jueves, 21 de mayo de 2015

La mazmorra de espejos



                La humedad se caló por mi nariz e inundó mi garganta. Abrí los parpados lentamente, estaba mareada y me dolía la cabeza. Intente enfocar la vista en algún sitio específico, cuando lo hice, mis ojos encontraron un esqueleto blanquecino envuelto en harapos. Pegué un grito agudo. Tenía frente a mí un cadáver, el cual parecía estar muerto desde hacía muchos años, ya que la carne y piel habían desaparecido dejando solo en el lugar sus huesos.   
Me arrastre llorando hasta la pared contraría del cadáver. No entendía que sucedía. ¿Dónde estaba? Mis ojos pasearon por la habitación. Piso pedregoso, paredes de concreto o piedra, no lo podía establecer con seguridad, antorchas colgantes del alto techo, y una nota. Había una nota de amarillento papel sobre el emperdigado suelo. Dude unos segundos, pero la tomé y abriéndola con cautela la leí:  
“¡Bienvenida al juego de los espejos!
Todos me conocen como Hidalgo del Reflejo. Yo mismo he construido este laberinto de espejos, con la intención de que algún día sea superado. Cientos de jugadores han paseado por los túneles y caminos intentando llegar a la salida, pero ninguno lo ha logrado, ¿Tú serás la primera de ellos en escapar del laberinto?  
Supera el laberinto, y tu premio será tu libertad”    
Releí la nota varias veces incrédula. ¿Era parte de un juego macabro?, ¿Qué clase de hombre malvado podría divertirse a costas del sufrimiento ajeno? Presione mis sienes con fuerza, no podía creer nada de lo que había leído. Luego giré la vista hacía el esqueleto:
― ¿Eras uno de ellos?, ¿De los jugadores?― Le pregunté al cadáver sin esperar respuesta alguna ― Espero no terminar como tú.
Si no quería terminar siendo un esqueleto polvoriento debía marcharme de inmediato, intentar resolver el laberinto.
En la habitación había una sola puerta, la cual era de una oscura y tenebrosa madera. Abrí aquella puerta empujándola por la pesada aldaba que colgaba de su centro. Del otro lado de la habitación me encontré a mí misma, cuatro, cinco y seis veces. Estaba por todas partes. La habitación estaba llena de espejos.
Me sentía desorientada. Hacía donde mirara estaba yo. ¿Cómo se supone que resuelva el laberinto si ni siquiera tiene pasadizos que recorrer? Estaba furiosa. Tenía ganas de gritar y patear los espejos hasta hacerlos añicos:
― ¡¿Te estás divirtiendo?!― Grite enfadada ― ¿Hidalgo del reflejo, te entretiene verme confundida?, ¿Esperas con ansias mi rendición y verme convertida en esqueleto?―Reí irónicamente ― ¡Pues no lo veras!, saldré de este maldito laberinto, cueste lo que cueste― Respire agitadamente ― ¡Y luego iré a buscarte!, sea donde sea que te encentres, pagaras por lo que me has hecho a mí y a todos a los que sometiste a tu diabólico juego― Una lágrima corrió mi mejilla ― Tenía familia… ― Dije tristemente, no sabía si volvería a verlos.  
Detuve mi llanto, no dejaría que ninguna lágrima más inundara mis ojos, debía permanecer fuerte en estas circunstancias. No debía dejarme abandonar por la emoción, debía estar concentrada y resolver el laberinto.
Cuando me dispuse a buscar un pasadizo oculto escuche un ruido de pisadas. Me alarme. ¿Era el hidalgo del Reflejo?, ¿Había escuchado todo lo que le había dicho, y mis amenazas?    
Por detrás de un espejo se acercó un pequeño ser jorobado. Tenía melena abundante y una especie de túnica pardusca que cubría su curvado cuerpo. ¿Este era el Hidalgo del reflejo?, no se veía muy aterrador como me lo había imaginado.  
El ser habló con una voz ronca y rasposa:  
― Escuche lo que gritaste― Me mostró una sonrisa con sus desaliñados dientes amarillentos ― Eres muy valiente.
― Gracias― Le dije sin perder desconfianza en el jorobado ― ¿Quién eres?― Le pregunté, claramente esa cosa no era humana.
― Mi nombre es Gronco, soy un duende de la tierra parda― Me dijo ― No soy de este mundo― Dijo señalando al suelo ― El Hidalgo ha recolectado seres de todas las dimensiones en su maligno juego de espejos―sacudió su cabeza  con pesadumbre ― Muchos ya están muertos, y otros se perdieron en el laberinto y no los he vuelto a ver.  
El duende me observó detenidamente y luego me dijo:
― No quiero ser pesimista, pero los humanos son los que menos duran en el laberinto.
― Ni siquiera me conoces― Le dije enfadada ― Los humanos somos muy fuertes e inteligentes.
