jueves, 23 de julio de 2015

¿Yo, un mago?


Les presentó a Charly Smile, un jovencito muy delgaducho, pelo negro azabache, al igual que la pupila de sus ojos, con manos delgadas, pero de dedos cortos. Era un chico igual que cualquier otro, o por lo menos, antes lo era.  
Un día como cualquier otro, las cosas cambiaron. Camino al granero algo muy extraño le sucedió. Les contaré como sucedió exactamente: Todas las mañanas, Charly se encargaba de limpiar todo el excremento, que por cierto eran montañas, de alimentar a las gallinas, a los conejos y a las vacas, y además de volver a llenar los baldes con agua, que durante la noche los animales habían bebido.     
Mientras caminaba hacía el granero escuchó un ruido detrás de él, como si alguien lo siguiera, pero cuando volteó para ver de quien se trataba, no había nadie. Charly se encogió de hombros, seguramente habrá sido alguna gallina que se escapó de su corral, o alguna curiosa rata.
Ya dentro del granero, mientras llenaba un barril cortado por la mitad, con maíz para las gallinas, una oscura sombra lo cubrió, se ramificaba con furiosas ramas por el suelo hasta llegar a él. El niño quiso gritar pero una fría mano huesuda tapó su boca, impidiendo la salida del grito:
― ¡Shhh!― Le dijo el dueño de aquella sombra ― Vengo a sacarte de esta asquerosa pocilga llena de estiércol― Él niño se sorprendió al escuchar aquella voz avejentada y ronca, pero profunda y mística al mismo tiempo ― Tú chico, no estás hecho para esto― Le dijo retirando la mano de su boca, el anciano se dejó ver por los oscuros ojos del niño.
El niño retuvo un gritó al ver a aquel horrible hombre, de rostro delgado, tanto que sus enormes ojos parecían estar descansando sobre dos huecos vacios, su piel lucía achicharrada por la edad, y el blanquecino vello que cubría su mentón y boca, se veía grueso y áspero. Lo más extraño de él, no era su avejentado y demacrado aspecto, sino en el par de sucios harapos en el que estaba envuelto, una pesada túnica caía sobre su débil cuerpo esquelético, Charly no pudo dejar de preguntarse si no le pesaría mucho aquella túnica gris al caminar, y su inusual bonete viejo y puntiagudo. Sin mencionar el extraño colgante que llevaba al cuello y el bastón que sostenía su viejo cuerpo, con una empuñadura de un cráneo, de vaya a saber uno de que animal era.
Charly no hizo lo que haría cualquier persona normal al encontrarse con semejante viejo frente a uno, no salió corriendo, no intentó gritar para pedir ayuda, no intentó defenderse de aquel anciano, sino que entabló una conversación:    
― ¿A qué te refieres con que no estoy hecho para esto?, es la granja de mí padre, y en poco tiempo será mía― Le dijo mientras pensaba en su enfermo padre, que le prometió heredarle la granja una vez que muriera, lo cual no faltaba mucho, teniendo en cuanta su deplorable salud. Para heredar la granja debía probarle que estaba hecho para trabajar en ella, por eso mismo se levantaba muy temprano todos los días para cuidar de los animales. No quería decepcionar a su padre.  
― Charly, tú no eres un granjero, eres un mago― Le informó el anciano, haciendo énfasis al decir mago.
― ¿Cómo sabes mi nombre?― Dijo desconfiando del anciano, pero luego agregó muy confundido ― ¿Yo, un mago?
― Sí Charly, sí.
― ¿Cómo es posible?― Le preguntó el niño incrédulo, sospechaba que este viejo estaba loco.
― Como te habrás dado cuenta, yo estoy muy viejo, y solo puede haber un mago por pueblo, por eso mismo tú serás mi remplazo― Le dijo colocando su mano en el hombro del chico, empujándolo de aquella forma para que se dirigiera a la salida del granero.
― ¿Cómo se que en verdad eres un mago y no un viejo loco que intenta raptarme?― Le preguntó Charly clavando los pies en la tierra, no iría a ninguna parte sin una mejor explicación.
― ¡Ya te lo he explicado!― Le gritó el anciano exasperado ― ¿Tu quieres una demostración?― Le preguntó, Charly respondió con un silencioso asentimiento ― Esta bien.
El anciano mago se remangó la túnica, y levantando con lentitud su extraño bastón, apuntó la calavera de la empuñadura hacia el balde sin agua. 
― No queremos que los animales mueran de sed, ¿No?― Le preguntó.
― No, mi padre me mataría―Respondió el joven.
Los ojos de la calavera se encendieron en una extraña luz roja, y el balde se terminó de llenar de agua solo, en un momento estaba vacío, y al otro estaba lleno, rebosante en cristalina y fresca agua. El niño se acercó al balde con los ojos muy grandes, nunca había visto nada igual.
