en el espejo lentamente comenzaba a regenerarse y a cerrarse.
La joven saltó por el agujero, y por detrás la siguió el anciano, que con mucha dificultad logró pasar por la abertura. 

Desde la realidad correspondiente observaron como el espejo volvía a componerse, y donde se hallaba el enorme hoyo solo se encontraba la superficie gris del espejo, como si nunca hubiera estallado hacía unos minutos atrás y lucido una amplia grieta en su centro.     

viernes, 27 de febrero de 2015

Cual noche etérea



En la bóveda celeste
se alzan las calcinas estrellas
lucen como luciérnagas,
que brillan para que las encuentren.

La orbe lunar,
se viste de nívea faz,
de sus cráteres llora,
cientos de lagrimas brumosas.

Cual noche etérea,
se baña de oscuras sombras,
más los bramidos la honran,
cuando los lobos la esperan. 

Alzan su vista al cielo flamante,   
canes de ojos ambarinos,
cosechan en ladridos,
llamados anhelantes.  


jueves, 26 de febrero de 2015

Un árbol para navidad

Tecleaba en mi computadora, aquellas cuentas bancarias. Siempre el mismo trabajo monótono todos los días, siempre el mismo trabajo de contaduría. Pero no me quejaba, ganaba tanto para darle a mi hija todo lo que se merecía. Solo eso importaba.
Espere hasta que la impresora terminara de imprimir todos los formularios. El jefe debería firmarlos lo cuanto antes.  
Tome los formularios toda apresurada y me encamine hacía la oficina de mi jefe. Mi jefe era un hombre muy serio, era muy difícil percibir alguna emoción detrás de su traje y corbata.
Abrí la puerta lentamente y dando unos pasos hacia delante ya me encontré frente al escritorio.    
Allí estaba sentado rígido en su silla, mirándome por encima de sus anteojos de marco metálico.
No espere a que me dijera nada, le entregaría los formularios y saldría de la oficina lo más rápido posible, no era un hombre que inspirara confianza:
_ He terminado de imprimir los formularios, solo falta su firma…_
_ Si, ya se cual es mi trabajo_ Me interrumpió _ Debo reconocer que tu también haces un buen trabajo_ Ese alago en verdad me sorprendió, y más proviniendo de él _Pero…_ ¡Oh cielos!, ¿Qué me diría ahora? _ Pero la empresa está a un pie de caer en quiebra, y no puedo darme el lujo de tener más empleados de los que mi bolsillo pueda cubrir_
Quede paralizada, ¿Me estaba despidiendo?:
_ ¿Me está despidiendo?_   
_ Efectivamente, lo siento mucho_ Suspiró hondo y continuó despidiéndome _Y, la indemnización que seguramente esperas no es la que recibirás, el presupuesto de la empresa ha decaído en picada y no podrá cubrir tu siguiente sueldo, por favor junta tus cosas_ Y así perdí mi empleo, a unos días de navidad.          
La indemnización no tardo mucho en llegar, cuando la vi creí que era una broma, ¿Doscientos pesos?, ¿Cómo podría vivir con doscientos pesos hasta que encontrara un nuevo trabajo?, definitivamente este año no tendríamos navidad. Me angustiaba en solo pensarlo, en solo imaginarme la cara de mi niña cuando se enterara que no festejaríamos su fiesta favorita.    
Volví a mi antiguo lugar de trabajo, exigiría un poco más de respeto:
_ ¡¿Doscientos pesos?! ¿Qué se supone que haga con doscientos pesos?_
_ Eres una buena contadora, seguro sabrás invertirlos bien_ Definitivamente se estaba burlando de mi.
_ Es bastante denigrante despedirme, pero ¿Tenía que burlarse de mí?_
_ ¿Cómo se atreve a pensar qué soy capaz de tal cosa?, pero si se siente ofendida está en su libertad de rechazar el dinero_ 
No pude evitar reírme, no venía a rechazar el dinero, venía a exigir lo que me merecía. Siempre fui una buena y respetuosa empleada, ¿No me merecía aun que sea conservar mi dignidad? Por eso decidí marcharme de esa oficina con  la poca que me quedaba. 
Me di media vuelta y encamine mis pasos hacia la salida, pero antes mi antiguo jefe me paró en seco con su imponente voz:   
_ Porque siempre me caíste bien, te daré un plus en tu indemnización_ No supe si reírme o no, solo espere a saber que se proponía.   
El hombre abrió un cajón en su escritorio y me entregó una pequeña caja roja que sacó del interior del cajón.    
Salí de la oficina despidiéndome por cortesía, aun que en verdad no se merecía que lo saludara o le dirigiera la mirada nuevamente. Detestaba aquel hombre.
Cuando llegue a mi casa mi niña me recibió en un abrazó y me preguntó emocionada por la caja que traía entre manos:
_ No sé que es _
_ Entonces ábrelo_ Dijo toda entusiasmada, pobre niña, era tan fácil contentarla y tan fácil desilusionarla al mismo tiempo.  
Abrí lentamente la caja y mis ojos encontraron el contenido. Me quede boquiabierta, viejo mezquino, me había dado un juego de luces navideñas. Definitivamente detestaba aquel hombre.
A diferencia de mi, mi hija reaccionó encantada, con un dilatado “Waaauuuu” y un entusiasmado “Me encantaaaan” .
Teníamos las luces, pero ni siquiera teníamos un árbol al que decorar, en mi mente dos pensamientos batallaban por ganar mi decisión, debía desperdiciar los doscientos en un árbol que alimentara la ilusión de una niña, o utilizarlos para la cena de navidad y alimentar mejor su cuerpo.
Sabía bien cuál era la opción correcta, el alimento es más importante que un simple árbol.    
Ingresamos al centro comercial más cercano, y lo primero que hizo mi hija fue salir corriendo de mi lado para ver los árboles de navidad. Eso me partió el corazón ya que no podía comprarle uno:
_ ¿Cuál llevaremos mami?_ No podía ser, se me resecó la garganta y mis manos comenzaron a traspirar, no quería hacerla sentir triste, pero tenía que saber la verdad.
_ Ninguno_
_ ¿Qué?, ¿Por qué?_ Preguntó mientras sus ojitos se tornaban confusos y dejaban asomarse la desilusión por detrás_ ¿No tendremos árbol de navidad?_ 
_ No dije que no tendríamos uno, solo que no lo compraríamos_ ¡O por Dios!, era incapaz de mentirle.     
_ ¿Eso qué significa?_ Preguntó con ojos esperanzadores.
_ Que tendremos un árbol poco común, uno muy especial_ Algo ya se me ocurriría, o eso esperaba, le había prometido un árbol que no tenía.   
Gaste los doscientos en una cena poco suculenta, esta navidad comeríamos pizza con jugo de naranja, ¡Me sentía tan miserable!, y de postre compre unos bombones helados, esos que se sostienen por un palito de madera, eran ricos, pero no para una fiesta navideña.    
A pesar que por la mediocre cena que tendríamos mi niña se sintió más entusiasmada, era una niña que adoraba la pizza. Pero no pude sentirme aliviada por eso, ella no entendía, que no sería una cena especial como ella pensaba que sería. Ni siquiera tendría un regalo.  
Estuve todo el día antes de navidad deprimida, aun que intente disimularlo frente a mi hija, ella no se merecía sentir lo mismo que yo, era muy pequeña todavía para sufrir mal alguno.
La noche buena, comimos la pizza, que debo admitir, estaba muy sabrosa, mi hija no dejaba de reírse, decía que era la mejor navidad de todas, mientras las otras familias compartían aburridas cenas tradicionales, nosotras disfrutábamos una deliciosa pizza, no la contradije, si la ignorancia la hacía feliz, yo no le arruinaría su inocencia.      
Llegó medianoche y la pequeña me preguntó abriendo sus brillosos ojitos inocentes:
_ ¿Mi regalo?, apuesto a que es el mejor de todos_ Un nudo se formó en mi garganta amenazando con salir y hacer estragos en mi rostro con lagrimas, pero de repente mi mente se aclaró y comprendí.  
Comprendí que la felicidad no se siente a base de la tenencia de lo material, sino de la sincera compañía, que te acompaña porque en realidad desea hacerlo.  
Comprendí que el valor de las cosas no se vale en su precio, sino en la importancia que nosotros le damos.  
Y también comprendí, que una navidad, para ser la mejor navidad, no debe la mesa rebalsar de elegantes platos, ni tampoco se debe regalar los más caros regalos, la mejor navidad se da cuando uno la cree la mejor, porque sabe apreciar lo que verdaderamente tiene valor.          
Mire a mi pequeña niña, le di un cariñoso abrazó y le dije:
_ Tu regalo es esta navidad, una navidad como ninguna, la mejor navidad de todas_ Le di una sonrisa _ ¿En qué otra navidad se comería pizza?_     
Ella rió feliz. Verdaderamente era feliz.
Me devolvió el abrazo y me dijo:
_ ¿Y el árbol?_
Mire hacía todas direcciones en mi living, tendría que encontrar una solución, le había prometido un árbol, no podía desilusionarla y arruinar la navidad, entonces vi la solución, mi estantería de libros, de muchos libros. Amaba la lectura.
Me acerque a la librería y sacando un libro de aventuras le dije: 
_ Una navidad especial, se merece un árbol especial, uno poco común_ Tome varios libros y los coloque en el suelo cerca del ventanal que daba al patio _ Ayúdame_ Le dije entregándole un libro de contaduría.
Apilamos todos los libros formando un cono que se elevaba varios centímetros, era estupendo, y todavía no estaba acabado.   
Abrimos la caja roja que me había regalado mi antiguo jefe y enrollamos las luces alrededor del cono literario.
Cuando terminamos, la pequeña traía entre sus manos una pequeña estrella de papel que acababa de cortar, estaba media desprolija, pero no importó, era perfecta para esta ocasión.
Encendimos las luces y nuestro árbol de navidad se encendió alegremente, era precioso, porque lo habíamos armado con amor verdadero.
Volví a la librería y descubrí que había quedado un libro en los estantes, cuando lo tome, me sorprendí, era un libro de cuentos de navidad.   
Nos sentamos alrededor del árbol y leímos algunos cuentos, cuando veía la enorme y sincera sonrisa en el rostro de mi hija, mi corazón se inundaba de regocijo. Era verdaderamente feliz.
Cuando nuestros ojos vencidos por el sueño amenazaban por cerrarse, mi hija me da un largo abrazó de despedida antes de retirarse a su habitación, diciéndome al oído:

_ Este ha sido el mejor regalo de todos los que he tenido_              

miércoles, 25 de febrero de 2015

El Sobre Secreto.

Caminaban sobre la vereda tres amigos, riendo de un chiste que Nicholas les contaba, uno que incluía ardillas:
_ Entonces la ardilla pregunta ¿Dónde están mis avellanas? y en eso el caracol le responde…_ Pero no pudo terminar de contarlo porque el más pequeño del trió lo interrumpió, también era el que más imaginación tenía. 
_ ¡Miren a ese extraño hombre!_ El pequeño sentía la adrenalina subirle hasta el pecho.  
Había un anciano que caminaba veloz por enfrente de la calle, su rostro expresaba preocupación. Doblo velozmente la esquina, casi corriendo, dejando que se le callera al suelo un sobre amarillo.
Los niños corren a recoger el sobre, pero sus ojos ya no encontraron al anciano. Doblaron la esquina pero parecía haber desaparecido.
Cuando Iván, el más inteligente, el interesado por la ciencia, mira el sobre con detenimiento, se extrémese al leer las leyendas que poseía. Tenía tres palabras escritas en mayúscula, en color rojo, y resaltadas por signos de admiración, el sobre parecía serio:
_ ¡URGENTE!... ¡CONFIDENCIAL!... ¡SECRETO!_ Leía Iván la portada del sobre cerrado.        
Nicholas, el más gracioso del grupo, siempre contando chistes, y si eran de ardillas mejor, no pudo evitar que en su boca se desplegara una enorme sonrisa divertida, veía en aquel extraño sobre una aventura.  
En cambio el más pequeño del grupo no se veía tan entusiasmado:
_ Creo que deberíamos tirarlo a la basura_ Decía girando la mirada en todas direcciones, se sentía observado.
_ ¿Estás loco?, tenemos que saber que hay dentro_ Decía Nicholas cada vez más entusiasmado.
_ Sí, pero aquí no, puede ser peligroso_ Termino por decidir Iván _ Iremos a mi casa, y allí decidiremos qué hacer con el sobré_   
Corrieron a la casa de Iván, que por suerte no quedaba muy lejos.  
Dentro, se encerraron en la habitación, aseguraron la puerta, por si las dudas, y se pusieron a analizar el sobre cerrado.  
Notaron que el sobre no tenía nada escrito además de esas tres extrañas palabras, no tenía direcciones ni ninguna clase de información. Además el sobre era muy liviano, lo que indicaba que dentro había una sola hoja de papel. ¿Qué misterios guardaría?
Los chicos sentados en torno al sobre no dejaron de formular hipótesis sobre su contenido:
_ ¡Yo todavía sostengo que deberíamos desasearnos de él!, incluso mejor destruirlo_ Decía el pequeño.
_ ¡No!, ¡Yo quiero saber que hay dentro!_ Decía Nicholas.  
_ Creo que primero deberíamos considerar las posibilidades, los pro y los contra, y todas las consecuencias que podríamos padecer si abrimos ese sobre_ Formulaba Iván teniendo el sobre en sus manos.  
_ ¿Y si es una conspiración terrorista contra el presidente?, yo no quiero tener eso cerca mío_ Decía el pequeño.
_ ¿Qué? ¡No!_ Reía Nicholas _ Apuesto que es información sobre un tesoro, o una expedición secreta, ¿Acaso no les gustaría buscar la Atlántida?_    
_ No lo sé, hay científicos que dudan que alguna vez siquiera haya existido_ Pensó Iván.
_ Y ¿Sí es algo peor?_ Decía el pequeño bajando la voz _ Y ¿Sí es información sobre el encubrimiento de los extraterrestres?_
Nicholas al escucharlo se lanzó a reír a carcajadas. En cambio Iván negó aquella teoría:
_ Eso es totalmente irracional, totalmente ilógico, no hay ninguna prueba contundente que verifique la existencia de tales cosas_ Decía Iván siempre tan escéptico.
Y así fue como comenzó una discusión, el pequeño se había sentido ofendido porque Nicholas se había reído de él y de su teoría con respecto al contenido del sobre. Y no importaba cuales fueran las teorías que formularan sus amigos, Iván siempre las rechazaba con argumentos científicos y racionales.  
Nicholas y el pequeño estuvieron más de media hora discutiendo, diciéndose lo incrédulos e inocentes que eran por formular aquellas teorías. Como Iván vió que la discusión no acabaría a no ser que se develara por fin el contenido del sobre, decidió abrirlo:
_ ¡Basta!_ Gritó parando la discusión de sus amigos _ Solo hay una forma de saber que hay dentro_ Y diciendo esto rompió el extremo del sobre, Nicholas lo intento detener, pero ya era tarde, el sobre ya estaba abierto.  
Iván fue el primero en leer lo que decía el interior del sobre, la verdad no supo cómo reaccionar a lo que tenía frente a sus ojos, ¿De qué se trataba en verdad?, ¿De una broma?    
Antes de que su mente conjeture alguna respuesta, se limitó a leer lo que decía aquella hoja tan misteriosa:
_ “La curiosidad mato al gato”_  Leyó. 
_ ¿Qué significa eso?_ Preguntó el más pequeño.
_ Significa que nos han jugado una broma_ Le respondió Nicholas sintiéndose decepcionado por el contenido.  

No dejaron de pensar que aquel anciano que había perdido el sobre, lo tubo planeado todo desde un principio, y seguramente debe estar riéndose pensando en lo que pudo haber ocasionado.     

      

domingo, 15 de febrero de 2015

El Rostro del Arcoíris


Del curvado vientre del éter
se despierta hermosa cada vez que la bese,
la luz del alba,   
en cada dulce madrugada.    

Cuando los brazos ardientes la alcanzan,
iluminan sus cabellos fantasmas,
las gotas húmedas se amontonan ,
y forman la curva colora.     

De su perfecto rostro no se escapa,  
ninguno de los gestos de la mañana,
más las nubes la cubren cuando lloran,
con lagrimas amargas acusadoras.

Las corrientes veloces la acompañan,
le silban para ella tiernas alabanzas,
y así le cantan enamorados,
los bravos vientos huracanados.     

Cuando el sol se esconde,
se pierde en el horizonte,
ella vuelve a su lecho adormilada,  
 esperando la siguiente nubada.      

