Este
era un lugar sagrado, allí había escritos todas sus obras Carol Kleist, en
aquel pequeño escritorio había pasado horas y horas escribiendo sus grandes
creaciones, historias fantásticas, tan maravillosas que cada vez que uno las
lee se maravilla de cada una de las palabras que nos cuentan sus travesías y
odiseas, infinidades de seres y personas grandiosas viven en esas hojas,
esperando a que alguien los vuelvan a la vida con sus lecturas.
Carol Kleist
era una joven prodigio, creaba de su fresca mente un montón de diferentes
historias, historias que solo los profesionales y especialistas escritores de
muchos años podían crear de la experiencia vivida, perfeccionándose a través
del tiempo, para crear así obras maestras, pero Carol, no era así, su primer
historia, hasta la última eran obras de arte, estaban escritas con una
exquisitez sensacional, que cada vez que uno se perdía en sus lecturas su mente
y corazón comenzaban a navegar por un mar de sensaciones y placeres
indescriptibles.
Esta
habitación, fuente de inspiración para Carol, hacia meses que estaba sucia
desde su desaparición, una noche no había vuelto de su paseo, Carol
acostumbraba todas las tardes a dar un
paseo por el mar, las aguas y las olas del mar la ayudaban a pensar cuando no
sabía cómo terminar un libro.
Era una chica sumamente
inteligente, era capaz de resolver cualquier interrogante o obstáculo que se le
presentase, y según sus palabras “No hay mejor lugar para pensar que el mar”,
cuando se le presentaba un problema tomaba su velero y navegaba unos kilómetros
mar adentro, y apoyando sus codos sobre la baranda se dedicaba a contemplar el
inmenso océano, y en ese momento su mente era una red de ideas que iban y
venían, y cuando creía acomodar su mente volvía a su casa dispuesta a enfrentar
dicho problema.
Esa
tarde que Carol tardaba en regresar, toda su familia estaba inquieta, su
hermana caminaba por toda la casa sin saber qué hacer, su madre hacía llamados
a todos los conocidos, vecinos, familiares, amigos, compañeros del colegio, y
nadie la había visto, su padre salió en su camioneta roja a recorrer las calles
de la ciudad, buscándola desesperadamente.
Hanya Kleist,
la madre de Carol, lloró toda la noche, tanto que su almohada estaba
completamente húmeda por sus amargas lágrimas, no podía dejar de pensar en
ella, ¿Por qué no había vuelto esa tarde?, le destrozaba el corazón en solo
pensar lo que le pudo haber pasado.
Unos
días después de su desaparición, la policía tocó la puerta de la entrada, Hanya
casi se desmaya al escuchar las palabras de los oficiales:
_ Un barco pesquero ha encontrado
en el fondo del mar un velero celeste, creemos que puede llegar a ser el de su
hija_ Le decía uno de los oficiales apretando su gorra entre sus dedos,
detestaba dar malas noticias_ En la proa estaba escrita la frase “Letras del
cielo”_
_ Si, ese es el velero, ese era
su nombre_ Decía Hanya cayendo sobre los brazos de su esposo, enjuagándose las lagrimas con la corbata de su camisa.
La
familia entera estaba consternada, los vecinos y amistades fueron a dar sus
condolencias, y los familiares se acercaron a compartir el dolor que sentían. Hanya
no dejaba de pensar en lo sucedido, según los oficiales que habían viajado al
lugar del accidente, el barco había sufrido un impacto con una roca,
produciendo un daño irreparable, y en unos minutos el barco ya se encontraba en
el fondo del mar.
Unos buzos habían ingresado al
velero, y no encontraron a Carol, los oficiales les prometieron no abandonar la
búsqueda, estaban seguros que se había ahogado durante el hundimiento de la
nave, y que seguramente alguna corriente oceánica la separo del velero.
Antes de su desaparición, Carol
había intentado durante años publicar sus obras en alguna editorial, pero todas
la rechazaron. Su madre en medio del dolor que sentía se prometió que no
descansaría hasta ver cada una de las historias publicadas e impresas, así que
tomó de los estantes de la habitación de escritura todos los libros impresos de
su hija, y se dirigió a cada una de las editoriales existentes.
La primer editorial a la que
asistió, la aceptó de inmediato luego de escuchar la historia de la desaparición
de una joven escritora de dieciocho años, no podían negarse, con esa historia,
seguramente tendrían suerte y muchísimo éxito en publicar sus libros.
Inmediatamente la noticia se hizo
famosa, salía en las radios, televisión, diarios, la historia de Carol Kleist
se encontraba por todos lados, todos querían leer sus libros, “la pobre chica
había sufrido un accidente, y en su corta vida había escrito espectaculares
historias y novelas”.
