Caminaban sobre la vereda tres amigos, riendo de un chiste
que Nicholas les contaba, uno que incluía ardillas:
_ Entonces la ardilla pregunta ¿Dónde están mis avellanas? y
en eso el caracol le responde…_ Pero no pudo terminar de contarlo porque el más
pequeño del trió lo interrumpió, también era el que más imaginación tenía.
_ ¡Miren a ese extraño hombre!_ El pequeño sentía la
adrenalina subirle hasta el pecho.
Había un anciano que caminaba veloz por enfrente de la
calle, su rostro expresaba preocupación. Doblo velozmente la esquina, casi
corriendo, dejando que se le callera al suelo un sobre amarillo.
Los niños corren a recoger el sobre, pero sus ojos ya no
encontraron al anciano. Doblaron la esquina pero parecía haber desaparecido.
Cuando Iván, el más inteligente, el interesado por la
ciencia, mira el sobre con detenimiento, se extrémese al leer las leyendas que
poseía. Tenía tres palabras escritas en mayúscula, en color rojo, y resaltadas
por signos de admiración, el sobre parecía serio:
_ ¡URGENTE!... ¡CONFIDENCIAL!... ¡SECRETO!_ Leía Iván la
portada del sobre cerrado.
Nicholas, el más gracioso del grupo, siempre contando
chistes, y si eran de ardillas mejor, no pudo evitar que en su boca se
desplegara una enorme sonrisa divertida, veía en aquel extraño sobre una
aventura.
En cambio el más pequeño del grupo no se veía tan
entusiasmado:
_ Creo que deberíamos tirarlo a la basura_ Decía girando la
mirada en todas direcciones, se sentía observado.
_ ¿Estás loco?, tenemos que saber que hay dentro_ Decía
Nicholas cada vez más entusiasmado.
_ Sí, pero aquí no, puede ser peligroso_ Termino por decidir
Iván _ Iremos a mi casa, y allí decidiremos qué hacer con el sobré_
Corrieron a la casa de Iván, que por suerte no quedaba muy
lejos.
Dentro, se encerraron en la habitación, aseguraron la
puerta, por si las dudas, y se pusieron a analizar el sobre cerrado.
Notaron que el sobre no tenía nada escrito además de esas
tres extrañas palabras, no tenía direcciones ni ninguna clase de información.
Además el sobre era muy liviano, lo que indicaba que dentro había una sola hoja
de papel. ¿Qué misterios guardaría?
Los chicos sentados en torno al sobre no dejaron de formular
hipótesis sobre su contenido:
_ ¡Yo todavía sostengo que deberíamos desasearnos de él!,
incluso mejor destruirlo_ Decía el pequeño.
_ ¡No!, ¡Yo quiero saber que hay dentro!_ Decía Nicholas.
_ Creo que primero deberíamos considerar las posibilidades,
los pro y los contra, y todas las consecuencias que podríamos padecer si
abrimos ese sobre_ Formulaba Iván teniendo el sobre en sus manos.
_ ¿Y si es una conspiración terrorista contra el presidente?,
yo no quiero tener eso cerca mío_ Decía el pequeño.
_ ¿Qué? ¡No!_ Reía Nicholas _ Apuesto que es información
sobre un tesoro, o una expedición secreta, ¿Acaso no les gustaría buscar la Atlántida?_
_ No lo sé, hay científicos que dudan que alguna vez
siquiera haya existido_ Pensó Iván.
_ Y ¿Sí es algo peor?_ Decía el pequeño bajando la voz _ Y
¿Sí es información sobre el encubrimiento de los extraterrestres?_
Nicholas al escucharlo se lanzó a reír a carcajadas. En
cambio Iván negó aquella teoría:
_ Eso es totalmente irracional, totalmente ilógico, no hay
ninguna prueba contundente que verifique la existencia de tales cosas_ Decía
Iván siempre tan escéptico.
Y así fue como comenzó una discusión, el pequeño se había
sentido ofendido porque Nicholas se había reído de él y de su teoría con
respecto al contenido del sobre. Y no importaba cuales fueran las teorías que
formularan sus amigos, Iván siempre las rechazaba con argumentos científicos y
racionales.
Nicholas y el pequeño estuvieron más de media hora
discutiendo, diciéndose lo incrédulos e inocentes que eran por formular
aquellas teorías. Como Iván vió que la discusión no acabaría a no ser que se
develara por fin el contenido del sobre, decidió abrirlo:
_ ¡Basta!_ Gritó parando la discusión de sus amigos _ Solo
hay una forma de saber que hay dentro_ Y diciendo esto rompió el extremo del
sobre, Nicholas lo intento detener, pero ya era tarde, el sobre ya estaba
abierto.
Iván fue el primero en leer lo que decía el interior del
sobre, la verdad no supo cómo reaccionar a lo que tenía frente a sus ojos, ¿De
qué se trataba en verdad?, ¿De una broma?
Antes de que su mente conjeture alguna respuesta, se limitó
a leer lo que decía aquella hoja tan misteriosa:
_ “La curiosidad mato al gato”_ Leyó.
_ ¿Qué significa eso?_ Preguntó el más pequeño.
_ Significa que nos han jugado una broma_ Le respondió
Nicholas sintiéndose decepcionado por el contenido.
No dejaron de pensar que aquel anciano que había perdido el
sobre, lo tubo planeado todo desde un principio, y seguramente debe estar
riéndose pensando en lo que pudo haber ocasionado.
¡Ja, ja, ja, ja! ¡Qué anciano más bromista! ¡Ja, ja, ja, ja! Se debe estar partiendo de la risa en alguna parte. Je, je, je, je.
ResponderEliminarLindo cuento. Ideal para pasar la tarde lluviosa que hay aquí. Un abrazo. ¡Saludos!
Jaja que bueno que te haya gustado... por acá tambien tenemos lluvia. SALUDO
Eliminar¿Ah, sí? La verdad es que la lluvia me agrada siempre y cuando no tenga que salir a algún lado. Je, je, je, je. A veces me inspira. No sé si te a ti también. ¡Saludos!
EliminarDepende, si es durante el día me deprime, pero si es a la noche me gusta dormir escuchando como las gotas golpean.. jeje.. acá en Mendoza no llueve mucho, aun que últimamente estan cambiando los climas. Un saludo
EliminarA mí también me gusta dormir escuchando las gotas golpear el suelo o el techo, te relaja... Je, je, je. ¡Ah, cierto! En Mendoza hay un clima semi-árido por culpa de la cordillera de los Andes. Se me chispoteó eso, je, je, je. Buenas noches.
EliminarQué difícil es mantener a raya la curiosidad. Muchas veces se termina quedando como estúpido.
ResponderEliminarLindo relato de amigos y disyuntivas.
Saludos.
Gracias por leerlo y comentar. SALUDO
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