miércoles, 3 de junio de 2015

La princesa de dragones


Una ciudad era asediada por la furia de un poderoso dragón. Ganados devorados, plantaciones consumidas por el fuego, casas derrumbadas, mucha gente muerta por culpa de sus zarpas.
No solo debían defenderse de un dragón salvaje, sino que los pueblos vecinos amenazaban con la conquista. Las batallas se volvían frecuentes y una guerra se avecinaba inminente.   
La princesa de la ciudad, también era bruja. A pesar de ser joven tenía cientos de conocimientos sobre las magias. Ya que las rudimentarias armas de la milicia eran inútiles contra la piel del dragón, el pueblo había depositado su esperanza en ella, esperando que su magia sea tan poderosa como todos creían.
En una colina cercana a la ciudad, la princesa bruja y un arquero esperaban la aparición del dragón, había pasado unos días desde el último ataque, el dragón no esperaría mucho para su próxima cena. Y la princesa no se equivocó, al horizonte se levantaron dos amplias alas que se batían con ímpetu. El dragón se acercaba a lo lejos como una sombra, aterrador.
La princesa bruja le dio al arquero la señal para que se prepare, le había conjurado una flecha de diamante puro, por sus conocimientos sabía que aquel mineral era el más duro de la tierra, además de tener propiedades mágicas incalculables que le servirían para esta ocasión. Había una sola flecha de diamantes, por lo tanto el arquero debía ser preciso, el mejor de la ciudad.
Cuando la bestia se encontraba a una distancia razonable, el arquero lanzó la flecha impulsándola con la fuerza del tensó cordel del arco. La flecha viajó por el aire refulgurando luces de los rayos del sol que en ella rebotaban, alcanzando así, cortante,  uno de los prominentes cuernos óseos del dragón. Éste saltó de su cabeza cayendo sobre la hierba mojada.
La bestia se precipitó enojada al sentirse atacada, voló alto y veloz cayendo en picada sobre la ciudad, dejando a su paso, no más que estragos. Mucha gente murió quemada por su furia que parecía incesante. Los guerreros intentaron defender a la ciudad, junto con ellos el Rey, pero todos murieron superados por su fuerza. La ciudad se quedó sin milicia que los protegiera y sin Rey que los gobernara.  
A la mañana siguiente el dragón se fue de vuelta a su nido satisfecho habiendo cobrado venganza por su cuerno perdido.
La princesa estaba sola, y ella sola debía encargarse de una ciudad entera. Debía hacer algo al respecto, si en el próximo ataque el dragón no los exterminaba por completo, lo harían las ciudades vecinas. Debía crear algo que los protegiera del dragón y del los extranjeros, ya que no quedaban ni un soldado en el pueblo.
El arquero había fallado, se suponía que debía matar al dragón, no sacarle un cuerno y enfurecerlo aún más. La princesa estaba enojada y le gritó al arquero, él cual no encontró palabras para disculparse, se suponía que él era el mejor en toda la ciudad y les había fallado.   
La princesa bruja volvió a la colina, la verdad no sabía que buscaba, pero creyó que en algo la ayudaría. Tal vez solo a pensar. Pensar en que estaba sola, literalmente sola, todo el ejercito muerto, la ciudad desprotegida, su padre muerto, dejándole a su cargo la ciudad entera, a una niña sin experiencia en la gobernación de un reino. Mientras meditaba estas cosas su pie piso algo puntiagudo. Era el cuerno del dragón, el cual había sido arrancado de su nuca por culpa de la flecha de diamante. Fue allí cuando lo supo, supo qué hacer, como proteger a la ciudad.     
Levantó el cuerno del suelo y lo llevó a su habitación que constaba con un laboratorio de alquimia personal. Allí conjuró el cuerno, lo volvió un amuleto del cual colgó de su cuello. El cuerno se había vuelto de un extraño brillo mágico, en el existía un profundo poder.    
La princesa volvió a subir a la colina a esperar el dragón, pero desde allí vio también como un ejercitó se avecinaba, era un ejército de conquista que destruiría y subordinaría su reino por medio de la coacción.
Esperó en la colina impaciente rezando que el dragón apareciera de inmediato, se le acababa el tiempo. Fue allí cuando vió aquella sombra aterradora, devoradora de hombres, temible ante los ojos humanos y de cualquier animal.
El dragón voló y aterrizó en la colina agitando sus poderosas alas y rugiendo de forma amenazadora, se estaba preparando para atacar a la joven. Pero ella antes de que el dragón la envistiera sacó del interior del corsé de su vestido una joya violeta, del mismo color del tegumento y resto de cuernos del dragón. Era el amuleto que ella había conjurado a partir del cuerno que encontró escondido entre la verde hierba de la colina.
Cuando el dragón vió el amuleto de inmediato se humilló ante la princesa, no pudo evitarlo, inclinó su cabeza de forma sumisa, ella ahora era su ama.       
El dragón se dejó montar por la princesa y ella lo dirigió a la ciudad. Los plebeyos al principio creyeron que era otro ataque y corrieron a esconderse, pero cuando vieron que su princesa lo montaban la aclamaron entre gritos y aplausos. Renacía la esperanza.
El ejército extranjero había llegado a la ciudad, los barbaros marchaban estoicamente mostrando sus relucientes espadas de doble filo. La conquista había comenzado.
El rey comandaba el ejército y adelantándose comenzó a gritar entre las calles:
― Reino sin rey, ríndanse sin presentar batalla y los acogeré en mi ceno hospitalariamente, más osen atacarnos y nosotros los destruiremos y no dejaremos ni una sola casa sin calcinar.
La princesa escuchó la propuesta del Rey vecino, su voz rebotaba a través de las calles, no lo veía solo lo oía. Había un muro que los separaba. La princesa les respondió:
― Es cierto, somos un reino sin rey, pero tenemos una princesa que nos gobierna.  
― Seguro la tendrán, pero tampoco tienen de un ejército que los proteja. Una princesa no puede proteger a nadie. Los rumores corren rápido. No intente engañarme, decidan ahora mismo si presentaran batalla o se rendirán sin presentarla.      
― Es cierto, no tenemos ejercito, pero sin embargo decidimos defendernos, no dejaremos nuestro reino a huestes de extranjeros, de barbaros.
El rey conquistador se sintió ofendido, por lo tanto desenvainó su espada, esperando seguramente una turba iracunda de plebeyos con escobas y sartenes para defender su reino, sería la conquista más fácil que alguna vez allá cometido. Pero el muro no fue atravesado por un grupo de incompetentes plebeyos como él esperaba, sino que la princesa lo atravesó, pero no venía sola, montaba un poderoso dragón de cuernos amatista.
Todos los hombres aguerridos temblaron ante la feroz criatura, pero el rey no lo hizo. Estaba convencido que conquistaría la ciudad, cueste lo que cueste.
El monarca de los barbaros agitó su espada con solides y de forma amenazante. La princesa le respondió, lo envistió con las zarpas de su dragón. El rey esquivó y bloqueó las primeras zarpadas, pero el dragón era más rápido y más fuerte, al final terminó vencido por la presión de su mandíbula, el dragón apresó al rey entre sus dientes quitándole la vida lenta y dolorosamente. Luego ahuyentó al resto del ejército con el fuego de sus fauces.
La ciudad nunca más volvió a ser asediada por barbaros, y la princesa bruja se convirtió en la princesa de dragones, para más tarde convertirse en la reina más poderosa que alguna vez haya pisado el continente, señora de dragones.       

