— ¿Qué
está haciendo, agente Miller? — Le preguntó su compañero al descubrirla detrás
de su escritorio con un libro en la mano. El libro era infantil, tenía una
portada colorida, de un vampiro bebiendo sangre en una copa.
— Estoy cerciorándome sobre el
caso, la verdad no quiero convertirme en vampiro — Mark la miró con una media
sonrisa oculta, no quería reírse delante de ella para que piense que se estaba
burlando, cuando en realidad nunca lo haría — Según este cuento infantil, sólo
me puedo convertir en vampiro si yo bebo la sangre de un vampiro, parece que
tendría que pasar por un ritual o algo así.
— Eso es un cuento, no puedes
quedarte tranquila por eso — Dijo Mark agitando una hoja como si intentara
espantar moscas invisibles— Pero deberías quedarte tranquila con mi estudio.
— ¿Qué estudio?
—De sangre— Le respondió su
compañero alcanzándole la hoja con el informe para que ella misma lo viera — El
estudio dio negativo, no parece haber ningún tipo de mutación de ningún tipo.
Quédate tranquila.
Natalia miró las líneas del
respecto medico, y sintió un alivio enorme, como si algo que estuviera haciendo
presión en su pecho hubiera desaparecido.
El teléfono sonó chillando de
forma aguda, taladrando los oídos, la agente Miller dio un salto en la silla
por la sorpresa y luego atendió.
— Sí — Dijo a través del
micrófono del teléfono — Sí, es el laboratorio de Mark Johnson. Ah, ya veo.
Ahora mismo nos dirigimos hacia allí — Y con eso colgó el tubo del teléfono,
miró a Mark quien la observaba de forma expectante — Nos esperan en la oficina
del jefe de la policía.
— ¿De García? — Dijo Mark
abriendo sus ojos rasgados con sorpresa — Espero que no sea por nada malo.
Ya en la oficina, los agentes
esperaron a que un hombre oscuro, de ojos grandes y cabeza calva los invitara a
pasar al interior su oficina, él era René García, el jefe de la policía de
Penynton.
— Tomen asiento — Indicó el calvo
señalando hacia los sillones que se situaban delante de su escritorio de metal.
Los agentes tomaron asiento, Mark
sintió el sillón endemoniadamente incomodo, como si estuviera sentado sobre un
almohadón de rosetas de hierro, no sabía si era así de incomodo o su mente le
estaba jugando una mala pasada producto de la tensión de ser llamado a la oficina
del jefe. Se removió un poco intentando aplacar la tensión, pero nada servía.
— Los he llamado por que toda la
ciudad se ha enterado lo que paso en el Desfiladero del Diablo con el vampiro.
Y con eso se han incrementado los casos reportados sobre cosas inexplicables.
Como ustedes se desempeñaron de una manera formidable en el caso de Emilia
Beltramo, alias la vampiro de Penynton, quiero abrir una nueva unidad de casos
especiales, ustedes dos serán asignados de inmediato a esos puestos — El hombre
bajó la mirada, mirándolos con sus ojos
negros, como si esperara maravillas de ellos — Aquí tienen su primer caso —
Dijo extendiéndoles una carpeta de color marrón madera — Su nombre es Charlotte
Teismann, soltera, cuarenta años, desaparecida desde hace dos semanas, un
vecino, Rey Ramos, denunció una mascota desaparecida y haber escuchado ruidos
extraños en la casa de la señora Teismann.
Natalia tomó la carpeta entre sus
manos y abriéndola revisó el informe.
— ¿Y qué tiene de especial este
caso? — Preguntó lo más educadamente posible, hasta ahora no había escuchado
nada raro digno de la unidad especial.
— Hoy a la mañana mandé una
patrulla a comprobar la casa. Nunca volvieron.