Vendieron de miles a millones de
copias, tanto que cada novela superó la séptima edición, sus obras se volvieron
parte de la vida y la comunidad, todos conocían sus historias, se habían vuelto
parte de conversaciones, las escuelas los habían tomado como material de
lectura para la primaria y secundaria, se había vuelto un frenesí, en las
noticias televisivas lo llamaban “La fiebre Kleist”.
Se había vuelto realidad el sueño
de Carol, ella desde muy niña siempre quiso ser una famosa escritora, adoraba
escribir, y le apasionaba crear un sinfín de diferentes historias.
Hanya se sentía orgullosa, el
sueño de su hija se había concretado, ella lo había hecho por su hija, no le
interesaba el dinero ganado, donaron más de la mitad del dinero recaudado en
las ventas de los libros a aquellas personas que sufrían necesidades, ayudaron
a pagar operaciones a gente que necesitaba una cirugía de emergencia,
contribuyeron en las donaciones de hospitales, orfanatos y geriátricos, entre
muchas otras cosas más, la ciudad entera estaba agradecida con la solidaridad
de la familia Kleist.
A pesar de la felicidad que
sentía Hanya por el éxito de las historias, también a la vez sentía mucho
dolor, se había vuelto realidad el sueño de su hija Carol, pero ella no estaba
allí para poder disfrutarlo, no podía ver el impacto que sus libros habían
causado, nunca podrá ver su sueño realizado.
Después
de un mes de la desaparición de Carol, Hanya por fin se atrevió a ingresar en
la habitación de su hija, esta se encontraba fría y oscura, las pertenencias de
la joven se encontraban donde ella las había dejado la última vez.
Sobre la cómoda se encontraban
sus hebillas para su castaño cabello y su violeta peine con algunos cabellos
enredados en sus dientes. Sobre una silla estaban apilados los útiles de la
escuela, dos cuadernos azules, y una carpeta roja con algunas hojas
sobresalidas. La puerta del armario estaba abierta dejando ver la ropa de su interior,
y la cama estaba sin hacer.
Hanya suspiró profundamente, y se
sentó en la cama a observar la habitación, los ojos pasearon por las paredes,
observando las fotos colgadas que recordaban algún lindo momento, una foto
capturaba una cena familiar, había otra donde se encontraban sus dos mejores
amigas, y otra donde Carol salía del muelle saludando felizmente desde su
velero celeste.
Cuando giró para ver otra pared,
sintió debajo suyo algo duro, metió la mano entre las sabanas y encontró un
libro de historia de las artes, donde hablaban de todos aquellos famosos
artistas de la historia, músicos, escritores, escultores y pintores.
Hanya abrió el libro y leyó
rápidamente algunas páginas, y descubrió una frase que le llamó mucho la
atención:
_ “Este talentoso artista nunca
conoció su fama, sus obras se hicieron importantes y famosas después de su
muerte, y hoy en día sus historias son clásicos de la literatura”_ La mujer
leía en voz alta aquellas palabras.
Se detuvo a pensar unos momentos,
aquel famoso escritor nunca conoció la importancia de sus obras, ya que fueron
reconocidas luego de su muerte, igual que Carol, inmediatamente no le pareció
justo, no solo le sucedió a su hija, sino a la mayoría de los artistas famosos.
Sintió ira y tristeza a la misma vez, pero no había nada que pudiera hacer, su
hija ya no estaba con ella.
Al día
siguiente, el padre hizo un viaje en su camioneta, a unos pocos kilómetros
tenían unas hectáreas con ganado, y cada día por medio viajaban a asegurarse
que no les faltara alimento ni agua, había una pequeña cabaña donde el padre
guardaba el alimento de las vacas, pero esta vez cuando entró notó algo
diferente, el lugar no estaba como hacía dos días atrás lo había dejado, una
mesa y una silla estaban limpias y cambiadas de lugar, alguien las había
utilizado, comenzó a recorrer la cabaña, y en una habitación encontró algo que
nunca hubiera pensado que podría llegar a encontrar, por su cabeza pasaron un
montón de ideas mientras buscaba, pensó en un vagabundo, en algún zorro que
había ingresado para resguardarse de la lluvia de anoche, e incluso en un
ladrón, pero lo que encontró lo sorprendió mucho más, fue totalmente inesperado
y extraño, ¿Qué hacia su hija en la cabaña sola?, su primera reacción después
de estar unos segundos inmóvil fue abrazarla, y luego preguntarle un montón de
cosas a la misma vez, no entendía que era lo que estaba pasando, incluso por un
momento pensó que estaba alucinando, Carol, no le explico nada, solo le dijo:
_ ¡Llévame a casa!_
Y así
hizo su padre, ambos volvieron sin decirse nada, la mente del hombre era una
nube de dudas, ¿Qué había sucedido?, ¿Había estado un mes entero en la cabaña
sola?, ¿Y cómo es que no la había visto antes si visita la cabaña frecuentemente?,
¿Por qué después del accidente del velero no volvió a la casa?, ¿Qué estaba
sucediendo?