El duende encorvado rió irónicamente al escuchar mis palabras:
― Yo estoy en el laberinto desde hace más de cinco años, el ultimo humano que he visto duro menos de una semana― Me miró con sus verdosos ojos ― Los humanos son la raza más débil y testaruda, actúan sin pensar, y se creen los más inteligentes a pesar de todas sus equivocaciones.
No podía creer lo que estaba escuchando, quería defenderme, pero no sabía cómo, ¿Qué le podía contestar, si todo lo que decía era verdad?
― Esas cosas son los que nos hacen humanos, actuamos con el corazón, con sentimiento, y no nos importa equivocarnos si sabemos que lo hicimos con amor.
Gronco me miró incrédulo abriendo sus extraños ojos:
― Me agradas― Dijo mirándome de reojo ― Tengo esperanza en ti.
Gronco señaló el suelo donde se encontraba una cuerda verde:
― Los que estamos en el laberinto desde hace varios años hemos marcado lo que recorrimos con cuerdas de colores.
Cuando centre la vista con mucha atención sobre la cuerda reconocí que pasaba a través de una puerta, la cual tenía el mismo marco que los espejos, por eso no la había percibido antes.
Atravesé el marco siguiendo a Gronco, el cual me guió a través de varios pasadizos y habitaciones hasta que llegamos a una enorme habitación donde no había ningún espejo, sino solo puertas que llevaban a otros pasadizos y habitaciones:
― Esta es la sala principal― Dijo mostrándome el centro de la misma donde se hallaba un enorme nudo que unía decenas de cuerdas de distintos colores ― La marrón lleva a unos cultivos― Dijo mientras centraba la vista en la cuerda marrón viéndola como se perdía a través de una de las puertas ― Esta lleva a una fuente de agua― Me indicó señalando una cuerda azul.  
― ¿La roja a donde lleva?― Le pregunte.
― Lleva a una escalera― Me respondió ― El laberinto es una mazmorra, como un sótano construido debajo de la casa del Hidalgo del Reflejo.
― ¿Lo has visto?― Pregunté extrañada y alterada al mismo tiempo.
― No, nadie la ha visto. Nunca pudimos pasar más allá de la primera habitación.
― ¿Por qué?  
― Porque tiene un guardián de metal. Todos los que se enfrentaron al golem alguna vez están muertos. Todas las puertas tienen un guardián, algunos ya fueron vencidos, es la razón por la cual tenemos una fuente y un huerto. El golem de metal es el más difícil de los guardianes que hay en el laberinto.  
Me quede paralizada, el laberinto era mucho más difícil de lo que suponía. Estaba repleto de pruebas que superar.
― ¿Esa es la salida?― Le pregunté.
― No lo sabemos, pero la mayoría cree que si. El guardián más fuerte debe custodiar la salida o la casa de Hidalgo del Reflejo. Son solo teorías que hemos formulado los que seguimos vivos.   
Por la puerta que llevaba a la fuente salieron dos seres, uno era un enorme lobo blanco de ojos brillosos, y el otro era un minotauro. Si, era un minotauro, no podía creer que un ser así existiera, tenía pecho ancho, patas con pesuñas y una frente de la cual nacían dos curvados cuernos. El minotauro traía entre sus manos una vasija de agua, y el lobo traía otra colgando entre su hocico.  
― ¿Una nueva?― Dijo el minotauro mirándome con sus oscuros y espantosos ojos negros. Mi piel se erizó como un puercoespín al escuchar su profunda y gruesa voz. Era un ser aterrador ―No tengas miedo― Me dijo el minotauro al notar mi reacción al verlo. Yo asentí con la cabeza y me disculpe avergonzadamente.  
El lobo dejó la vasija en el suelo y luego habló. Las cosas cada vez se ponían más extrañas, nunca había escuchado a un can hablar: 
― La fuente casi se ha agotado― Dio un pequeño gruñido ― Debemos hallar la salida cuanto antes o moriremos de sed.     
De otra puerta salió una mujer de piel escamosa, nunca había visto semejante criatura. Era asombrosa, en lugar de cabello tenía una prominente cresta membranosa como la aleta de un pez, sus manos eran como garras de afiladas zarpas y tenía una larga cola que agitaba como látigo. Me miró con sus reptiles ojos y luego dijo a los demás:
― La huerta se ha secado. Esto es lo último que nos queda de comida― Dijo mostrando una canasta que contenía algunas frutas.
― Debemos luchar contra el guardián de metal, es la única forma de salir de aquí― Dije levantando la voz para que todos esos extraños seres me escucharan.
La mujer lagarto me miró de forma despreciativa:
― ¿De dónde salió esta humana?― Dijo lazando un suspiró ― No harás más que entorpecer las cosas― Me dijo de forma despectiva.
― Con tu actitud tú no ayudas mucho.
Cuando dije esto la mujer reptil frunció el ceño con disgusto y enterró sus zarpas sobre la tela de mi vestido de forma amenazadora:  
― Déjala, ella tiene razón― Dijo el minotauro― Ya es tiempo de enfrentarse al golem metálico.
La mujer me soltó las ropas, pero no dejó de lanzarme miradas asesinas. Esa criatura escamosa me daba mucho miedo.  
Estuvimos un tiempo discutiendo hasta que ideamos un plan. Recogimos toda el agua que restaba de la fuente. Y llevamos con nosotros las últimas frutas de la huerta que restaban.   
Los cincos, los últimos jugadores que quedaban en el laberinto,  caminamos siguiendo la cuerda roja, la cual nos llevó hasta una enorme escalera de piedra.   
Subimos escalón por escalón, fuimos dando pequeños pasos mesurados. Sabíamos que del otro lado nos encontraríamos con la mayor prueba que deberíamos enfrentar en nuestras vidas.
Gronko, el duende, con sus huesudas manos empujó la puerta que se encontraba al terminar el último escalón. Ingresamos por ella con nuestros corazones palpitantes por la tensión.
                Allí se encontraba el guardián. Era una enorme armadura de metal que brillaba de forma extraña iluminando así la oscura habitación. La armadura estaba vacía, se podía ver el espacio a través de las partes que la componían, el yelmo cubría un rostro que no existía, las grebas se sostenían y movían por una fuerza invisible, la pechera no protegía ningún pecho. La armadura tenía vida propia. Nunca había visto nada igual.
                El minotauro y el lobo blanco fueron los primeros en atacar al golem, el cual resistió sus ataques y los derribó con un pesado golpe de su brazo. El minotauro se levantó del suelo con rapidez y envistió a la armadura mágica con sus filosos cuernos. Sus cuernos chocaron contra el metal de la pechera haciendo que el guardián cayera al suelo en un ruidoso golpetear de metales contra las piedras del suelo.   
                El guardián no tardó en incorporarse pero esta vez tomó una espada de un armero y atacó con ella al minotauro. La armadura fue tan veloz que el minotauro no tuvo tiempo de esquivar la hoja de metal que atravesó su pecho. La criatura se derrumbó con su pecho convertido en un rojo caudal. Lloré viendo como el minotauro perdía su vida y yo no podía hacer nada al respecto.
El lobo se enfureció al ver a su amigo muerto y con un saltó y un gruñido de tristeza atacó al golem colgándose de su brazo, hundiendo sus dientes en el frio metal.  Pero el golem fue más fuerte, arrojó al animal contra la pared.  
El lobo intentó incorporarse pero no pudo, tenía todos sus huesos rotos por el fuerte golpe contra la dura pared.  
El guardián hubiera atravesado con su espada al lobo también si la mujer reptil no lo hubiera detenido con una lanza que tomó del armero. Ellos pelearon lanzando golpes y esquivando o bloqueando los ataques de su adversario. La mujer era ágil y fuerte, pero el guardián lentamente tomaba ventaja sobre ella. Debía actuar rápido, osino ella también podría morir a manos del golem de metal.       
Me sentía impotente, no quería quedarme viendo como todos morirían hasta que llegara mi turno de morir con ellos. Tal vez la solución no era enfrentarlo en una batalla, sino buscar vencerlo de otra manera.  
Mire  como el golem luchaba, como agitaba la espada con agilidad descargando toda su fuerza en cada ataque sobre la mujer reptil. Fue allí cuando lo vi. La luz que irradiaba la armadura provenía de su interior. La pechera cubría una bola de fuego que latía como un corazón, aquello le daba vida.
No lo dude, tome una vasija con agua y espere el momento justo. Cada vez que extendía su brazo para atacar con la espada se dejaba entrever su corazón de fuego. Lance con fuerza el agua de la vasija sobre el costado de la armadura, empapando así su corazón de fuego. Fuego que se apagó al entrar en contacto con el agua.
La armadura perdió color y luego su vida, derrumbándose sobre el suelo mientras sus partes se desparramaban por separado sobre el ancho pedregal. El guardián de metal había sido derrotado.                     
Pudimos respirar, sentimos como nuestros corazones retomaban un pulso normal. La tensión desaparecía junto con el peligro.   