¿Podría ser un asesino suelto?,
pensó Natalia Miller, que nada extraño debe ser, pero sintió un escalofrió
subir por su espina dorsal que le hizo creer lo contrario, lo cual le indicaba
que seguramente no era algo humano aquello con lo que se encontrarían en la
casa de Charlotte.
— Ahora mismo vamos en camino —
Dijo Mark levantándose de su sillón, antes de retirarse de la oficina dio un
medio giró y miro a René García — Gracias por asignarnos a esta nueva unidad.
No lo vamos a defraudar.
Mark manejó su Chevrolet Impala
color plata hasta la dirección señalada. Estacionó su auto detrás de una
patrulla, la cual se encontraba en marcha y con la puerta del copiloto abierta.
Mark y Natalia caminaron hasta la patrulla, no se veía nada extraño en su
interior, parecía que la hubieran dejado así porque pensaban volver pronto,
pero la patrulla estaba en la calle desde la mañana. Mark luego de darle una
última mirada, y comprobar que no podía sacar más información de ella, apagó el
motor y cerró la puerta.
— Que extraño — Masculló Natalia
viendo a Mark acercarse a la casa del vecino, la agente lo siguió por detrás.
Mark tocó a la puerta e
inmediatamente detrás de ésta salió un hombre que frecuentaba los cincuenta
años, de rostro delgado y con cabello castaño mezclado con alguna que otra
cana. Los miró por detrás de sus lentes gruesos, y abriendo las aletas de su
nariz habló con voz apagada.
— ¿Si?, ¿Qué están buscando?
— Somos los agentes Natalia
Miller y Mark Johnson — Le indicó el agente mostrándole su placa.
— Ah, ya veo. Vienen por Charlotte.
— Queríamos hacerle algunas
preguntas — Le aclaró la agente Miller.
— Charlotte no sale de su casa desde
hace semanas — Le explicó éste, con medio cuerpo escondido detrás de su puerta,
como si temiera salir al exterior.
— Creí que estaba desaparecida —
Dijo de inmediato Mark.
— No. Nunca salió de su casa.
Tobías desapareció el miércoles. La mujer siempre odio a mi perro, seguro lo
tiene ella, al igual que los oficiales que vinieron a la mañana. He estado
espiando por la ventana todo el día, los vi entrar, pero nunca salir de vuelta.
No sé en qué andará Charlotte, pero seguro debe ser algo tan malo como ella —
Rey tembló ligeramente cuando le llegó la brisa de afuera— Ahora déjenme solo.
Me pone intranquilo salir afuera, con esa loca suelta — Y con eso Rey Ramos
cerró la puerta detrás de él, dejando a los agentes solos en su pórtico.
Mark y Natalia intercambiaron una
mirada curiosa, el hombre se veía muy asustado de su vecina.
Johnson vio a Natalia abrir sus
anchos labios rosados para decir algo, estaban ligeramente húmedos, eran
hipnotizante. Pero antes de que su boca profiriera palabras con su dulce voz un
ruido proveniente de la casa de Charlotte Teismann la interrumpió, sonaba como
a madera cayendo y partiéndose en dos pedazos.
— Hay alguien en la casa — Dijo
finalmente Natalia corriendo hacia el pórtico mientras desfundaba su pistola.
Sintió una mano que le apresaba el antebrazo, ella se giró rápidamente,
mientras por su mente pensaba lo peor, pero se encontró a su compañero, que la sostenía
de forma protectora, mirándola con sus ojos negros orientales, mientras su
cabello oscuro bailaba por su frente empujado por la brisa que estaba tomando
fuerza.
— Ten cuidado — Dijo él con una
expresión en sus ojos que Natalia no supo interpretar — Si Emilia Beltramo se
convirtió en ese monstruoso murciélago, no quiero pensar que puede encontrarse
allí dentro.
— Lo de Emilia Beltramo es un
caso aislado. La unidad especial a la que fuimos asignados es totalmente
irrelevante en nuestra comisaria. Casos como esos no pasan dos veces — Le respondió
ella sacudiendo levemente su brazo para que él la soltara, Mark cedió el agarré
de su brazo como si estuviera soltando algo de frágil porcelana.