Llegaron
a la casa, Hanya al abrir la puerta y ver ante sus ojos a su hija perdida se
quedó inmóvil por un segundo, y luego con un salto la abrazó envuelta en lágrimas,
su corazón latía muy fuerte de la emoción, le dolía la cabeza, parecía que un
yunque hubiera caído sobre su frente cuando vió a su hija parada en la puerta
de entrada. Su hermana la recibió abrazándola y diciéndole que la había
extrañado mucho, mucho.
Hanya
tomó las manos de su hija mayor y le decía dulcemente:
_ Me alegra mucho que estés bien,
¿Qué sucedió?, ¿Cómo es que…?_ Hanya volteó la cabeza y le preguntó a su esposo
en un abrazo _ ¡La encontraste!, me la trajiste de vuelta, ¿Dónde estaba?_
_ En la cabaña_ Le respondió el
padre de Carol todavía extrañado por lo sucedido.
_ ¿La cabaña nuestra?_ Pregunta Hanya.
_ Si, no entiendo lo que sucedió_
Le explicaba el hombre muy desconcertado.
_ Yo les explicare_ Habló
finalmente Carol dispuesta a explicarles lo sucedido _ Hace un mes, fui
rechazada por decima vez de una editorial, esto me destrozo, me encerré en mi
habitación y comencé a leer mis libros de la escuela para poner la mente en
otro lado, pero sin embargo no podía dejar de pensar en todos los rechazos que
sufrí uno tras otro_ Hizo una pequeña pausa, respiró hondo y prosiguió su
historia_ comencé a leer mi libro de historia de las artes, y note que todos
aquellos artistas tenían algo en común, todos, absolutamente todos, de
escritores hasta pintores, ninguno tuvo el reconocimiento en vida que se
merecían, ninguno de ellos conoció lo tan importantes que fueron para la
historia, sus magnificas obras tomaron importancia después de su muerte,
entonces tenía la cabeza desordenada, un montón de ideas que volaban por mi
mente sin sentido, así que fui al mar a despejar mi mente y organizar mis
ideas. Como esperaba el agua me organizó y puso mis ideas en orden, en ese
momento idee un plan, estaba segura que funcionaria, tome un bote inflable del
armario del velero, fije el curso hacia una enorme roca, y unos metros antes
del impacto baje del velero, y me escondí en la cabaña, todo funcionó de
inmediato como lo esperaba, era una historia deliciosa para los reporteros, me
harían famosa, y así lo hicieron, me escondí en la cabaña este mes entero, y
cuando pensé que ya era suficiente decidí mostrarme ante mi padre para aclarar
las cosas, estaba segura que si cambiaba de lugar unos muebles, él se daría
cuenta, y como esperaba mi plan funcionó a la perfección, mis novelas tuvieron
éxito, y yo me convertí en una escritora famosa y rica_
La familia de Carol se quedaron
atónitos, no podían creer lo que estaban escuchando, todo había estado
planificado, ella fingió su muerte para tener fama.
¿Las acciones de Carol podrían
calificarse como astutas o egoístas?, ¿Acaso no pensó en el daño o preocupación
que le causo a su familia?, ¿Solo piensa para sí misma sin importarle la gente
que la ama?, ¿Cómo saber que pensaba en ese momento de angustia?
Interesante entrada: ecos de adolescencia perfumados con la incerteza que da el desconocer el futuro. Muchos besos; muy buena entrada y te dejo mi espacio, por si te interesa:
ResponderEliminarhttp://www.ourgodsaredead.blogspot.com.es/
Gracias por leer la entrada y comentar. voy a pasar por tu blog. saludos
ResponderEliminarMagnífico relato. Me gusta. El desenlace deja un buen tema para debate. Me gusta mucho. Felicidades
ResponderEliminargracias por leer mi pequeño relato. saludo
EliminarBuenas preguntas la del final del relato. Da para pensar... Saludos y comparto. Un relato así es bueno para abrir un debate sobre esto.
ResponderEliminarGracias por leer mi relato. Me alegro mucho que le haya gustado.
EliminarLinda historia. A la vez sobria y cautivadora. Por lo poco que vi, me atrevo a decir que tu es una gran escritora. ¡Enhorabuena!
ResponderEliminarMuchas gracias por leer mi historia y comentar. Te agradesco por el alago. SALUDO
Eliminar