sábado, 14 de febrero de 2015

Un Corazón de Piedra


Los pies de Selene descansaban sobre la brumosa espuma de las olas que rompían sobre la arena.
Sus oscuros ojos se perdían al contemplar las olas que caían para sumergirse y en su lugar nacían otras.  
Siempre los mismos jóvenes intentaban domarlas y montarlas con sus tablas de surf. Algunos más expertos que otros, pero siempre eran los mismos jóvenes, amigos de ella.  
Estaban Jame y Mika, que eran hermanos, ambos tenían las cabezas doradas, piel bronceada y ojos brillantes. Jame era alto y poco corpulento, Mika era de una altura pequeña, pero muy delgada. Ella era su mejor amiga, ambas siempre se sentaban en la orilla de la playa viendo como su hermano y los demás intentaban conquistar las olas.   
En el grupo de amigos también estaba Grillo, un joven con el cabello oscuro y ojos de un extraño verdes cuarzo con algunas débiles facciones orientales desparramadas por su rostro, él era su vecino, aun que ella lo consideraba su hermano. Lo conocía desde que tenía edad para que su memoria fuera  funcional. Grillo,  Ese era su apodo, por que cuando era muy pequeño tenía la mala costumbre de saltar en todo momento y lugar, era un niño muy inquieto, aun que después de haber crecido y haber perdido la costumbre de saltar se lo seguía llamando Grillo para recordarle lo travieso que era. Nunca vió a Grillo más que como el hermano que nunca tuvo.               
Pero esta vez no estaban ellos cuatro disfrutando de la playa, había un joven más en el grupo. Tenía el cabello rubio oscuro, casi castaño, ojos grandes y oscuros, un rostro encantador, una altura ideal, y un cuerpo bien esculpido. La verdad una figura tan perfecta no podía escapar de la mirada de Selene, intentaba disimularlo, pero cada vez que podía sus ojos miraban en su dirección.
Mika que estaba sentada a su lado no paso desapercibida la cara embobada de su amiga. Miraba a su primo como si fuera una golosina. No dejaba de sonreírle de forma cómplice a su amiga. La cual al notarlo no podía evitar ruborizarse.     
El joven bien parecido era un primo que había venido de Europa a visitar a Mika y Jame, pero no tardaría en volver a Italia al terminar el verano. Su nombre era Tómas, Selene había agregado aquel nombre a la lista de sus nombres favoritos.   
Los chicos nadaron acercándose a la playa, en la orilla las chicas habían armado lo que parecía ser un picnic, con un mantel tirado en el suelo, jugos de frutas natural que habían preparado las chicas, algunas golosinas, y piza fría.   
Los muchachos se sentaron en torno al picnic para compartir el festín con las chicas.
Toda la atención estaba centrada en Tómas, ya que con su seductor acento italiano contaba anécdotas dignas de recordar en momentos como aquel, que hacen que la risa involuntariamente provoque el llanto y dolor de estomago.    
En la playa, luego de un cálido saludo de despedida, se separaron por un lado Tómas y sus primos, y por el otro, Selene y grillo.     
El primer tramo del trayecto a sus casas estuvo reinando un silencio incomodo, Grillo no era tonto, cuando su mejor amiga se enamoraba él era el primero en darse cuenta, Grillo siempre que podía la aconsejaba, no quería que le rompan el corazón. La protegía como a una hermana, ya que ambos eran hijos únicos:
_ Dentro de unas semanas se termina el verano_ Le decía Grillo,
_Si, ya lo se_ Le respondía Selene evitando vergonzosamente su mirada.   
_ Y cuando eso pase, Tómas se ira, creo que no deberías tomar muy enserio tus sentimientos hacía él_
_ ¿De qué estás hablando?, Ni siquiera lo conozco bien_
_ A mí no me engañas, eres muy propensa a tener platónicos y sentimientos muy profundos por chicos que viste una sola vez_  
_ ¡Eso es mentira!_ Desmintió Selene sintiendo un cosquilleo de vergüenza subir por su garganta.
_ ¡¿No te acuerdas del pelirrojo del cine?!_ Le hacía recordar.
_ Bueno, fue esa vez nomas_
_ Y él de la fila del súper, y el de… _
_ Bueno si, está bien, soy propensa a caer enamorada a primera vista_ Lo interrumpió reconociendo sus enamoramientos precoces.   
Se despidieron con un abrazo, y cada uno entró a su casa, las cuales estaban pegadas.
Y así pasaron las semanas, yendo a la playa, al cine, se juntaban en la casa de Mika y Jame a almorzar o cenar, salían a restoranes a comer pizas, adoraban las pizas. Y durante esas semanas el amor de Selene crecía al igual que su amistad con Tómas, pero no era más que eso, una amistad.
Una tarde el grupo de amigos se había encontrado en un parque, sentados en el pasto disfrutaron de la compañía de los demás y de los aperitivos que habían comprado minutos antes.   
Al igual que las tardes anteriores, Tómas estaba brillante y alegre, y los hacía reír con sus comentarios, era un joven inteligente de apenas dieciocho años, Selene tenía dieciséis al igual que Grillo y Jame, menos Mika que iba a un curso menos, ella tenía quince.      
Estuvieron jugando al voleibol, Grillo había traído la pelota desde su casa, y la habían aprovechado toda la tarde. La primera en cansarse fue Mika, se apartó de la zona de juego y se sentó donde estaba el picnic mientras miraba el final del juego, a los minutos Selene la acompañó, estaba muy agotada, era muy difícil competir contra tres muchachos muy altos y atléticos.    
Mika le contaba el último chisme que se había enterado, pero Selene no podía escucharla, su mirada se perdía al ver como Tómas sobresaltaba en la jugada de voleibol, parecía casi un profesional jugando, o por lo menos a ella le parecía uno.   
Mika no tardó mucho en darse cuenta que Selene no estaba siguiendo su conversación, tenía la mente y los ojos ocupados en otra cosa más interesante.      
Cuando Selene en medio de su contemplación intercambio una mirada con Mika, ella le giño un ojo y le dijo bajando la voz de forma confidencial:
_ Veo que todo este tiempo le estuve hablando al oxigeno y a las plantas_ Rió perversamente y le dijo _ ¿Tengo que llamarte primita para que me prestes atención?_       
Selene intentó evitar los ojos de Mika por el resto del día, sentía mucha vergüenza, la había llamado “primita”, parecía ser obvio que se había enamorado perdidamente de Tómas, solo esperaba que no sea tan obvio como para que el mismo Tómas lo notara, en ese caso no podría soportar más vergüenza.      
No tardó mucho el anochecer en bañar el horizonte y caer sobre ellos para anunciarles el transcurso del tiempo.     
Fue cuando decidió Tómas darles una noticia que lo entristecía:    
_ Lo he pasado muy bien con ustedes, siempre recordare este verano_ Decía mientras dejaba escabullir entre sus palabras el tono de la característica Italia _ Los voy a extrañar mucho, Selene, Grillo, los considero mis amigos, espero volver a verlos en algún momento_ Tómas respiró hondo y les dijo _ Mañana regreso a Italia, mi familia y las clases me esperan_   
¿Tan rápido había pasado el verano? Selene no lo podía creer, intentó ocultar su tristeza lo mejor que pudo.  
Los cinco se dieron un largo abrazo, se desearon mucha suerte en la vida, y prometieron no perder contacto, se mandarían cartas, deseaban en algún momento volverse encontrar los cinco, seguramente dentro de unos años.       
Esa noche Selene no pudo dormir.
Su mente paseó por decenas de distintos pensamientos, recordaba la conversación que tuvo con Grillo, él siempre la aconsejaba para bien, pero tenía un orgullo que le impedía reconocer sus errores o aceptar sus consejos. Y ahora estaba sintiendo como su corazón se partía en dos por ser una tonta y enamorarse de quien no debía. Pero donde más descansaban sus pensamientos eran en aquel atractivo italiano, recordó sus profundos ojos, su bronceada piel, como bailaba su cabello cuando era atrapado por el viento que producían las corrientes marinas. Estaba profundamente enamorada de él, no podía evitarlo ni negarlo más.   
Pasó varias horas dando vuelta en su cama a intervalos mientras espiaba el reloj, eran las dos de la mañana, hacía tres horas que estaba en esa situación de insomnio.
Al final se decidió por salir de la cama, se vistió con un vestido verde y se precipitó a salir de su casa. Daría un paseo por la playa para aclarar su mente.  
Mientras caminaba en la playa, pensó que estaría sola, pero sus ojos encontraron compañía, había alguien sentado en la arena, mirando hacia las olas que rompían.
Selene lo pensó un momento, y luego se acercó a él:
_ ¿Qué haces aquí?, mañana tienes que levantarte temprano para tomar tu vuelo a Italia_
_ Selene, hola, yo…_ Tómas la miró entristecido _ No podía dormir_
Selene se sentó a su lado:
_ ¿Estás preocupado?_
_ Me acostumbre a la amistad de ustedes, la verdad los aprecio mucho, y pensar que no nos podemos volver a ver nunca más en la vida es muy frustrante_
_ Vas a seguir en contacto con nosotros, te enviaremos cartas, sé que no es lo mismo pero…_ Selene se calló, ¿A quien quería engañar?, la promesa de una amistad por cartas no era para nada consoladora en estos momentos.
_ Si lo sé, tampoco hay nada que se pueda hacer, debemos volver a nuestras vidas_ Dijo volviendo la vista al mar.   
Selene sintió que su pecho se consumía, percibía como una bola de lagrimas comenzaba a hacerse presente en su garganta para salir, pero ella no le dio lugar, se tragó la bola de lagrimas de regreso y aclarándose la voz le dijo algo que estuvo pensando toda la noche, si se confesaba ahora no perdería nada, mañana Tómas volvería a Italia y no lo volvería a ver, necesitaba sacarse un gran peso de encima:     
_ No sé si es el mejor momento para esto, pero hay algo que debo decirte_ Cuando Tómas escucho estas palabras desvió la vista de las olas y se concentró en Selene, ella tomó coraje de donde pudo y le confesó _ Este verano he caído enamorada de ti, profunda, locamente enamorada, y creó que es un sentimiento muy fuerte que sufriré durante un largo tiempo después que te vayas_ En ese instante luego de soltar aquellas palabras las mejillas de Selene se tiñeron de rojo, últimamente parecía ser propensa al rubor.    
Tómas le dio una pequeña sonrisa cariñosa seguida de un inesperado beso, un sabroso y tierno beso sobre sus suaves labios de mujer.  
Cuando Tómas se alejó del beso le dijo seriamente:
_ No voy a mentirte, yo también siento cosas por ti, pero no he actuado por la misma razón que dentro de unas horas estaré volando de vuelta a Europa, no quería crear nada entre nosotros que se pudiera destruir tan fácilmente_
Selene estaba conteniendo las lágrimas como podía.
Tómas tomó algo entre sus manos y se lo acercó a su acompañante, ella lo observó incrédula.
Eran dos rocas.  
_ Las encontré ayer en el agua, y pensé en ti, son la misma roca que se partió, y si las unes…_ Tómas frente a su vista juntaba las dos rocas hasta que encajaban de forma perfecta, en verdad no eran dos rocas era una que estaba partida, y misteriosamente al unir los dos fragmentos la roca revelaba su verdadera forma, un corazón. 
_ ¿Tú encontraste una roca con forma de corazón? _ Le preguntó Selene muy extrañada, la roca no parecía de utilería, y no lo era, era una solida roca de verdad.  
_ Yo también quede igual de conmocionado cuando le encontré, es muy extraña su forma_ Le dijo el muchacho _ Conserva una mitad, prometo dentro de unos años volver, cuando antes pueda lo hare, primero debemos terminar la escuela y todo eso_     
_ ¿La roca es mi garantía?_ Dijo Selene riéndose.    
_ No, es un recordatorio de que en algún momento del verano sentimos algo el uno por el otro_ Le dijo volviéndola a besar, un beso que Selene nunca pudo olvidar aun que pasaran los años.
El tiempo transcurrió a su antojo, Tómas volvió a Italia y no se volvieron a ver, solo se comunicaban por cartas una vez por mes.    
Pasaron los años, terminaron el secundario, ella comenzó a estudiar en la universidad de la ciudad. Mika y Jame iban a la misma universidad que ella, en cambio Grillo se había mudado a una ciudad vecina por sus estudios pero se veían seguido.      
Habían pasado cuatro años, Selene tenía los veinte recién cumplidos.  
Una mañana, Selene se encontraba sentada en el sillón del living mientras leía un libro y marcaba en él con un resaltador rosado, estaba segura que eso entraría en el examen.    
Sintió que tocaron a la puerta. Cerró el libro y se encaminó hacia la entrada.
Cuando abrió la puerta se encontró con un pequeño regalo en la alfombra, abrió curiosamente la caja y se encontró con algo que no esperaba. Era algo que hacía cuatro años que sus ojos habían visto por última vez, era una mitad de roca, cuya roca se complementaba con una que tenía guardada en su mesita de noche.     
Salió a la calle y miró hacia todas las direcciones buscándolo, sus ojos no tardaron en encontrarlo.
Tómas estaba apoyado sobre el poste de luz de la esquina, ella corrió los metros que los separaban y se unieron en un tierno abrazo.   
Su corazón palpitaba descontrolado, la emoción la abrumó por completo. Después de cuatro años lo volvía a ver.  