— Ojala tengas razón, agente
Miller — Le respondió Johnson tensando la mandíbula, algo en la casa de
Charlotte le inquietaba, temía que algo realmente increíble se encontrara
dentro.
Mark Johnson dio varios pasos
adelantándose, creía que si él era el primero en entrar Natalia tendría una
oportunidad de salvarse si las cosas se salían de control. Mark miró la puerta
de arriba abajo, la superficie estaba rajada, como si algo la hubiera golpeado
desde el otro lado. Realmente no le gustaba nada esta casa. Tomó valentía y
golpeando sobre la callosa madera esperó a una respuesta, que nunca vino.
Esperó unos segundos y volvió a llamar a la puerta con tres golpes, pero de
nuevo no hubo contestación. Ese fue el momento de desfundar su arma, el metal
negro brillo al reflejo del sol de la tarde. Giró el picaporte lentamente,
esperando que esté cerrado, pero para su sorpresa, la puerta estaba sin llave.
Mark empujó la puerta y ésta se
movió rechinando, como si estuviera quejándose de ser abierta. El interior de
la casa estaba oscuro. Los agentes avanzaron entre sombras, sintiendo el peso
de la pistola en sus manos, y la respiración de su compañero.
En un momento Mark sintió algo
parecido al algodón pegarse en su rostro, cuando intentó sacárselo se dio
cuenta que se estaba enredando en algo que lo inmovilizaba.
— Miller, ¿Traes la linterna?,
necesito un poco de luz aquí.
Natalia rebuscó en su campera
hasta encontrar la linterna, con ella alumbró las paredes y el piso hasta
encontrar a su compañero, al verlo su corazón se agitó nerviosamente, nunca
había visto nada igual. ¿Qué era esa cosa?
Mark Johnson se había enredado en
lo que parecía ser una enorme tela de araña con gruesos cordeles blancos que
bajaban desde el techo. Se encontraban por todos lados, techo, paredes, en los
sillones, lámparas, escaleras. La agente, con algo de repugnancia ayudó a su
compañero a salir de las telarañas, rasgando los pegajosos cordeles con sus
manos.
— Debes admitir que esto es muy
raro — Le dijo su compañero una vez que estuvo liberado — Charlotte es un caso
para la unidad especial.
Natalia lo miró, con un gesto
vergonzoso pero al mismo tiempo arrogante, era lo bastante orgullosa como para
retractarse. Sabía muy bien que este no era un caso normal, pero se resistía a
admitirlo hasta último momento.
— Son sólo telarañas — Dijo ella,
y Mark escondió una sonrisa interpretando la mentira en sus palabras, ni ella
misma estaba convencida de lo que decía.
— ¿Qué es eso?, parece un… —
Capullo de araña quiso decir Mark, pero se detuvo, como si la frase tuviera
vida propia, era mucho para procesar.
Una enorme bolsa blanca
descansaba sobre la pared, hecha de los mismos cordeles pegajosos de las
telarañas. Mark caminó hasta ella, y hundiendo los dedos sobre su superficie
algodonera lo partió en dos, develando el secreto que escondía en su interior.
Natalia escondió un gritito ahogado
detrás de su garganta al ver lo que su compañero había descubierto.
— ¿Tobías? — Preguntó Miller al
ver el perro de Rey Ramos dentro de la bolsa, éste indudablemente estaba
muerto, incluso podría decirse que parecía petrificado, como si su piel y músculos
se hubieran secado mediante un extraño proceso.
Mark quiso decir algo, pero sus
palabras fueron interrumpidas por un sonido a pesadas pisadas en el piso
superior, como si un enorme animal corriera por el piso de madera.
Johnson y Miller se dirigieron
hacía la escalera, la cual estaba inundada de telas de araña que iban y venían,
intentando esquivarlas fueron subiendo escalón por escalón, evitando hacer el
menor ruido posible.