― Definitivamente quiero ser un mago― Dijo mientras corría con entusiasmo hacía la puerta del granero ― Vamos― Le dijo Charly al anciano.
― Espera, no olvides que estoy muy viejo― Le recordó mientras se acercaba al niño dando pequeños pasos lentos.
El anciano guió al niño por el bosque, se perdieron por las profundidades, atravesando árboles, canales, claros y más arboles. Trepando algunas subidas, escalando algunas bajadas, esquivando algunas piedras, era un camino muy escarpado. Al final llegaron, una vieja casa de piedra, con ventanales grandes, y arcos que rodeaban la entrada. Techos altos y paredes impenetrables. Una enorme puerta de madera, era la entrada principal, el anciano tiró todo su cuerpo sobre la hoja de la madera para abrirla. Ambos entraron al interior.
Los ojos de Charly Smile se abrían con emoción ante todo lo que veía, estaba en la casa de un mago, todo lo que le rodeaba era sorprendente. Armaduras vacías rodeaban el pasillo principal, si las miraba con atención, a veces podías ver dos ojos rojos en el interior de los oxidados yelmos, Charly no se aventuró a preguntar, ya que le daba miedo saber la verdad.       
Bajaron por una ancha escalera de caracol, con escalones de piedra, que llevaba a la biblioteca.  
Las paredes estaban colmadas de estanterías de viejos y gruesos libros, había mesas o cajas que guardaban extraños artefactos, como relojes de arena verde, extrañas calaveras, medallones y frascos con misteriosos contenidos.  
El mago abrió una de las cajas, de su interior sacó una pequeña túnica celeste y un pequeño bonete anaranjado de estrellas.  
― Póntelos. Para ser un mago, primero debes lucir como un mago― El niño se colocó la túnica y el bonete, que por cierto le quedaba muy apretado.   
― ¿Por qué usted tiene un gran sombrero y yo esté, tan pequeño que casi no me va?
El anciano no le hizo caso a su queja, tomó de la librería un pesado libro de tapa roja, y se lo entregó al niño:
― Ábrelo en la primer página― El niño obedeció de inmediato, abriendo el libro con entusiasmo y miedo al mismo tiempo.  
― Manual para el aprendiz― Leyó Charly el título que se mostraba en la primera pagina.
― Sí, tu eres un aprendiz ― Le dijo el mago― Por eso tú tienes un gorro pequeño, cuando seas un mago de verdad te ganaras el derecho de llevar un gran sombrero.
El niño asintió a sus palabras con resignación, se sentía ofendido por tener que llevar aquel estúpido bonete de bebé.
― ¿Y cuando tendré mi bonete de verdad?― Preguntó Charly esperanzado.
― Cuando hayas completado todas las pruebas del libro― Le respondió.
― Y ¿Cuántas pruebas son?
― Cientos de miles, depende.
― ¿Qué cosa depende?― Preguntó confundido.
― De qué tan buen mago seas, cuando mejor eres menos pruebas harás.
― Ah― Exclamó Charly ― y ¿Cuál es tu nombre?
― Mi nombre no importa, tú me conocerás como maestro― Le respondió tomando una lámpara de una de las cajas.
― ¿Por qué no importa?, maestro.
― ¿Acaso nunca te callas? ― Le preguntó mientras encendía la lámpara, con la magia de su bastón.   
― Perdón, maestro.  
El anciano rodeó los ojos con fastidio, este niño era exasperante.
― Lo primero que tienes que aprender es a tratarme con el debido respeto, no puedes asediarme con tantas preguntas, lo sabrás todo, pero a su debido tiempo, ¿Entendiste, Charly?
― Sí, maestro― Le respondió el niño muy humillado, bajando la mirada hasta el suelo.
― Eso espero ― El anciano tomó el libro de las manos pequeñas del jovencito, y releyendo en su mente las primeras páginas varias veces, dijo ―La primer prueba es la más importante, es la que nos dirá si en verdad eres un mago o no.  
El niño moría por interrogar al anciano, ¿Qué significaba todo eso?, pero se contuvo, tragándose sus dudas y curiosidad.   
El mago llevó al niño hasta una nueva habitación, pero antes de ingresar por la puerta, le vendó los ojos: 
― ¡Ve niño!― Le dijo empujándolo hacía el interior de la habitación, el niño no veía nada, no sabía dónde estaba.
― ¿Qué debo hacer?― Preguntó asustado.
― No puedo decírtelo, en eso consiste la primera prueba.
El niño caminó en la oscuridad, estirando sus manos, no sabía si debía encontrar algo, o esquivar ese algo. No sabía nada de nada.   
En un momento sus manos tocaron algo, se lo sentía pesado y lleno, su superficie era de madera. Sospechó que era un barril, por su forma redonda. Se aventuró a meter su pequeña mano en el interior. Sus dedos se empaparon de inmediato, ¿Era agua?, el anciano en ese mismo momento le retiró la venda de los ojos.   