Era un poco distinto a como lo recordaba, era un poco más alto, las facciones juveniles de un chico de dieciséis habían desaparecido, y en su lugar habían facciones masculinas de un muchacho de veintidós años. Estaba más atractivo a como lo recordaba, había soñado tantas noches con este encuentro, pero su imaginación no pudo retratar un mejor momento que este, la realidad le era más perfecta, había cumplido su promesa.            

jueves, 12 de febrero de 2015

La Obra de Jennifer

             
 
                Me alejaba de mi pequeña ciudad natal, estaba dispuesta a hacerlo por trabajo, mi ciudad es pequeña y tranquila, tanto que todos nos conocemos.
                Estaba subiendo al avión cuando giro y saludo por última vez a mi familia agitando la mano, no sabía cuando la volvería a ver, podían ser en varias semanas o en varios meses, todo dependiendo de cómo me fuera. Trabajo en una revista de una famosa editorial, todos en la ciudad la leen, yo tengo una sección muy especial, y para mí y mi familia es la más importante, todas las semanas debo escribir una historia, la cual sea tan interesante como para que todos en la ciudad tengan el deseo de leerla.  
                Últimamente, mis obras han sufrido un deterioro de calidad, no he encontrado algo que me inspire a escribir, por eso viajo a la capital del país a buscar aquello que me sirva de inspiración, ya que mi jefe me amenazó con despedirme si no mejoraban mis historias.
                El viaje fue algo costoso, pero valdrá la pena si encuentro lo que busco, ya que podría salvar mi carrera.
Luego del viaje en el avión, me propuse que no perdería tiempo, cada segundo cuenta, no me distraería con otras cosas, solo buscaría una historia que escribir.  
Comencé a caminar y las calles de la ciudad eran muy transcurridas, era la hora pico, me era casi imposible caminar de forma recta, no estaba acostumbrada a tanta gente, me pareció muy inspirador, así que saque de mi cartera el anotador que siempre llevo con migo, uno nunca sabe cuándo puede encontrar algo interesante para escribir, lo abrí, pronto tendría que comprar otro, ya se estaba quedando sin hojas, saque la lapicera de los ganchos del anotador y escribí:
“Una ciudad repleta de habitantes, que caminaban despreocupados por lo que sucedía a su alrededor, solo caminan pensando en sus problemas, y en cómo solucionarlos, ¿Quién era el culpable de tal despreocupación?, no les importaba que por la ciudad donde ellos caminaran estuviera cubierta por una capa de basura, parecía no asustarles que aquella basura podría perjudicarles la salud…”      
Me sentí inspirada, feliz y emocionada, pensé que tenía el principio de mi historia, presentía que esta sería una gran obra, la mejor que escribiría, estaba segura de que esta historia no sería una historia cualquiera, sino que llegaría a tener un significado en la sociedad.
                Cerré mi anotador y pare un taxi, le dije la dirección a la que deseaba ir, era la casa de mi primo, el estaba emocionado de que viajaría, hacia mucho que no nos veíamos, la distancia nos había distanciado, dormiría en su casa hasta que mi historia esté terminada.  
                El taxi paró y observe por la ventanilla la casa de mi primo, hacía muchos años que no la veía, le page al taxi lo que correspondía, y baje velozmente y muy emocionada.
Toque el timbre de la reja y espere, en unos segundo mi primo abrió la puerta, me recibió con un fuerte abrazo y diciéndome todo lo que me quería, desde que éramos pequeños siempre nos quisimos, éramos prácticamente hermanos, ya que ninguno de los dos tiene uno, nos considerábamos más que primos, sino hermanos, lamentablemente sus padres tuvieron que mudarse por temas de negocios y hace diez años que vive en esta casa, actualmente él tiene veintitrés y yo veintiuno, la última vez que nos vimos fue cuando el tenia trece y yo once.    
                Mis tíos me recibieron con el mismo afecto y cariño de siempre, estuvimos un largo rato charlando, me preguntaron cómo andaban todos por allá, mi mamá, mi papá, la abuela, el abuelo, el tío Raúl, éramos una familia numerosa, y muy unida.  
Ellos me contaron anécdotas sobre su nueva vida en la capital, una vida acelerada e intranquila, la vida era muy distinta a la tranquilidad de una pequeña ciudad. Decían que extrañaban la vida de antes, pero era complicado volver, ya que acá le iba muy bien en el trabajo, pero esa vida acelerada los estaba desgastando, siempre con preocupaciones, la inseguridad, me dijeron que era uno de los mayores peligros, no se podía vivir tranquilo, sino que se vivía con constante miedo.             
                Había estado toda la mañana recorriendo la ciudad, tomando notas en mi anotador, me senté en una plaza, y vi algo que me inspiro, era justo lo que estaba buscando, una mujer joven traía en sus manos un pequeño bebe, seguramente tenía unos pocos días de vida, esta situación me pareció conmovedora, digna de retratar en una escritura, la madre se veía feliz y contenta, hacia unos días había dado a luz a su hijo, no hay nada más hermoso que tener a tu propio hijos en tus manos, después de haberlo tenido nueve largos meses dentro tuyo.
                Me sentí tan inspirada que no quería esperar para escribir, así que entre al bar que estaba en frente de la plaza, me senté en una mesa y abrí mi computadora, comencé a escribir sin parar, escribía todo lo que salía de mi corazón, nunca me había sentido así, estaba escribiendo con una pasión enorme, amaba cada palabra que expresaba en la hoja de texto de mi computadora.
                Durante dos horas, escribí sin parar, dejaba escrito todo lo que pensaba, no quería dejar nada fuera, solo me alimente de un café y de una medialuna durante mis dos horas de escritura, cuando creí que mi primer capítulo estaba terminado sentí una satisfacción enorme, era algo que amaba escribir, solo necesitaba de algo de inspiración para crear una de mis obras.
                Guarde la computadora portátil en el bolso, me levante de la silla y me coloque la campera dejando el bolso sobre la mesa, solo pensaba en lo bien que me sentía, no podía esperar a escribir otro capítulo, pero era el mediodía, mi primo y tíos me estarían esperando para almorzar, no los quería hacer esperar.
Me colgué el bolso en un hombro y emprendí camino hacia la salida, pero no pude dar más de dos pasos cuando entran por la puerta dos personas con el rostro tapado por una bufanda y su cabeza cubierta por la capucha de sus camperas, uno de ellos traía una arma en la mano, quede totalmente paralizada, nunca en la vida me había pasado algo así, no sabía cómo debía reaccionar en una circunstancia como esta, las personas, las cuales debo decir eran jóvenes, muy jóvenes, menores de edad, mientras uno pedía la plata de la caja, el otro pasaba mesa por mesa llevándose plata y teléfonos celulares.   
Era una experiencia horrible lo que estaba viviendo, cuando el delincuente llegó a mi sin mirarme ni decirme nada solamente me sacó velozmente y de una forma muy violenta mi bolso, tras esto, los dos salieron corriendo del bar con las manos bien llenas.
Estaba impactada, pasaron unos segundos hasta que entre en razón, y me preocupe, se habían llevado mi bolso, en el cual tenía mis cosas que con tanto sacrificio había conseguido, mi teléfono, mi plata que había ahorrado durante meses para realizar este viaje, y mi computadora, en ella tenía todos los libros que había escrito, me sentía devastada, sentía un dolor en mi interior como si un cuchillo traspasara mi corazón de lado a lado, en unos segundos había perdido todo lo que era para mí lo más importante, había algo que me indignaba, ¿quién les había dado derecho a llevarse de esa forma las cosas que le pertenecían a otros, a otros que con tanto esfuerzo y horas de trabajo debieron soportar para conseguirlo?.  
                Revise mis bolsillos y encontré una moneda, era la última moneda que tenia, y la utilice para llamar a mi primo, le explique lo que había sucedido, y que iría a la comisaria a hacer la denuncia, mi tío dijo que luego de realizarla que lo espere, él me pasaría a buscar en su auto, ya que había perdido la plata para el colectivo, esto era lo que no quería, molestar a mi tío para que me lleve a donde necesitara ir.     
                Cuando entre a la comisaria se me paralizó el corazón al ver a los dos delincuentes que me habían robado, se encontraban sentados, siendo procesados.  
Un policía se me acerca, y señalo a los chicos, ellos me habían robado, me sentí contenta, estaba segura de que recuperaría mis cosas, el policía tomó mi denuncia, pero lo que paso a continuación me dolió más que el robo, como los criminales tenían catorce y el otro dieciséis, no los podían detener, ya que eran “inimputables”, era algo que no comprendía, ellos eran conscientes de lo que habían hecho, y sabían que era algo incorrecto, pero parecía no ser suficientes, ya que ellos salieron de la comisaria antes que yo.
Sentía que vivía una pesadilla, lo que acababa de ocurrir era totalmente incoherente, intente hacer entrar en razón al oficial pero pareció ser en vano:  
_ ¡Ellos son los que me robaron el bolso, ellos lo tiene, no los dejen escapar!_     
_ Son menores de edad, no pueden estar en una cárcel_ Me dijo el policía.
_ ¿Por qué no?... ¡Son delincuentes, y los delincuentes deben ir a la cárcel!_
                Me pidieron que me fuera, y no me dieron ninguna explicación más que esa, la cual no explicó nada.  
                Salí de la comisaria casi llorando, los policías sabían quienes me habían robado y no harían nada al respecto.