La mujer reptil tomó entre sus brazos al malherido lobo y lo cargó hasta el final de la habitación donde se hallaba una enorme puerta metálica rodeada por un artístico marco tallado con figuras extrañas. Yo abrí la enorme puerta dejando que por ella entrara la luz del sol y el aire exterior. Era nuestro premio, era la libertad.  


12 comentarios:

  1. Vaya juego inventó ese Hidalgo del Reflejo, que parece que de "Hidalgo no tiene nada". Un juego bastante cruel y demencial.

    Extraños los seres que encontró la protagonista, aunque sólo cuatro de ellos sobrevivieron; hay que ver si el lobo sobrevive... supongo que no. Muejejejejejeje.

    Tuvo una buena idea la protagonista para vencer al Golem de metal, en un principio el miedo la invadió hasta el punto de que no podía moverse, pero al final, cuando descubrió el punto débil de su enemigo tomó valor y realizó el golpe de gracia... Y pensar que el Golem iba a sobrevivir por un instante y la atacaría... (soy demasiado sangriento je, je, je)

    Lindo cuento. Que tengas un lindo viernes. ¡Saludos, amiga!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias Nahuel por leer. Me alegra mucho que te haya gustado.

      Jajaja Estuve a punto de matar al lobo tambien pero me pareció que ya sería mucha muerte en un cuento!! ajajja

      Un saludo amigo/compañero ;)

      Eliminar
  2. Me gustó. Al principio le encontré una influencia de Borges, por eso del laberinto, los espejos. Incluso por el minotauro.
    Luego me recordó la película Laberinto con David Bowie y una muy joven Jennifer Connely.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Esa pelicula es mi favorita, puede que haya tenido un poco de influencia. jeje

      He leido algo de Borges y otro poco de literatura grecolatina, el minotauro es un ser mitológico.

      Muchas gracias por leer.

      Eliminar
  3. Hacía mucho tiempo que no leía un cuento, ha sido una experiencia agradable y divertida. Tiene todos los elementos clásicos, bien usados. Te manejas bien en este género, que no considero fácil. Por el contrario, opino que hay que trabajarlo con todo el respeto, cuidando la totalidad de sus componentes. ¡Ánimo +Cynthya Soriano!, enhorabuena.

    ResponderEliminar
  4. Hacía mucho tiempo que no leía un cuento, ha sido una experiencia agradable y divertida. Tiene todos los elementos clásicos, bien usados. Te manejas bien en este género, que no considero fácil. Por el contrario, opino que hay que trabajarlo con todo el respeto, cuidando la totalidad de sus componentes. ¡Ánimo +Cynthya Soriano!, enhorabuena.

    ResponderEliminar
  5. Hacía mucho tiempo que no leía un cuento, ha sido una experiencia agradable y divertida. Tiene todos los elementos clásicos, bien usados. Te manejas bien en este género, que no considero fácil. Por el contrario, opino que hay que trabajarlo con todo el respeto, cuidando la totalidad de sus componentes. ¡Ánimo +Cynthya Soriano!, enhorabuena.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias Kairos por tu visista a mi blog. Me alegro mucho que te haya gustado mi pequeño cuento.
      Un saludo :)

      Eliminar
  6. Esto que ha salido de tu pluma, es un excelente recordatorio de las historias que solía escuchar de niño. Muy buena experiencia de verdad.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias por leer y comentar.
      Me alegro mucho que hayas disfrutado de mi texto.
      Bienvenido al blog!!

      Eliminar
  7. Un fantástico cuento con unos buenos elementos muy bien llevados. Al final una historia muy completa y entretenida.
    Saludos.

    ResponderEliminar