La habitación estaba vacía, excepto por dos barriles idénticos, uno contenía agua cristalina, y el otro, agua sucia. Su mano estaba en el interior del barril con agua limpia.    
― Muy bien― Lo felicitó el anciano palmeándole el hombro. Había pasado la primera prueba.
Para la segunda prueba entraron a otra habitación, en un costado había cientos de ramas y leña, de diferentes formas y tamaños, en el otro, decenas de distintas herramientas, serruchos, tijeras, hoces, machetes y otras extrañas herramientas filosas, que Charly nunca había visto en su vida.            
― Ahora, Charly, te toca hacer tu propia varita― Al escuchar estas palabras el niño lanzó una carcajada de emoción ― Elige una rama, y una herramienta para tallarla, puede ser del tamaño que quieras y con la forma o dibujos que te plazca.
El niño revisó el montón de ramas, y eligió una delgada y elástica, no muy larga, ni muy corta. Luego tomó un cincel, con el cual le sacó la corteza áspera a su rama, hasta dejar la superficie lisa y suave.   
El anciano miró la varita muy sorprendido:
― Excelente, yo a tu edad nunca se me hubiera ocurrido cosa igual― Dijo felicitando al chico con una enorme sonrisa ― Tamaño perfecto, el grosor indicado, y la superficie lisa, para que la magia no se atasque en ella― El anciano contempló la varita muy de cerca, muy sorprendido.    
El niño sonrió orgulloso, no había nada que le gustara más que recibir elogios.
La tercera prueba fue una de las más difíciles.
El mago llevó al niño al bosque, y estuvieron caminando sin parar por horas:
― ¿Qué estamos buscando, maestro?― Preguntó el niño con las mejillas rojas, hacía horas que estaban caminando por el bosque sin ningún rumbo fijo.
― Cuando veas algo, lo que sea, y lo sientas correcto, ¡Tómalo!― Le dijo el anciano ― Sí te rindes ahora, ya no hay vuelta a tras, no puedes descansar hasta encontrarlo, solo hay una oportunidad para demostrar que eres digno de ser un mago. Yo estuve dos días buscando eso.
― Pero ni siquiera sé que es eso que debo buscar― Dijo el niño fastidiado, estaba planteándose que sería mejor abandonar la búsqueda, si ser un mago traía tantos conflictos y cansancios, sería mejor volver a su antigua y simple vida de granjero.  
Estuvo a punto de abandonar, de rendirse, pero lo sintió, aquello que esperaba sentir. Al fin supo que era lo que estaba buscando. Charly Smile vió algo que brillaba escondido entre la espesura de un arbusto, se arrodilló frente a él, e introdujo su pequeña mano sobre las filosas espinas del arbusto, la hundió en busca de aquello que brillaba.  
Retiró su mano del arbusto, toda ensangrentada, las espinas habían cortado la piel de sus pequeños dedos, pero valía la pena el dolor. Había encontrado la empuñadura para su varita.   
Observó el extraño medallón entre sus manos, nunca había visto algo igual.  
― ¡Encontraste la moneda de un duende!― Le dijo el mago abriendo sus ojos con entusiasmo ― Simboliza riqueza― Le dijo ― Muchos piensan que simboliza la riqueza material, pero se equivocan, simboliza la espiritual, ¡Bien hecho!― Rió el mago.
Charly posó la moneda sobre el extremo de su varita, y esta mágicamente se fundió a la madera.
― ¿Qué es tu empuñadura?― Le preguntó Charley a su maestro.
― Es el cráneo de un dragón, ¿Sabes lo que simboliza?― Charley negó con su cabeza ― Poder y sabiduría.
El mago le dijo que lo había hecho perfectamente, que ningún mago en la historia, había completado su entrenamiento en tan pocas pruebas. Dijo que faltaba solo una, la última, y que esta marcaría su interior, su camino:
― Los magos pueden tener distintos tipos de destinos, esta prueba, nos mostrara el tuyo.
― ¿Es muy difícil?
― No, en realidad, será la más fácil. Tu primer hechizo, es infinito, posible en cualquier aspecto.
― ¿Eso qué quiere decir?
― Que puedes hacer cualquier cosa. Hasta la más imposible de las ideas, en este momento, es posible. Así que elige bien cual será tu primer hechizo, eso delimitará tus extremos con la magia, hasta donde podrás llegar, tu papel en la historia. ¿Cuál será tu primer hechizo?   
Charly no pensó mucho en su primer hechizo, sabía muy bien que era lo que más quería en todo el mundo.
Volvió a su granja, en busca de su padre, lo encontró durmiendo en su cama, débil, pálido y cerca de la muerte. Extendió su varita sobre su padre, deseando su sanidad.
Aquel hechizo lo convirtió en uno de los magos más poderosos del mundo entero, su magia no tenía límites, al igual que su bondad.   