                Espere unos minutos en la vereda hasta que mi tío me pasó a buscar en su auto.
                Cuando llegue a su casa mi tía me pregunto como estaba, y no pude aguantar más el llanto, le explique todo entre medio de lagrimas.   
                Habían pasado dos días del robo, y decidí olvidar la historia que estaba escribiendo, y comenzar a escribir otra, la cual demostraría la tristeza y la impotencia que sentía.  
                Comencé a caminar por las calles, buscando mi inspiración, pero algo me llamó mucho la atención, un hombre de más de sesenta años estaba tirado en el suelo tapado solamente por un acolchado marrón, y una guitarra criolla entre sus manos, se encontraba refugiado en la marquesina de un enorme comercio, cantaba con su guitarra siempre las mismas canciones, eran canciones simples, de pocas notas, eran canciones como las que se utilizan para enseñarle a un niño a tocar la guitarra. Se notaba su dolor en su rostro, era un hombre que había sufrido algo insoportable.    
                Mi curiosidad termino venciéndome, y me sentí obligada a  averiguar que le había sucedido a este pobre hombre, no sabía cómo preguntárselo, así que estuve unos segundos formulando una pregunta en mi mente, cuando creí que ya tenía la pregunta correcta me acerque al hombre:
_ Hola…_ Dije para captar la atención del indigente _ Soy Jennifer… soy escritora y ando buscando una historia para escribir, y lo vi a usted y me pregunte si…_
_ ¿Que algo interesante me debe de haber sucedido para estar tirado en la calle?…_ Me interrumpió el hombre.
_ Si_ Le respondí _ Yo sé que no nos conocemos, pero ¿Podría contarme su historia?_
_ Claro_ Me respondió el anciano con los ojos tristes.
                Me senté en un pequeño banquito de madera, saque mi anotador y me dispuse a escuchar la historia del triste hombre:
“Me case joven, con una maravillosa mujer llamada Lucia, a los treinta años de edad tuve mi primer y único hijo, Alejandro, lo adoraba, pasaba horas enteras viéndolo dormir en su cuna de madera. Creció, y a los cinco años quise hacerle un regalo que nos identificara a los dos, yo en ese entonces tocaba la guitarra, y quise regalarle una a mi hijo, yo le enseñaría las notas y los acordes, y más adelante tocaría una canción.        
Pasábamos horas tocando la guitarra, al igual que a mí, a mi hijo le apasionaba la música, tocábamos las mismas canciones, iba lento ya que era muy chico.
La adolescencia fue abundante en amigos, era un chico muy sociable, tenia amistades por todas partes. Pero solo un verdadero amigo tenía, Nacho estuvo con el toda su vida, era nuestro vecino y tenía su misma edad.
Terminó la escuela y se decidió por una carrera, al igual que yo, decidió estudiar el profesorado de música.
Llevaba su guitarra a todas partes, era un magnifico profesor.
Un día nos digo a mí y a Lucia, que había conocido una chica con la que pensaba casarse, yo era muy feliz, no podía esperar a conocerla, nos prometió que pronto nos la presentaría.
El día de mi cumpleaños número sesenta, hicimos un asado en casa, invitamos solamente a los más allegados, quería algo simple a pesar de cumplir seis decenas de años, solo podía pensar que era mucho, mi hijo recién llevaba viviendo la mitad que yo, yo a su edad había sido padre.
MI esposa me regaló un acolchado marrón, que en una esquina decía TE AMO, ella misma lo había cosido, era una magnifica costurera.    
Terminado el asado, los invitados se retiraron, mi señora y mi hijo salieron a despedir a los últimos que quedaban en la puerta, yo sin embargo me tuve que quedar adentro, ya que me llamaban por el teléfono, pero un disparo me obliga a salir, encontrando algo horrible, esa imagen ronda en mi cabeza todas las noches, es lo que me ha amargado la existencia.     
Encontré a mi hijo en el suelo baleado por unos delincuentes, no pude aguantar el llanto, ya que el dolor que sentía era incomparable, sentía que el alma se me retorcía y que el corazón se me cortaba por un cuchillo, lo único que pude ver fue una moto doblando la esquina a toda velocidad, mi señora se acercó a mi llorando y me explicó todo, unos delincuentes quisieron entrar a la casa, pero él se resistió, y por eso lo balearon, Lucia gritó, y le dispararon tres veces, pero ninguna bala la tocó, subieron rápidamente a la moto de la que habían bajado y se fueron como habían venido.
No puedo explicar el dolor que sentíamos mi esposa y yo, llorábamos todos los días, cada rincón de la casa nos recordaba a nuestro hijo, mi esposa enfermo gravemente, el dolor que sentía era intolerable, tanto que su corazón no lo soportó, y a los tres meses me quede sin hijo y sin esposa, todo lo que para mi importaba ya no existía, estaba solo en el mundo, mi casa era mi propia prisión, no podía estar en un lugar que me recordaba a las personas que me habían quitado todo, pensé en irme a otra casa, pero tampoco podía, me ponía triste pensar solo en el hecho que estar en una nueva casa, sería peor, ya que en esta casa estaría solo, sin mi familia, ¿Para que quería comprar una nueva casa si ya no tenía familia?.
Así que lo único que me quedaba por hacer era vivir en la calle, vendí la casa con muebles y todo, lo único que me lleve fue la guitarra de mi hijo, y el acolchado que me hizo mi querida esposa.”
Quede asombrada por la triste historia del hombre, el hombre denotaba una enorme angustia, a pesar de su triste relato, sus ojos no despidieron ni una sola gota de llanto, parecía que sus lagrimales se habían secado de tanto llorar.
La guitarra de su hijo lo alimentaba, con las monedas que recaudaba al repasar las canciones que tocaba con su hijo, y el acolchado de su esposa lo calentaba en las noches frías de invierno, estas cosas le recordaban aquellos hermosos momentos que había pasado junto a su esposa y a su hijo.   
No sabía que decirle, había sufrido en su vida como nadie:
_ ¿Qué pasó con los asesinos?_      
_ Nada_
_ ¿Cómo que nada?_
_ Cómo eran menores de dieciocho años no se los puede hacer nada, seguramente en este momento estarán en la calle asaltando a otra pobre victima_
                Me pareció indignante, los jóvenes roban ya que no se los puede meter en la cárcel, eso aumenta la delincuencia.
                Anote todo lo que el señor me había dicho, estuve una hora hablando, le conté lo que me había sucedido, me robaron las cosas y los delincuentes andan sueltos seguramente robando otros negocios.
                ¿Quién es responsable de esta falta de justicia?
                Volví a la casa de mis tíos, pensando en todo lo que había escuchado, en aquella triste historia, si dependiera de mi, le devolvería la felicidad a aquel pobre hombre, pero yo no podía devolverle a su esposa e hijo, nadie podía, además de escribir su historia, quería hacer algo por este hombre, aun que sea una pequeña cosa para aliviar un pequeño trozo de su corazón roto, pero no sabía qué.
                Pase las notas a la computadora de mi primo, él me la prestó para terminar mi obra, ya que mi computadora seguramente estaba en las manos de algún delincuente, vendiéndola a menos de la mitad de su precio original.
                Cuando escribí la última palabra, pensé que ese no podía ser el final, las historias deben tener un final feliz, aun que en la realidad no siempre las cosas terminen bien, no cambiaria el final de la obra, sino que crearía un final, como ya dije quería hacer algo por este pobre hombre, lo cual será el final de mi obra.
                Comencé a leer mi obra una y otra vez, buscando algo que me diera una idea para ayudarlo, y llegue a una oración que donde me detuve a repasarla:
_ Un día nos digo a mí y a Lucia, que había conocido una chica con la que pensaba casarse, yo era muy feliz, no podía esperar a conocerla, nos prometió que pronto nos la presentaría_ Leía el fragmento de la historia con mucho detenimiento_ ¡Pobre hombre!_ Exclame, no podía dejar de pensar en aquella frase, nunca llego a conocer a la prometida de su hijo, ya que murió antes de poder presentársela.
                Creí que en aquel pequeño trozo de la historia estaba la clave de lo que estaba buscando, así que me dispuse a lograr algo, que trajera aun que sea un poco de felicidad a su penoso corazón. 
                Busque a Nacho, aquel amigo que el anciano había mencionado, amigo de toda la vida de Alejandro, y además mencionó que era su vecino, comencé a averiguar, y encontré la casa del hombre, obviamente vivían allí otra familia, ya que después de lo ocurrido había vendido la casa con muebles y todo.
La casa era hermosa, tenía una media pared de piedras que daban a la entrada de la casa, solo habían dos casas a los costados de esta casa, una era grande y blanca, con rejas negras, la otra era más pequeña, pero tenía unas puertas y ventanas bastantes grandes, me decidí primero preguntar en la casa más grande, toque el timbre y espere unos segundos hasta que salió una anciana:   
_ Hola ¿Aquí vive Nacho?_ Le pregunte a la anciana que seguramente tenía más de sesenta años.   
_ No, vive en aquella casa_ Me indicó la señora señalando a casa de ventanas y puertas grandes.
                Le agradecí y me dirigí a la puerta de la otra casa, pero antes de llamar a la puerta me quede paralizada ¿Qué le iba a preguntar?, ¿y si él no me podía ayudar con la información que estaba buscando?, ¿A quién más le podría preguntar?
                Me decidí a llamar y salió un joven alto:
_ Hola soy Jennifer, busco a Nacho_
_ Si soy yo… ¿Qué necesitas?_ Me preguntó amablemente.
                En ese momento me quede helada, no sabía cómo preguntarle, lo que necesitaba averiguar, era un tema muy delicado y no sabía como el joven iba a reaccionar, pero me arriesgue:
_ ¿Vos eras el amigo de Alejandro?_
_ ¡Sí!, vivía en esta casa_ Decía señalando la casa vecina.
El rostro del joven se transformo al escuchar ese nombre, seguramente le traía recuerdos, los cuales despertaban diferentes sentimientos dentro de él, seguramente felicidad, al recordar los momentos felices y tristeza al revivir en su mente el asesinato de su amigo:
_Era mi mejor amigo, era un hermano para mi_ Decía mirándome muy fijo _ Si lo buscabas a él no lo vas a encontrar, falleció hace unos años, y nadie de la familia vive en esta casa, él padre se fue y no lo volví a ver_
_ En realidad quería conocerte a vos, el padre de Alejandro me contó la historia, y me causó tanta ira, que quise ayudar_  
_ No creo que puedas solucionar mucho, no le puedes devolver la vida a Alejandro y a Lucia_
_ Eso lo sé, pero hay dos cosas que quedaron inconclusas_  
Nacho me miró con los ojos bien curioso, al parecer le interesó lo último que había dicho:
_ La primera es la más complicada, los asesinos están sueltos, no han cumplido la pena que se merecen, ni siquiera han sido llevados ante juicio_
_ Deberíamos hablar con un abogado, y hacerles juicio, si la policía y yo sabemos quiénes son_
_ Y la última puede ser fácil si vos conoces quien era la prometida de Alejandro, Alejandro nunca se la pudo presentar a sus padres, tenía pensado dar un paso grande en su vida y formar una familia, pero nunca pudo ser, ya que murió antes de casarse, era un hombre joven, que recién empezaba a vivir, le faltó experimentar los mejores momentos de la vida, el casamiento, el nacimiento de un hijo, envejecer, tener nietos, y un montón de cosas más que le fueron arrebatadas cuando le quitaron la vida, todas aquellas cosas que tu y yo si viviremos_  
_ ¿Qué te dice que las viviremos? Como le pasó a Alejandro nos puede pasar a nosotros, las calles de la ciudad son tan peligrosas, que vives con miedo a perder tu vida, y cuando te asaltan y te roban algún bien material, pero si no se llevan tu vida te alegras, porque siguieras viviendo hasta la próxima vez que te asalten o te roben _  
_ ¡Pero las cosas no deberían ser así!, ¡Debemos vivir hasta que la naturaleza o Dios lo decida!, no hasta que un mal nacido decida matarte para robarte lo que llevas en la cartera, tu vida es más valiosa que unos pesos, pero parece que para estos asesinos le interesa más lo material que la vida humana, no le dan ni el mínimo de respeto ni valor_
_ Pero que estos asesinos respeten la vida no depende de nosotros, sino de aquellas personas que permiten esto, porque una sociedad justa le daría el castigo que se merecen a las personas que no respetan a las demás, porque o si no se les estaría dando más privilegios e importancia a aquellos ciudadanos que no merecen la libertad, ya que se la han quitado a la gente honesta que va a trabajar para conseguir lo suyo, no como estos que obtienen lo que tienen de los demás_
Lo nuestro parecía una discusión, pero estábamos de acuerdo con lo que decíamos, lo que pasaba es que nos hacia enfadar la situación que se estaba viviendo actualmente, simplemente nos estaban privando de la libertad de vivir, que a todos nos corresponde por derecho.
                ¿Pero quién se haría cargo de devolvernos este derecho que era nuestro?, ¿A caso debía aparecer un libertador?, ¿Qué se levante contra los de arriba, los cuales son los que imponen leyes?, ¿Debíamos esperar a que llegue este tal libertador?, ¿O deberíamos liberarnos nosotros mismos?, Por qué si esperamos que alguien llegue ya podría ser demasiado tarde, y la situación podría llegar a un punto irreversible. 
Nacho y yo decidimos contactarnos con un abogado, el abogado nos explicó que existían leyes que protegían a la víctima, pero que no eran respetadas, fuimos ante un juez y le explicamos lo mismo que nos había explicado el abogado:  
_ Se está protegiendo a los delincuentes, y se estaba dejando de lado a la sociedad que es productiva para el país, no pueden decir que como son menores de edad, son eximidos de responsabilidad penal, pero unos chicos de dieciséis y diecisiete años, son lo bastante grande para saber qué es lo que están asiendo, no asesinaron a Alejandro accidentalmente, presionaron el gatillo del arma con toda conciencia_ El juez me miraba sin decirme nada, yo seguí hablando_ Existen correccionales, que para algo se construyeron, para corregir a los jóvenes que infringen la ley, no se puede permitir que esta gente siga haciendo lo que está haciendo_      
                El juez me miró, parecía que estaba procesando todo lo que acababa de decir, miró a Nacho y luego me volvió a mirar, dijo poco, pero sirvió:
_ Veré que es lo que puedo hacer_
                Una semana después los delincuentes estaban en una correccional, nuestra historia había salido en los diarios y en los noticieros de la televisión: “Delincuentes que mataron a un joven siguen sueltos después de tres años”, “El Estado no protege a sus ciudadanos, solo a sus delincuentes”, y un montón de noticias más, que además de solucionar nuestro caso, solucionó unos cuantos más, la gente fue a quejarse a todas partes, a la comisaria, cortaban calles, no querían más inseguridad.  
                Uno de los problemas había sido solucionado, solo espero que la justicia dure, y no se olviden, y vuelvan a la injusticia de antes, a la cual la sociedad entera se veía defraudada.
                Por suerte Nacho si conocía a la chica, la prometida de Alejandro, su nombre era Clara, me dijo que era una joven simpática, que llenaba de alegría la vida de Alejandro, Alejandro nunca en la vida se había enamorado de la forma de que se enamoró de Clara, decía que cada minuto hablaba de ella, no podía esperar a estar casado con ella. 
                Fuimos a su departamento, ya que Nacho sabia donde vivía, golpeamos a la puerta número cincuenta y dos. Salió una joven de ojos saltones y cabello castaño oscuro, ella era Clara, ya que la joven reconoció a Nacho rápidamente, se saludaron y Nacho me presentó como su amiga:  
_ Pasen, Pasen_ Nos dijo abriendo la puerta para que entremos a su departamento.
                El departamento estaba muy limpio, era una chica ordenada.
                Clara nos convidó un café y le explicamos a lo que en verdad habíamos venido:
_ Venimos por parte de Carlos_ Le dije.
La chica desconocía quién era Carlos, no entendió lo que le decía:
_ ¿Quién?_
_ El padre de Alejandro_ Le respondió Nacho.
Clara me miró fijamente, como si ese nombre le hubiera abierto una herida del corazón que todavía no había cicatrizado, la muerte de su novio le había afectado bastante: 
_ Perdí a la persona que iba a pasar el resto de mi vida conmigo, teníamos pensado formar una familia, lo más complicado es encontrar a la persona que verdaderamente amas, y yo la encontré, pero unos delincuentes me lo sacaron, me sacaron la oportunidad de vivir la vida con él, de reunir nuestro amor en una sola persona, en la posibilidad de tener nuestro propio hijo, que significaría parte de los dos en una persona, pero nunca sucederá eso gracias a estas personas que me lo arrebataron_ De los ojos de Clara brotaban lagrimas de dolor y angustia, Nacho al igual que yo tampoco pudimos aguantar, y algunas lagrimar rodaron por nuestros rostros.
No sabíamos que decir, era un momento totalmente incomodo, su corazón estaba destrozado.
Le contamos la historia de Carlos, el padre de Alejandro, como su mujer murió de tristeza, y él por propia decisión decidió vivir en la calle.
Clara no podía creer todo lo que dos delincuentes habían causado, y de que hubiera tardado tanto la justicia en penarlos. Personas así deben ser las primeras en ser acusadas y encarceladas. 
Arreglamos un encuentro con Carlos, inocentemente aceptó tomar un café en el bar de enfrente con migo y Nacho, sin saber que conocería a Clara.
Carlos estaba muy feliz de volver a ver a Nacho, desde que se había ido de su casa no lo había vuelto a ver.
Durante el café Nacho y Carlos hablaban, charlaban, Nacho le contaba alguna de las travesuras de Alejandro que nunca se había enterado, era un momento que Carlos guardaría en su corazón, porque Nacho le recordaba a su hijo, tenían muchos pensamientos y  gestos parecidos, ya que habían sido amigos desde siempre, y la otra razón era porque estaba por conocer a la prometida de su hijo.
                Entró por la puerta del café una mujer joven, pelos castaños que se movían al ritmo de sus pasos, se acercó a nuestra mesa, observando a Carlos anonadada sin decir ni una palabra, yo me levante de la mesa y la presente:  
_ Ella es Clara_
Carlos la miró, pensó y dijo:
_ ¿No te conozco?, ¿No?_
_ No, era la prometida de Alejandro _ Dijo Nacho rápidamente como si hubiera largado de su alma una palabra que le ocupaba espacio.
                Carlos se queda mudo unos segundos, no sabía que decir ni cómo reaccionar, tenía ante sus ojos a la persona que iba a pasar la vida entera con su hijo, aquella persona la cual Alejandro amaba y quería formar una familia:
_ Yo la busque, pensé que sería bueno para usted conocer a la chica que se casaría con su hijo_
                Carlos abrazó con los ojos llenos de lágrimas a Clara, y luego a mí y a Nacho agradeciéndonos por lo que habíamos hecho,  
Además le informamos que los asesinos ya estaban cumpliendo su condena en la cárcel.  
Su lastimado corazón había encontrado un trocito de alegría, algo por valorar su vida, había encontrado personas que le importaban su salud emocional, yo había hecho lo poco que pude hacer, pero algo, por lo pequeño que sea, es algo.