Ya en el piso de arriba, las
telarañas se multiplicaban, volviéndose mucho más espesas, se encontraban por
todos lados, las paredes desaparecían detrás de una capa blanca de redes gruesas.
Una sombra colosal se arrastró
por la pared de enfrente, ocultándose dentro de una habitación, los agentes no
pudieron ver que era, porque la casa estaba a oscuras, pero pareció ser un
enorme animal, posiblemente un oso, por su tamaño.
Los agentes, caminaron uno detrás
del otro en dirección a la habitación donde pareció ocultarse el animal.
Dentro de la habitación, la agente
Miller iluminó con la luz de su linterna sobre las sombras de la penumbra,
intentando encontrar aquello que habían visto. Otra bolsa se hallaba colgada en
la pared más próxima, y Mark igual que con la anterior la abrió para ver que
ocultaba en su interior.
— Agente Laiker — Murmuró el
agente Johnson casi sin voz, mientras Miller sintió la bilis ascender por su
garganta, amenazando con salir al exterior, intentó evitar las nauseas y volvió
a concentrarse en el caso.
El agente Laiker era un hombre
pasado los treinta años, en la comisaria todos lo conocían por su buen humor.
Ahora mismo se encontraba muerto en una bolsa de telaraña, igual que el perro
Tobías, sólo que se lo veía más fresco, como si hubiera sido encerrado en el
capullo sólo hace un par de horas.
La sombra volvió a desplazarse
por la pared contraria, Johnson de inmediato se colocó frente a su compañera,
apuntando con la boca de la pistola hacía adelante, esperando que algo
apareciera en su visión nuevamente, pero nada volvió.
El agente comenzó a avanzar donde
vio moverse al animal por última vez, un enorme tumulto viscoso y sólido se
levantó ante sus ojos, con largas patas peludas, con un abdomen y rostro humano
de mujer, pero con el trasero y patas de
una enorme y horrible tarántula, entre sus patas delanteras sostenía a un
agente, dándolo vuelta mientras con la ayuda de sus pedipalpos le iba tejiendo
una telaraña a su alrededor. El agente, quien Mark y Natalia reconocieron al
instante, se llamaba David Brooks, se lo veía inconsciente, dejándose entretejer
por la monstruosa araña.
Cuando la enorme araña vio a los
agentes, tiró a Brooks al suelo, y saltó hacía Mark, quien descargó un par de
tiros sobre el abdomen del arácnido. La araña retrocedió asustada, las balas la
hirieron, pero no de muerte. La araña caminó sobre la pared saliendo por la
puerta de la habitación.
Natalia corrió hasta el agente, y
con sus manos retiró la telaraña que cubría su rostro.
— Está vivo — Aseguró después de
comprobar su pulso en el cuello del hombre inconsciente.
Los agentes luego de asegurarse
que el agente Brooks estaba con vida, salieron por la puerta, detrás de la
enorme araña. En una habitación vecina se escucharon ruidos de movimiento. Mark
entró de manera agazapada, intentando ser lo más sigiloso posible. Cuando
Miller le siguió se encontró sola dentro de la habitación, no veía a su
compañero por ningún lado.
— ¿Agente Johnson? — Dijo — ¿Dónde
está? — Dijo con algo de preocupación en su voz, mientras su mente era invadida
por la peor de las suposiciones.
Fue arrastrando los pies por la
madera del suelo en dirección al interior de la habitación, donde se hallaba
una enorme araña de cristal colgada del techo, sintió un repentino
estremecimiento, los muebles del cuarto estaban cubiertos por una seda blanca,
el olor era horrible, a putrefacción.
Un grito, el cual reconoció que
provenía de Mark, cortó por la habitación, ella apresuró el paso, intentando
mantener el miedo a raya, ella sabía que si uno se deja llevar por el miedo no
se puede actuar racionalmente, su compañero podía estar en peligro y ella no podía
permitirse caer en el temor.