19 comentarios:

  1. Lindo final. Un hechizo altruista lo convirtió en uno de los mejores magos. Me parece gracioso el apellido del niño, aunque debido a su significado demuestra que es un chico bueno. Je, je, je, je.

    Por cierto, tienes un pequeño GRAN error. (Pongo en énfasis "gran" porque estoy cansado de verlo, ji ,ji) "¿Acaso nunca te cayas?" Ese "cayas" va con LL. ¡Me sangran los ojos al ver semejante error. ¡Les quitaría el yeísmo (creo que se dice así) para que aprendan a distinguir la "ll" de la "y"! Luego de darles varios reglazos con la regla de metro. Je, je, je, je.

    Que tengas una bonita tarde. ¡Saludos!

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    1. Gracias por leer y comentar.. y hacerme ver de mi "GRAN" error, jeje que verguenza!! Ahora mismo lo arreglo. :)

      Un abrazo!

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  2. Tal vez esa curiosidad, ese afán de preguntar, era una condición para ser mago.

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    1. Muchas gracias El Demiurgo de Hurlingham por leer mi cuento y por tu comentario :)
      Un saludo

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  3. ¡Hola!

    Me ha gustado el relato o la historia, ¿La has escrito tú, no?, Voy a investigar más por el blog. Por cierto, ya tienes nueva seguidora:)

    Besos

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    1. Bienvenida Alba Lippuvia al blog!!
      Si, lo he escrito yo, me alegro que te haya gustado el cuento!!! :)
      Un abrazo :)

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  4. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  5. Hola Cynthia, gracias por tu comentario en mi blog:http://hayquedespertar.blogspot.com.es/ Espero poder leer con detenimiento tu blog pero de momento lo que he leído me ha gustado.

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    1. Gracias a ti Borja por devolverme la visita.
      Me alegro que te gusten mis textos.
      Buen fin de semana :)

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  6. Hola! Me gusta mucho tu blog!! Seguirías el mio? viajandoentrelibrosinfinitos.blogspot.com.ar Estaría muy agradecida♥ Besos

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    1. Muchas gracias por tu visita, me alegro que te guste mi blog, ahora mismo paso por el tuyo. Un abrazo :)

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  7. Hola!
    Me ha gustado mucho este relato. Enhorabuena por el blog! Feliz lunes!
    Un abrazo

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    1. Muchas gracias Fran Lorenzo por leer y comentar. Me alegro mucho que te haya gustado mi cuento. Un saludo

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  8. Un relato ameno y entretenido, mi querida Cynthia, me gustó así como me gusta tu estilo de narrativa. Cuando te referías a la barba del mago, colocaste "bello" y supongo que te referías a "vello", un pequeño aporte de mi parte con el ánimo de ayudar. Felicidades, querida Cynthia. Besos!

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    1. Muchas gracias Alonso por leer y comentar. Tuienes razón, es Vello, no bello, un error que he pasado por alto, muchas gracias por hacermelo ver, ahora mismo lo arreglo.
      Un saludo.

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  9. Precioos hasta el final. Un mago con un gran corazón. Genial. Un besillo.

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    1. Muchas gracias María por leer, me alegro que te haya gustado el cuento. Un saludo :)

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  10. Saludos, como comenté en otro sitio cuando leí este relato, tanto la foto como la historia me han hecho sentirme inmerso en una historia del Mundodisco de Terry Pratchett, que es un universo que me encanta. Incluso el mago se da un aire en la forma de ser a Rincewind, un personaje simbólico de este mundo literario.

    Es cierto que hay algunos acentos que no están bien usados, pero eso son nimiedades, lo importante es valorar el texto. Y me ha gustado bastante, e incluso me ha dado cierta pena que haya sido de final definitivo (estaría bien ver más de las andanzas de Charly).

    Ha sido un placer leerte Cynthia, te animo a visitar mi blog por si yo también gano una lectora más contigo :)

    http://laburbujaliterariadejc.blogspot.com.es/

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    1. Bienvenido al blog!!!
      Muchas gracias José por leer y comentar, me alegro muchisimo saber que te haya gustado mi cuento.
      Ahora mismo me paso por tu blog, un saludo :)

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