                Había logrado lo que buscaba, escribir una obra, pero además de eso había realizado otro tipo de obra, yo lo llamaría una obra solidaria, me había preocupado por aquella triste alma intentando sanar su pena, yo creo que si la mayoría de las personas nos ocupáramos por el dolor del prójimo, el mundo no sería el mismo, todos tendrían algo por qué sonreír.       

miércoles, 11 de febrero de 2015

Amor te amo


Te amo, como una persona puede amar,
nada embriaga más mi alma que sentir tus fragancias,
ver los pliegues de tu cuerpo,
e inundarme en distintos pensamientos.

Cada vez que mi corazón se violenta,
es por que reclama tu ausente presencia,  
más mis piernas flagelan,  
cada vez que te alejas.  

Te amo, como una mujer puede amar,
a un hombre que a su cuerpo le quiere entregar,
mis respiros te necesitan,
como la rosa a la tosca espina. 

Mi corazón cual frágil es, no lo lastimes,
puede extinguirse, en tus manos perecer,
como las frágiles coloridas alas,
de una mariposa de época antaña.

Más déjame probar,
de tus suaves carnes rosadas,
aquel beso de jugoso ensueño,
que muero todas las noches,
por encallarme en un solo deseo.               

martes, 10 de febrero de 2015

Las Hadas y los Malos Deseos

Una mujer vanidosa y materialista, que no deseaba nada más que el poder, no tenía lugar en su corazón más que para ella misma.
Todas las mañanas luego de un suculento desayuno, de salir a correr y hacer ejercicio al enorme parque de la ciudad, volvía a su casa, se bañaba y usaba ropa de estreno, nunca usaba una prenda por segunda vez.    
Una cálida mañana, donde el sol quemaba el aire, la mujer, cuyo nombre era Margaret, comenzó su rutina de menoría.
Desayuno, se vistió con su cara ropa deportiva, y saliendo de su enorme casa penetró el verde parque.
Pero esta vez quiso cambiar el rumbo para variar el paisaje.
Corría mientras pensaba en la última novela que leyó. Se trataba de una poderosa reina que vivía en el Medioevo, una mujer tan imponente que solo al escuchar su voz o al ver solo su sombra era intimidante.   
Fantaseó durante media hora viéndose a ella misma sentada en un sólido trono brillante vistiendo un amplio vestido bordo, mientras en su cabeza hacía equilibrio con una enorme peluca que parecía una torre de tan alta que era. Y en sus delgados brazos elevaba altiva un cetro real de oro macizo de incontables quilates.
La fantasía de esta mujer era interminable, al igual que su ego y temperamento.
Cuando salió de sus alocadas fantasías de poder se vió en medio del parque, en una zona que no conocía.
Intentó volver, pero no lo consiguió, solo lograba perderse más.
Mientras cruzaba un puente de madera para evitar mojarse en el arroyo, divisó del otro lado un tumulto brilloso, como la luz de una estrella, que colgaba de un árbol.
Cuando se acercó a aquello que brillaba tanto, sus ojos descubrieron algo que creía solo propio de los cuentos de hadas, porque era un hada, y lo que brillaban eran sus alas.
El hada estaba atrapada en una red que colgaba del árbol, parecía ser una trampa de un cazador.
El hada le suplicó:
_ Por favor libérame, te puedo compensar, ya que estamos obligadas a concederle un deseo a cualquier humano que descubriera nuestras alas _ Le decía mientras agitaba sus alas enérgicamente, pero era en vano, no podía volar estando atrapada en la red.
Margaret liberó a la criatura mágica, estando segura que cuando lo hiciera se haría volando y no cumpliría su promesa de concederle un deseo, pero no fue así, el hada se lo agradeció dándole un fuerte abrazo:
_ Veo que estas perdida, si quieres podrías desear ya no estarlo_ Le dijo el hada.
_ No desperdiciare mi deseo es algo tan simple_ Margaret no necesito pensar en un deseo, porque sabía muy bien lo que quería _ Deseo vivir en un enorme castillo de la época medieval_ Deseaba sintiéndose muy entusiasmada.
El hada le tocó la frente con su varita mágica y todo el parque fue tragado con una brillante luz enceguecedora.
Cuando despertó, un fuerte hedor penetró su nariz, cuando sus ojos se acostumbraron a la luz pudo ver el lugar en el que estaba, era un establo de animales.
Luego se vió las ropas, y no tenía un enorme vestido de reina, sino que tenía un pobre vestido de sirvienta, lo supo al instante por su facha.
No pudo evitar llorar, hondamente angustiada dejó escapar amargas lagrimas que recorrieron su sucio rostro de sirvienta.     
Una mujer adulta la interrumpió de sus lamentos, diciéndole que debía estar en la cocina con los demás sirvientes preparando todo para el baile real.
Margaret entró al castillo acompañada por la anciana, quedó estupefacta al ver los lujos que la rodeaban, pero no eran de ellos, el hada había concedido mal el deseo, ella era una simple sirvienta del castillo donde se suponía que era donde debía gobernar.
Nunca en su vida había trabajado tanto en unas pocas horas, había limpiado cientos de decenas de cubiertos y trastos carísimos.
Debió trapear junto a otras cuatro sirvientas el enorme y amplio piso de la sala donde se llevaría a cabo el baile.
Nunca había estado tan agotada en su vida.
Cuando volvió a la cocina, sacando fuerzas de lugares que no conocía que tenía, una delgada cocinera de cabellos negros estaba preparando decenas de platos en compañía de una docena de sirvientas.
Tubo que decorar con frutas y golosinas decenas de pasteles, y si quedaban feos la regañaban.
Margaret vió algo que brilló en la espalda de la cocinera, al principio pensó que fue su imaginación, pero lo volvió a ver.
Esperó el momento justo, y cuando la cocinera bajo a la despensa sola, ella la siguió por detrás, y abalanzándose sobre ella descubrió su espalda viendo como se desplegaban dos brillantes alas.
La cocinera era un hada, no era la misma que había visto en el parque, era otra distinta, había tenido suerte de descubrirla, ahora usaría el deseo para arreglar todo esto:
_ Un hada como tú me hizo esto, yo desee vivir en un castillo y me convirtió en una sirvienta, yo quería ser rica y poderosa, no servirle a nadie_ Decía Margaret muy enfadada.
_ Estas son las consecuencias de los malos deseos, del egoísmo y de la vanidad, no deberías desear más de lo que necesitas_ Le respondió el hada comprendiendo lo que le había sucedido _ Esperó que esta vez hayas aprendido tu lección y no desees cosas incorrectas_
Margaret pensó por un momento en sus palabras, el hada tenía razón, era muy egoísta, toda su vida había tenido los intereses equivocados. No pudo más que sentir una vergüenza terrible de si misma.
Entonces dijo:
_ Deseo volver a mi anterior vida_
Cuando Margaret despertó estaba recostada sobre su enorme cama en su antigua habitación, su corazón se lleno de felicidad. Había vuelto a su casa.
Pero desde ese día Margaret no fue la misma de antes.
Ya no desprecio más a las personas que eran inferiores económicamente a ella, tuvo amigos y visito a su familia, hacía años que no veía a sus padres. Y ya no deseaba tener más poder sobre la gente, solo deseaba servirles y ayudarlos.     
                