            

10 comentarios:

  1. Bueno, al parecer el arquero involuntariamente no se equivocó. Le dio a la princesa algo con qué domar al dragón y convertirse en la señora de los dragones. Ella sacó algo bueno de la desgracia causada por ése error.

    Un lindo cuento, amiga. :-D Que tengas un hermoso día. ¡Abrazos!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias Nahuel por leer y comentar.
      A vos tambien te deseo un lindo día!!! abrazo!!

      Eliminar
  2. He llegado a tu blog a través del comentario que dejaste en futboldepoetas. La narrativa de inspiración mitológica no es muy de mi grado; quizá soy demasiado viejuno para que me enganche. Lo que sí me ha gustado es "Prisión de inocentes". Me ha recordardo La Pantera de Rilke, con emoción. Gracias. Jorge.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias Jorge por la visita a mi blog. Bienvenido..me alegro mucho que hayas disfrutado de mis textos.
      Un saludo:)

      Eliminar
  3. ¡Precioso cuento! Bien narrado y, dentro de la fantasía más clásica, una historia diferente. Una lectura muy agradable. ¡Bravo Cynthia!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias Miguel Angel por leer y comentar.
      Me alegra muchisimo saber que has disfrutado de la lectura de mi cuento.
      Un saludo :)

      Eliminar
  4. Un cuento con mucho fuego interor. Enhorabuena y gracias por compartir en SUPERSOÑADORES saludos...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias Ander por tu visita al blog.
      Me alegro mucho que te haya gustado mi cuento.
      Un saludo. :)

      Eliminar
  5. El arquero falló, pero ese error le permitió a la princesa enfrentar al dragón, conviertiendolo en un aliado. Tal vez algunos errores se convierten en aciertos, en cirncunstancias especiales.
    Buen relato. Me recordó a Corazón de dragón.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias por leer y comentar. Me alegro que le haya gustado.
      Un saludo

      Eliminar