viernes, 29 de mayo de 2015

Frágil como porcelana




                La luz de la luna entró por la ventana posándose como un alma sobre su frágil piel de porcelana. La muñeca absorbió la luz y sus ojos de vidrio se iluminaron con vida. Estaba despierta. Dio un largo bostezo desperezándose de su largo sueño, se sacudió el polvo de su pulposo vestido floreado y dando pequeños pasos con sus delicados piececitos fue saliendo de la repisa que la exponía.
Se sentía cansada, sin energía. No faltó más de algunas vueltas de la llave de su pecho para recobrar la voluntad que parecía perdida. Luego de que ella misma se diera cuerda, caminó hasta el final del estante encontrándose con la repisa del pirata. La bailarina lo saludó con entusiasmo, agitando su pequeña mano vidriosa. El brioso pirata de regios rasgos alzó su pecho solemnemente y le devolvió el saludo regalándole una pequeña, pero atractiva sonrisa. La bailarina de porcelana se alejó del pirata con una enorme sonrisa en sus labios carmesí.         
Con cuidado bajó de la estantería, la cual exponía los muñecos de una extraña colección de porcelana. Había un faraón con brillosas alhajas doradas, un guerrero griego con metálicas grebas y un yelmo de rojas crines, una hermosa mujer que vestía un amplio vestido turquesa y cubría su cabeza con un paraguas del mismo color, un pirata que posaba fieramente mostrando su amplió sombrero emplumado y por su puesto estaba ella, la bailarina.
La bailarina piso el suelo de la habitación, giró su cabeza hacía todas direcciones asegurándose que no hubieran moros en la costa. Con desmedido entusiasmo, luego de comprobar que el camino era seguro, se encaminó hacia la ventana por donde entraba la luz de la luna llena. Una luna misteriosa. Una luna mágica.      
Trepó hasta el ancho marco de madera, y apoyando sus palmas sobre el vidrio de la ventana miró hacía el misterioso jardín exterior. Había dos lunas, una sobre el cielo, la otra sobre el agua de la piscina.
Los flamencos de rosados cuerpos se acercaron a la ventana caminando con sus patas de alambre. Apoyaron sus picos sobre la ventana intentando hablar con la bailarina, pero no se escuchaban a través del vidrio, solo podían mirarse y devolverse gestos amistosos. La bailarina lamentó que esta vez no hayan olvidado la ventana abierta como una de las noches anteriores, donde había sido capaz de saltar al jardín y pasear por alrededor de las masetas de flores sentada sobre el lomo de un flamenco. Había sido una aventura inolvidable.      
Las horas pasaron y ella no se había dado cuenta que la noche se estaba yendo junto con la luna. Febo se asomaba pasiblemente asomando su incinero rostro sobre el horizonte.  
La bailarina se precipitó a salir de la ventana. Debía volver a su repisa de inmediato. En medio de su arrojo por volver, sus torpes pies tropezaron entre ellos y cayó desde el marco de la ventana golpeando fuertemente contra el suelo.  
La muñeca intentó levantarse, pero no pudo. Su pie derecho, que fue el primero en tocar el suelo, se había hecho añicos. Alrededor de ella se esparcían decenas de fragmentos de porcelana. Con sus manos intentó arrastrarse, pero fue en vano, la luz del sol se caló por la ventana y la inundó, robándose así la vida que la luna le había dado. Sus ojos perdieron el brillo ante ganados.  
Al cabo de un par de horas una joven ingresa a la habitación y encuentra a la bailarina de porcelana sobre el suelo con su pie destrozado. La tomó con delicadeza, juntando pieza por pieza de su pierna rota.  
La joven gritó enojada:
― ¡Matías!― Un niño de no más de ocho años respondió al llamado entrando en la habitación muy confundido ― ¡¿Cuántas veces te he dicho que no juegues con mis muñecas?!― Refunfuñó frenéticamente ― No son para jugar, son de colección.
El niño la miró asustado, su hermana estaba verdaderamente enfadada:
― Yo no las he tocado― Intentó aguantar el llanto que amenazaba con salir― ¡No estoy mintiendo!

6 comentarios:

  1. ¡Je, je, je, je! Pobre niño, lo van a retar de algo que no ha hecho. Ji, ji, ji. Parece salido de Toy Story, cuando los juguetes cobran vida cuando no hay humanos viéndolos.

    El final me parecía que iba a ser dramático, pero me sorprendiste con lo del niño. Ji, ji, ji, ji. Aún me causa gracia.

    Un lindo cuento y has escogido una imagen... peculiar para adornarlo. Je, je, je. Que tengas un gran fin de semana. ¡Saludos!

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    1. Gracias Nahuel por tu comentario.

      Mi idea era darle un final drámatico, pero se me ocurrió de repente agregarle lo del niño..jaja, así que lo deje.

      Gracias por leer. Como siempre. Un abrazo!!

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  2. Es cierto, parece de Toy Story. Pobre el hermano menor que fue acusado.

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    1. Muchas gracias por leer y comentar.
      Cierto, tiene algunas similitudes con toy story, solo que estos son adornos y los otros eran juguetes.
      Un saludo. :)

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  3. Hola, te he nominado al premio liebster:
    http://elviajedeloslibrosinfinitos.blogspot.com.es/2015/05/liebster-awards-blogs.html

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