lunes, 9 de febrero de 2015

Simplemente Amor

En aquel pequeño pueblo, el invierno estaba llegando perezosamente a su culminación. Por la ventana se podía entrever la nieve que se derretía sobre la rama de los árboles.        
Jhenny despertó sintiendo su rostro húmedo, cuando abrió los ojos encontró a su fiel amigo que le pasaba enérgicamente la lengua por toda su cara. Ese era su despertador todos los días.  
Jhenny era una delgada niña de piel trigueña y unos enormes ojos que brillaban curiosamente en su rostro.     
Jhenny recibió a Boolo en un abrazo y luego lo inundó de tiernas caricias y besos. 
Boolo era un golden, su espeso pelaje dorado parecían soles, su cuerpo era musculoso para correr y juguetear por el bosque por horas sin parar. Lucía en su cuello un brillante collar que Jhenny había confeccionado.      
Aquella mañana compartió junto a su abuelo un exquisito desayuno, comieron un budín de chocolate que con mucho cariño el anciano había preparado.     
Desayunaban sin dejar de reír mientras su nieta recordaba todas las travesuras que Boolo había cometido. Como esa vez que luego de un largo y complicado baño al canino, no habían pasado ni media hora que Boolo había caído en un charco de sucio barro, haciendo que todo el laborioso trabajo de Jhenny fuera vano, en el momento sintió mucho enojo, pero pasadas varias semanas no podía parar de reír al recordarlo.   
Luego del desayuno Jhenny se abrigó bien, con una campera floreada, que tenía los puños de las mangas mordisqueadas.       
Tomó una pelota roja, la favorita de Boolo y antes de salir por la puerta escuchó que sonaba el teléfono.  
Su abuelo se adelantó y tomó el teléfono antes que ella, pero al ver el gesto del rostro de su abuelo, de inmediato supo con quien estaba hablando, cuya persona siempre logra plasmar en su abuelo aquella amarga y triste expresión en su semblante.   
Era su madre, que al nacer no quiso hacerse cargo de ella, la había abandonado, y la única persona que quiso cuidar de Jhenny fue su viejito abuelo.  
Cuando la madre de Jhenny llamaba a la casa del anciano, no era para preguntar por su hija, ni para saludarlos, sino para pedirle un favor a su padre, casi siempre le pedía dinero.           
Jhenny no se quedó a escuchar la conversación de su abuelo con su madre, ya que ella siempre lograba ponerla triste, entonces se fue antes que lograra afectar su pequeño corazón.
Comenzó a correr hacía el bosque mientras Boolo la perseguía juguetonamente por detrás.   
Esquivaba los árboles, saltaba las rocas, miraba como los pájaros escapaban de entre la maleza al sentirla correr.   
Primero fue hasta el arroyo, recolectó algunas moras de los arbustos y los repartió con Boolo, no había nada que le encantara más que aquellas jugosas frutas moradas.
Estuvo un rato sentada riendo y mirando como su amigo saltaba y corría por la orilla del arroyo ladrándoles a las aves que bajaban a beber.        
Comenzó a tirar piedras al arroyo, intentando hacer sapito con las piedras planas, pero no pudo hacer ninguno, le faltaba mucha práctica.
Frustrada por no tener habilidad con las rocas, continuó el paseo.
Acompañaba su caminata cantando una canción infantil sobre un jardín de flores:  

“Rojas, son las rosas
en el jardín las vi todas.

Blancas bailan las margaritas,
mientras los jazmines hacen sus coqueterías.

La regadera los baña,
aun que los cactus le temen al agua.  

Llora el sauce melancólico,
porque perdió unos botones.”     

Perdida así con aquella poesía infantil, siguió alegre y saltarina por las sendas del bosque.
Cuando encontró un claro pensó que era el lugar perfecto para jugar con Boolo a la pelota. 
Jhenny volteó buscando a su amigo, pero sus ojos no lo encontraban por ningún lado.
Lo llamó una decena de veces, pero el perro no respondía.
Primero sintió extrañeza, luego tristeza y al final la embargó la preocupación.   
Volvió por sus pasos viendo si Boolo se había quedado detrás, pero no lo veía por ningún lado.
El corazoncito de Jhenny latía de preocupación, mientras su mente no dejaba de armar conjeturas, ¿Y si le pasó algo malo?, ¿Habrá caído en alguna trampa de cazador?, ¿Algún oso lo atacó?, pero en ese bosque no habían osos, ¿Y si se escapó?  
Lo volvió a llamar, y el perro seguía sin contestar.  
Jhenny se tragó el nudo de lágrimas que amenazaba con salir, y conteniendo el llanto comenzó a reanudar el viaje de vuelta a su casa.  
Fue cuando bordeando un enorme sauce encontró a Boolo, estaba acostado junto al tronco del sauce.  
En un principió pensó que Boolo estaba lastimado, y que algo terrible le había pasado, pero cuando realmente comprendió lo que estaba haciendo su corazón se detuvo por un instante.
Boolo estaba dándole calor a una pequeña gatita atigrada que tenía pocos días de vida.  
Jhenny se preguntó qué hacía solo aquel pequeño minino en el bosque ¿Dónde estaba la madre?    
Jhenny esta vez no pudo evitar que una lágrima le recorriera la mejilla, ella era como aquella gatita, la habían abandonado. Su madre la había dejado sola.
Era un dolor muy grande para que una niña muy pequeña lo sienta en su frágil corazón.
Jhenny no pudo evitar sentir tristeza agravada por la bronca y el odio. ¿Qué ser malvado abandonaría a una criatura indefensa?      
Pero luego comprendió también que su abuelo era como Boolo, que la había protegido cuando estaba sola y abandonada.  
Su abuelo le había mostrado lo que es simplemente el amor verdadero, sin condiciones y sin esperar nada a cambio. Fue allí cuando su corazón se enterneció, ya no sentía bronca ni odio, sentía felicidad y amor por el cariño que estos años le había brindado su abuelo.
Jhenny tomó a la gatita entre sus pequeñas manos, y la miró, era muy hermosa y frágil. La abrazó contra su pecho y retomó el camino hacía su casa. Boolo las seguía protectoramente por detrás. 

Jhenny no podía esperar para llegar a su casa y darle un fuerte abrazo a su abuelo para agradecerle todo lo que había hecho por ella.