Lucía estridente sus plumas de millares de colores,
verde, azul, rojo y otros folclores.
No volaba, más alas no tenía.
Pero si ojos como las poderosas agilas poseía.
Se paseaba guardiana por los bosques vivaces,
rescatando a los pichones que caían fugaces.
Cuidaba de los vuelos matutinos,
acompañaba los pelegrinos.
Pintaba de frescos
pinceles las plumas de los que volaban,
y les enseñaba los cantos a las avecillas que nacían.
Frutas brillantes recogía de los prados verdes,
creando enormes banquetes.
Su corazón se regocijaba al escuchar las mil y unas agudas sinfonías.
Dulces cantos alzaban al cielo,
las garzas vestidas de blanco velo.
Danzaban alegres las cacatúas,
mostrando sus coronas de elegantes plumas.
Al caer el alba,
las aves volvían cansadas.
Cada una a su respectivo nido,
que los pichones los esperaban,
lanzando amplios chillidos.
TU TEXTO ES MÁGICO!!!
ResponderEliminarABRAZOS
Me alegro que le haya gustado, gracias por comentar. saludo
EliminarTiene una pluma privilegiada. Es fantástico este poema. Ojalá siga escribiendo, aunque he de sospechar que mejorará y será un gusto seguir leyéndola. ¡Saludos!
ResponderEliminarTodavía soy joven y me falta mucho por aprender y mejorar. Desde ya muchisimas gracias por los elogios y por leer mis textos. Saludo
EliminarHola Cynthia.
ResponderEliminarEs un poema muy atractivo por la frescura y la sencillez que transmiten tus palabras.
Me gustó.
Felicitaciones.
Muchas gracias por comentar mi poema, me alegro mucho que le haya gustado. SALUDO
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