Sus pasos la llevaron hasta una
escena horrible, la araña había clavado sus quelíceros sobre la cintura de su
compañero, inyectándole así una buena cantidad de veneno a su organismo, Natalia
podía ver como su compañero iba cayendo lentamente en la inconsciencia, no
importara que quisiera luchar, iba perdiendo las fuerzas de manera procesual.
Natalia apuntó su pistola hacía
el insecto, pero temió en apretar el gatillo y herir a Johnson. Entonces optó
por disparar hacía la pared contraria.
Presionó el gatillo y la bala
salió despedida produciendo un estruendo sonoro, cortó por el aire, hasta
alojarse en la pared que se interpuso en su camino, la araña se asustó por el
estruendo y soltó al agente, quien cayó al suelo haciendo un ruido seco, Natalia se estremeció al escuchar
el ruido que hizo el cuerpo de su compañero al chocar contra el suelo.
Una vez que Mark ya no estaba estorbando
en la mira, le disparó nuevamente a la araña, la cual se estremeció al recibir
el disparo pero siguió con vida, casi sin parecer herida. Natalia Miller
comprendió que era en vano dispararle al insecto, sus pequeñas balas parecían inútiles
contra la enorme y peluda bestia frente a ella, en cambio optó por tirar la
última bala que le quedaba en dirección a la araña de cristal que colgaba del
techo, está se descolgó del techo y cayó en picada sobre el insecto, aplastándolo
y cortándolo con los cristales rotos. La araña movió las patas unos segundos y después
se contrajo quedándose inmóvil. Muerta.
Natalia corrió y se arrodilló frente
a su compañero quien estaba pálido como un muerto, pero podía notar a través de
su ropa su pesada respiración. Le acarició la mejilla y la sien, sintiendo su
alta temperatura, su corazón se estrujó al comprender que se encontraba en muy
mal estado.
Un par de días después, Natalia
abrió la puerta de la sala, sintiéndose cegada ante tanto blanco, paredes
blancas, piso brilloso, cortinas como la nieve, y un perfume de ambiente que le
recordaba al invierno. En la habitación había dos camas de sabanas blancas, en
una descansaba Mark Johnson y en la otra David Brooks.
— ¡Ah!, ¡Nuestra salvadora! — Exclamó
David al verla atravesar por la puerta.
Mark no pudo ocultar la sonrisa
en su rostro al ver la presencia de su compañera en la sala, que parecía
resaltar con su cabello dorado sobre la pared blanca marfil.
— No soy la salvadora ni héroe de
nadie, sólo hice mi trabajo, cosa que ustedes también hubieran hecho en mi
lugar— Respondió Natalia, más que segura que había hecho su trabajo como se
debía.
— Bueno, pero si yo hubiera matado
a una araña gigante no me molestaría que me llamen héroe — Dijo David incorporándose
en la cama hasta quedar sentado, Mark hizo lo mismo.
— El agente Johnson mató un murciélago
gigante y él tampoco se jactó de ser un héroe — Dijo la agente mirando a su
compañero, mirándolo con orgullo escondido detrás de sus ojos, hasta la fecha la
había salvado de un vampiro y se había curado del veneno de una araña mutante,
ya que había estado al borde de la muerte.
— Como dijiste antes, es nuestro
trabajo — Dijo Mark — Además no era una araña, era Charlotte Teismann. No sé cuáles
son el conjunto de circunstancia que la llevaron a convertirse en esa cosa,
pero no dejó de ser una persona.
— No podemos jactarnos por haber
matado personas que eran inconscientes de lo que hacían — Agregó Natalia.
David miró a los agentes, de
forma pensativa, como si una idea se estuviera formando en su mente, y les
habló convencido de lo que decía.
— Tienen razón. Eran personas después
de todo, pero algo las llevó a convertirse en lo que eran. Algo, no sé qué,
pero algo sucede en Penynton.
Esto parece una nueva versión de Expedientes Secretos X, salvando las diferencias. Ahora un humano se convirtió en una araña. En un principio creía que sería una especie de Jyorogumo, una criatura del shintoísmo que si bien tenía forma humana, una mujer en concreto, podía transformarse en una araña. Esta criatura era el terror de los samurais, aunque en ocasiones eran benévolas (cosas japonesas, mejor dejarlas a un lado cuando no se entienden. Je, je, je, je.)
ResponderEliminarAntes Natalia Miller fue atacada por un murciélago gigante antropomorfo y ahora Mark Johnson recibió una buena dosis de veneno... Si siguen así se convertirán en mutantes extraños. Je, je, je.
Me intriga lo siguiente que vendrá: ¿será un Mothman, un hombre-búho (aunque las leyendas de éste son tontas a mi gusto), o una sirena?
¡Ah! Ya que hablé del shintoísmo podrías encontrar criaturas interesantes ahí... Eso sí, ármate de paciencia porque los nipones tenían imaginación y han creado millones de bestias (y no es broma. Je, je, je.)
Por cierto, me di cuenta que pronto tu blog cumplirá su primer añito. Ji, ji, ji. A ver con qué nos sorprendes para la fecha. :-)
Que tengas una gran semana y culmines bien tu día. ¡Saludos!
Gracias Nahuel por leer y comentar..
EliminarLos expedientes secretos x es mi serie favorita, puede que esten inspirados un "poco" en ellos, pero intente darle su toque original, ya que me parecio que hacer una copia no tenía mucho sentido.
Gracias por el consejo, voy a estudiar un poco a los japoneses ahora, ya temía que me iba a quedar sin ideas, jeje...
Si, elprimer añito del blog se acerca, y sí, estoy preparando algo, sólo espero terminarlo para antes del 31, jaja.
Que tengas una linda semana..Un abrazo.
No puedo criticar a una gran escritora..por la sencilla razón que me encanta cada letra de lo que escribe.... Solo puedo decir que esperamos la continuación. La tematica esta perfecta, original; algun despiadado podria decir que ya eso sucedió con el hombre araña y lo catalogaría de Fanfiction... Pero no es así, por el desarrollo tan propio del estilo tan personal de la escritora, que siempre nos deja en el subconciente tantas tramas (impuestas por su desarrollo) que simplemente es MAGNIFICA. Edrapcor
ResponderEliminarMuchas gracias Edrapcor por comentar y leer, me alegro mucho que le haya gustado el cuento, del cual vendran más sobre estos personajes.
EliminarUn abrazo.
Increible el relato, muy bueno y muy dinámico, me ha encantado, la verdad no me esperaba encontrar algo tan bueno, cuando el azar me condujo hasta tu blog.
ResponderEliminarSaludos y felicitaciones.
Muchas gracias Javier por leer y comentar el cuento, me alegro que hayas encontrado mi blog y te haya gustado.
EliminarUn saludo.
¡Hola! Te he nominado al premio Best Blog, por favor, pásate por mi blog http://wwwbarbarita15.blogspot.com/2016/01/premio-best-blog.html para responder las preguntas, ¡te espero!
ResponderEliminarMuchas gracias por la nominación
EliminarQue gran historia. Tiene peligro, misterio y la pregunta de cual es la causa de las transformaciones.
ResponderEliminarMe gustaría que sigas con estas historias.
Un abrazo.
Muchas gracias por leer. Me alegro que te gusten las historias voy a seguir scribiendo sobre ellas. Van a ser cuentos individuales, pero que tienen un hilo conductor.
EliminarUn saludo.
Me ha encantado. Tanto la temática como tu forma de escribir. Enhorabuena.
ResponderEliminarMe alegro mucho que te haya gustado mi cuento. Gracias por leer.
EliminarUn saludo.